En estos días se ha  producido en muchos hospitales el desbordamiento e incluso el colapso en los Servicios de Urgencias. En realidad no es nada nuevo, todos los años se dan situaciones parecidas, aunque este año y después de muchos otros de recortes y recortes la situación está siendo más grave.

La solución propuesta por algún servicio de salud, aconsejando a los pacientes que procuren no acudir en estos días a los centros sanitarios, no ha resultado eficaz: los ciudadanos cuando están enfermos acuden al médico, en busca de su ayuda en el centro de salud o en las urgencias.

Es cierto que en ocasiones algunos pacientes, no se hacen un uso adecuado de las urgencias hospitalarias, pero para evitar estas prácticas se requiere incrementar la educación sanitaria, hacer campañas informativas y sobre todo acabar con la saturación actual de las consultas de los médicos de Atención Primaria.

Precisamente una de las principales causas de estos desbordamientos y colapsos,  aparte de los inevitables incrementos puntuales de la demanda en determinadas épocas del año, es la insuficiencia de plantilla en Atención Primaria y en los propios Servicios de Urgencia de los hospitales.

Los políticos-gestores seguro que nos dicen que las plantillas son las correctas según los estándares y que todo está correcto pero el incremento de la demanda ha sido imprevisible, aunque se produce todos los años.

Pues bien las plantillas de médicos en Atención Primaria son insuficientes, más del 40 por ciento de los médicos de familia tienen cupos 'reconocidos' superiores a 1.500 tarjetas y muchos pediatras –aunque no dispongamos de datos oficiales– también tienen los cupos saturados. Pero además resulta que en muchos centros de salud de todos o casi todos los Servicios de Salud sucede que no se sustituyen los médicos y otros profesionales cuando:

· Están de vacaciones.

· Están de permiso por cualquier motivo.

· Piden una excedencia.

· Están con reducción de jornada.

· Están de baja por una enfermedad o accidente de corta o larga duración.

· Se jubilan.

· Solicitan un permiso sin sueldo.

· Y en otras situaciones que les impiden estar en la consulta y atender a su cupo de pacientes.

Y los pacientes de esos cupos de los médicos, que por cualquier razón están ausentes, se acumulan al resto de médicos del centro de salud. Con lo que se produce el colapso inmediato de unas consultas que ya estaban saturadas (se dan demasiados casos de 60 y hasta 70 pacientes diarios) y aparecen las listas de espera en las agendas de Atención Primaria, que debemos recordar es la entrada al sistema sanitario.

Aunque estas esperas son de muy poco tiempo (unos días), los pacientes que están enfermos acuden con carácter de urgencia a su centro de salud o bien acuden de forma directa, sin pasar por Atención Primaria, a la urgencia del hospital.

Por otro lado las listas de espera quirúrgicas en los hospitales son importantes (más de 550.000 pacientes) y, lo que es más importante, las listas de espera para consulta y para pruebas diagnósticas en las que están incluidos muchos  más pacientes (más de 1.750.000) y que siguen generando demandas asistenciales tanto en Atención Primaria como en las urgencias de los hospitales.

Aquellos que se lo pueden permitir acuden a la sanidad privada, buscando un diagnóstico o tratamiento más rápido; éste sin duda es el motivo de que se esté incrementando de forma importante tanto la contratación de seguros privados como la actividad asistencial de la red privada de asistencia sanitaria.

Los recortes en la sanidad pública han sido muy importantes, si nos fijamos en los datos del ministerio vemos que entre los años 2008 y 2012 el gasto sanitario público se redujo en un 4 por ciento y el de AP en un 8,6 por ciento. El porcentaje del PIB dedicado a gasto sanitario público pasó del 6,7 por ciento en el año 2009 al 6,2 por ciento en 2012 y, lo que es más importante, el porcentaje del presupuesto sanitario dedicado a Atención Primaria en 2008 era del 15,55 por ciento y en 2012 se había reducido hasta el 14,81 por ciento.

Más población, más envejecida, más patología crónica, sumado a menos presupuestos (sobre todo en Atención Primaria) y menos médicos está poniendo al sistema al límite, pues cuando en situaciones normales los médicos trabajan al 100 por 100 de forma mantenida difícilmente pueden hacer frente a los importantes incrementos de demanda que se producen en situaciones determinadas.

En Atención Primaria, los drásticos recortes que ha sufrido han podido afectar a su alto poder resolutivo. Dado el volumen anual de consultas (más de 245 millones en 2012), pequeños descensos en el poder de resolución son suficientes para sobrecargar las urgencias hospitalarias, los propios hospitales y hacer insostenible todo el Sistema Nacional de Salud.

Es hora ya de que, de una vez por todas, a Primaria se le apoye con hechos; de palabras ya estamos cansados, son años y años prometiendo potenciar Atención Primaria.

Presupuestos suficientes y equitativos. Plantillas suficientes y cubiertas las ausencias. ¡¡Esa es la solución a los colapsos en urgencias y  la garantía de sostenibilidad del SNS!!

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