No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven”. Bill Cosby

Esta frase define de forma muy interesante lo que a mi juicio está pasando con el “conflicto por la prescripción enfermera”. El debate abierto por este tema está alcanzado ya unas cotas de despropósito que me sobrepasan. Parece como si los que tienen los ojos abiertos estuvieran alejados de la realidad y miran desde unos despachos tan en las alturas que les cuesta ver lo que hay debajo. Por otra parte, si que parece que los ojos de otros, los de la Administración Sanitaria de Madrid, están cerrados y a diferencia de la frase de inicio, parece que dormidos.

Vemos cada día cómo las informaciones sobre este problema, que se ha generado con intenciones que sospecho pero no quiero reconocer, aparecen en medios de comunicación y son todas ellas referidas a recursos, opiniones, posicionamientos, etc. de las más altas instancias de Organizaciones Profesionales y Administración. Mi duda está en saber si realmente debajo de esta marejada hay realmente una corriente. ¿Qué opinan los médicos y enfermeras de a pié? ¿Alguien les ha preguntado? ¿Es que realmente había una demanda de fondo y problemas? Yo creo que no, sinceramente. Durante años hemos convivido los profesionales sin tener problemas, y más que eso, siendo colaboradores necesarios y buenos compañeros. Nos hemos entendido, nos hemos ayudado, no hemos cuestionado nuestras competencias y nuestra formación.

En estos momentos de zozobra profesional, de recortes, de paro, de contratos basura, de pérdida de plantilla, de paralización de carreras profesionales, de ninguneo, etc. y después de demostrar que la unión de todos terminó con el malvado plan de privatización y algunos Consejeros, aparece esto y de nuevo la Administración con su silencio fomenta que entremos en la trampa, la descalificación, las guerras entre profesionales, que no benefician a nadie más que a ellos, los dirigentes de la Administración Sanitaria. Mientras nos estamos pegando en los despachos de las Organizaciones Profesionales, no hablamos de hacer frente común y dar respuesta a la paralización de los procesos de negociación, a seguir sacando adelante los muchos temas pendientes que realmente preocupan a los profesionales.

Nunca aprenderemos. Es lícito que cada profesión defienda sus intereses, no puede ser de otra manera. Pero creo que no es justo hacerlo y con ello generar problemas a otros, o incluso a los pacientes. En este caso concreto, la responsabilidad y el origen del problema está en un Real Decreto elaborado por el Ministerio de Sanidad, pero todo hay que decirlo, la aplicación del mismo y la “corrección e interpretación” depende de quienes tienen las competencias transferidas, y estas son las CCAA y sus Consejerías de Sanidad. ¿Y qué hacen estas? Pues algunas reaccionan y hacen recursos, que son “postureos” que buscan la foto y el voto, y otras simplemente callan y permiten que el debate se mantenga y con ello se olviden los verdaderos problemas, que no son otros que las listas de espera, los cierres de camas, las escasas plantillas, las OPEs y la precariedad laboral, la pérdida de derechos consolidados, etc. Vamos, que tienen los ojos cerrados, como dormidos, pero más bien “se hacen los dormidos” y se ríen en silencio.

Hago un llamamiento a los profesionales y a sus Organizaciones representativas para que impere el sentido común, cesen las hostilidades y vean que el “enemigo” no está en los otros profesionales, sino en la Administración que permite estas peleas, las incentiva con sus silencios, y las anima para desviar la atención de los verdaderos problemas.

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