Asistimos en los últimos tiempos a un cambio en el paradigma sobre la forma de entender la Medicina por el propio profesional sanitario. Ya no solo debe poner sus cinco sentidos para devolver la salud a sus pacientes, sino que ahora debe hacerlo también para que no le reclamen.

Esto conlleva poco menos que una nueva manera de entender la relación médico-paciente. Se está produciendo, de forma progresiva, un empoderamiento de este último en la manera de juzgar los resultados del doctor. El médico no es abogado, pero parece que algunos pacientes sí se están convirtiendo en peritos.


"El médico no es abogado, pero parece que algunos pacientes sí se están convirtiendo en peritos"


La consecuencia directa de este cambio de rumbo se traduce en el aumento de la inestabilidad en el concepto de la responsabilidad civil del facultativo. Estas turbulencias redundan en una inseguridad legal del doctor, la cual puede trasladarse a la consulta, a la mesa de operaciones o a su propia casa.

La entrada en vigor del nuevo Baremo de Tráfico en 2016 se ha convertido en la Espada de Damocles para el médico, empuñada por el paciente y el juez. Esto ha supuesto un incremento exponencial de las cuantías reclamadas y, por tanto, de las indemnizaciones. Es ahí donde entra en juego el seguro de Responsabilidad Civil Profesional.

No todos los agentes implicados en el sector asegurador están a la altura de estas exigencias. Estos vaivenes han provocado que se hayan retirado del tablero de juego -y sigan haciéndolo- los encargados de proteger al médico en esa faceta en la que éste ni puede ni debe actuar.

A algunas aseguradoras ya no les salen las cuentas, especialmente porque se han ofrecido primas temerarias que han acabado provocando que con lo ingresado no se haya compensado lo que se ha acabado pagando en concepto de indemnizaciones y en el pago de honorarios a abogados.

Grandes compañías del sector asegurador a nivel mundial, pero con escasa experiencia en el ramo de la Responsabilidad Civil Profesional Sanitaria, han salido de este sector ante un repunte de la siniestralidad que, por cierto, se veía venir.

Por desgracia, ese vacío lo ocupan los oportunistas. Son fáciles de reconocer. Se trata de mutuas o compañías con poco recorrido en la Responsabilidad Civil Profesional que irrumpen con el atractivo del precio.


"El problema es que la desprotección se demuestra cuando es tarde, y el asegurado tiene que hacer frente a gastos e indemnizaciones con su patrimonio"


Tras ese cartel luminoso tan llamativo, solo ofrecen coberturas de andar por casa. ¿Y qué nos queda? Inseguridad y desprotección para el consumidor final, el médico. El problema es que esa desprotección se demuestra cuando ya es demasiado tarde, y el asegurado tendrá que hacer frente a gastos e indemnizaciones con su patrimonio.

Además del aumento significativo de las cuantías reclamadas que comentábamos, nos encontramos con que la aplicación del Baremo no es uniforme. Al fin y al cabo, un juez no es un robot, por lo que establece su criterio de la manera que cree más conveniente, lo que conlleva diferencias importantes en las cantidades fijadas como indemnización. Esto nos induce a pensar que lo más coherente en una situación incoherente es prepararse para lo peor.

Y para ello, no solo la experiencia es un grado, la especialización también. Se debe contar con quien tiene respuestas antes de que se formulen las preguntas: es una elección segura en todos los ámbitos de la vida. En estos momentos de incertidumbre lo mejor para el médico es confiar en aquellos que afrontan estas turbulencias sin sufrir altibajos en su vocación de servicio al profesional sanitario. Desde Uniteco ya hemos afrontado situaciones de riesgo similares en nuestros 50 años de historia, siendo los únicos en España que, en todo ese tiempo, no hemos dejado de asegurar la Responsabilidad Civil Profesional.