Cuando fui invitado a manifestar mi opinión sobre las virtudes y defectos de la representación profesional de los médicos, pensé que esto es hablar de las relaciones de dos instituciones más que centenarias, como son los colegios profesionales y los sindicatos médicos, en sus relaciones con las administraciones y entre ellas mismas. Por tanto, es hacer referencia a derechos, obligaciones,  competencias, representación y a la invasión de estas competencias, relaciones siempre difíciles, a lo largo de estos últimos cien años, y que hoy se vivencia todavía de forma apasionante.

Por su parte, los colegios profesionales, desde el año 1409 en que se crea la Cofradía de Barberos y Cirujanos y hasta nuestros días, siguen buscando los mecanismos de representación y debatiendo sobre la colegiación obligatoria o voluntaria. Puesta de manifiesto en el decreto de 1898 de colegiación obligatoria, pero muy pocos años después, en 1917, se plantea una fuerte lucha en el seno de la propia institución colegial, entre los partidarios de la colegiación voluntaria ( Dr. Partagas y Dr. Robert) y los de la colegiación obligatoria ( Dr. Ramón y Cajal).

Por el mismo tiempo, el año 1895, se crea el Sindicato Médico de Gerona, unos años más tarde el Sindicato de Madrid, pero ambos dos intentos no se consolidaron. Fue en 1920, con la creación del Sindicat de Metges de Catalunya, cuando se consolida con fuerza  el sindicalismo médico. Pero con las mismas luchas entre los partidarios de la sindicación del médico y los partidarios a la no sindicación (el Dr. Marañón fue un activo defensor del no a la sindicación del médico), posible causa de que en Madrid no fructificara un sindicato tan fuerte como el de Cataluña.

Cien años que en España conviven colegios y sindicatos médicos, con la permanente controversia entre las dos Instituciones, sobre invasión de competencias, sus funciones, derechos, obligaciones y niveles de representación.
Siempre he sido un defensor de la colegiación obligatoria y de la coexistencia y la buena relación institucional, posiblemente por lo que ha influido en mi pensamiento el ejemplo y la historia del Sindicato Médico de Cataluña, del cual he sido su secretario general durante 22 años.

En noviembre de 1920, el Sindicato de Médicos de Cataluña, crea la Mutual Médica, la Cooperativa de Consumo, la Caja del Paro Forzoso, la Bolsa de Trabajo y la Caja de Beneficencia. En esta fecha, y por todas estas estructuras creadas por el sindicato, las dos organizaciones comienzan a caminar juntas, comenzando una labor de proselitismo para que los médicos, tanto colegiados como sindicados, se apunten a los distintos grupos. Esta colaboración se manifiesta hasta el grado de compartir cargos de responsabilidad en las dos organizaciones, y continúa hasta el año 1940, en que se ordena la disolución y expropiación de sus bienes y patrimonio (hoy en día se sigue reclamando la devolución de estos bienes y está pendiente de sentencia del Tribunal Constitucional) por el gobierno de la dictadura. El ejemplo es claro, si se pudo entonces caminar juntos  (como el tren en vías paralelas), ¿por qué ahora no?

En los últimos 36 años, la representación de los médicos ha venido marcada por el mandato constitucional, el cual intenta marcar las funciones, deberes, obligaciones, representatividad y niveles de competencia, de ambas organizaciones:
    
Art 7ª. Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones de empresarios contribuyen a la defensa y promoción de los derechos económicos y sociales que le son propios.
Art.36ª. La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los colegios profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas.

El desarrollo legal de este mandato constitucional podría haber regulado la representación de los médicos de forma más satisfactoria para ambas organizaciones. En estos últimos treinta años, se ha resucitado la vieja polémica sobre la colegiación obligatoria o voluntaria, utilizándose esta por los distintos gobiernos, tanto autonómicos como central, en un chantaje no solo a la Organización Médica Colegial, sino tambien a los médicos en general.

La última incertidumbre se ha generado en este último año, con el Anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales, el cual desde hace dos meses que marea la perdiz: todos los viernes este Anteproyecto está para entrar en el Consejo de Ministros. Después de las seis sentencias del Tribunal Constitucional sobre la colegiación es difícil que esta no sea obligatoria, pero mucho me temo que se incluyan funciones de tutela por parte de la Administración y vacíen de la capacidad jurídica y decisoria a los colegios, recortando los derechos de autogobierno y autorregulación.

Por su parte, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), durante estos 30 años, ha aceptado y participado en los órganos de representación sindical, en la única forma que las leyes reconocen la representación de los trabajadores: las elecciones sindicales, con colegios únicos, en los cuales es dificilísimo obtener representación los médicos, debido a su plantillas (el 17% del total del censo electoral), siendo su presencia en las mesas una representación mínima cualificada.” Es como correr una maratón con la pierna rota”.

¿Es llegada la hora de abandonar estos cauces de representación?

¿Es llegada la hora de buscar los cauces de representación de la profesión médica, como la mayoría de los médicos del mundo?

Creo que sí y este sería el camino. Pongamos nuestra mirada en lo que somos y en lo que hacemos recuperando el placer de ser y hacer de médicos: este médico que posee el conocimiento de la ciencia médica y que es a la vez depositario de la confianza del ciudadano, junto a la reivindicación de la Mesa Propia del Médico, la Mesa del Conocimiento Médico que me gusta denominar. Estos fueron los pilares fundamentales de la creación del Consejo de la Profesión Médica (Cataluña 2006) y del Foro de la Profesión Médica (2008). Inicio de un nuevo camino de representación de los médicos.

El Foro de la Profesión Médica nació con la vocación de unir, cohesionar y coordinar la representación de las instituciones de los médicos, buscando siempre la dignificación de la profesión y la calidad en el ejercicio profesional. Este fue el primer intento serio de búsqueda de la unidad en la representación profesional de los médicos, el cual debería llevarnos a la Casa Común del Médico en donde, como la Asociación Médica Americana (AMA), no se pregunte de dónde vienes sino adónde queremos ir juntos.

Es llegado el momento de que el Foro de la Profesión Médica abandere la rebelión de los médicos y que sea consciente de que, ante el fracaso de los políticos para conseguir el Pacto por la Sanidad, debemos liberar a la sanidad pública de su mal uso político. Los médicos estamos con la fuerza, el conocimiento y el derecho de proponer a los ciudadanos, poniendo sobre la mesa y llevar a cabo el Contrato Social, tal y como defendía Albert Jovell.
    


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