Pone punto y final a uno de los periodos más oscuros de la patronal



29 mar. 2016 13:59H
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Redacción. Madrid
Finalmente, Fernando Redondo ha dimitido y dejado la presidencia de la Federación Española de Farmacéuticos Españoles (FEFE), poniendo punto y final a uno de los periodos más oscuros de la patronal, tanto en lo económico como en sus relaciones con el resto del sector. Su nuevo presidente será  José Luis Rodríguez Dacal.
 

José Luis Rdríguez Dacal y Fernando Redondo.

Rodríguez Dacal, era hasta ahora vicepresidente primero y responsable de coordinación territorial y ordenación farmacéutica. Nacido en A Pobra do Brollón (Lugo) el 17 de agosto de 1948, Dacal ha sido vocal de Ortopedia en el Colegio de Farmacéuticos de La Coruña entre 1994 y 1997 y miembro de la Junta Directiva de la Cooperativa Farmacéutica Gallega (Cofaga). Es también presidente de la Federación de Farmacias de
 
El relevo se ha oficializado durante la junta directiva de la patronal celebrada este martes en Madrid, que ha constatado el final de la carrera de Redondo en FEFE después de 11 años desempeñando cargos de responsabilidad para ser un asociado de a pie. En su despedida, ha asegurado que su salida es un relevo “y no una ruptura, bueno para todos pues los relevos siempre son positivos, al refrescar ideas y proyectos”.
 
A finales de 2015, Redondo dio a conocer su intención de dimitir argumentando razones personales. Sin embargo, las causas de esta decisión parten, principalmente, de los problemas derivados de su gestión. De hecho, durante la misma se han multiplicado los problemas económicos de las asociaciones miembro de FEFE y la reputación de la patronal ha tocado fondo , sobre todo por los acontecimientos precipitados por la presentación de Sefaco (Sistema Eficiente de Facturación y Cobro).
 
Hace año y medio, en la misma semana en la que se celebraba el XIX Congreso Nacional Farmacéutico en Córdoba, el todavía presidente de FEFE dio a conocer Sefaco, que presentó como solución para los problemas de liquidez e impagos que afectaban a las boticas de algunas regiones. Sin embargo, lo que realmente se pretendía con esta fórmula era que la banca se encargara de la gestión del abono de la factura farmacéutica a las farmacias, haciendo que los colegios oficiales de farmacéuticos perdiesen esta competencia.
 
Reproches y críticas
 
La profesión farmacéutica interpretó esta propuesta como una provocación, que fue recibida con reproches y críticas tanto por asociaciones científicas como la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria y Familiar (Sefac) como por presidentes de los colegios como Cecilio Benegas, de Badajoz: "Que FEFE se ocupe de mejorar el convenio colectivo de farmacias que sí entra en sus competencias. Los colegios sabemos lo que tenemos que hacer con las nuestras", indicó al respecto.
 
El precio que pagó la patronal por esta apuesta ha sido su progresivo aislamiento dentro del colectivo farmacéutico. De hecho, en una carta el propio Redondo pidió hace unos meses a la entonces presidenta del Consejo General de la profesión, Carmen Peña, que la Asamblea le recibiera para poder explicar su propuesta.
 
Sin embargo, este encuentro nunca ha tenido lugar y la patronal ha tenido que afrontar no solo que el sector haya desoído su propuesta, sino también su cada vez mayor arrinconamiento dentro de la farmacia española.
 
A espaldas de los miembros de la patronal
 
Al descontento generado por Sefaco no han sido ajenos los miembros de FEFE. De hecho, el fracaso de esta iniciativa minó  el liderazgo de Redondo y de la propia federación como patronal, ya que, además de llevar a una situación cercana a la ruptura de relaciones con los colegios profesionales (principales aliados de los empresarios de farmacia) fomentó el disenso interno.
 
Sin embargo, no es esta la única causa para que las bases de FEFE estén irritadas con su ahora expresidente. El objetivo fundamental de la organización, la negociación del convenio colectivo, acabó en un callejón sin salida que tuvo que resolver un árbitro dictado por el Sistema Interprovincial de Mediación y Arbitraje (SIMA) debido a la incapacidad de diálogo de las partes negociadoras. En este campo de batalla, la patronal tampoco logró uno de sus principales objetivos: que se anulara la ultraactividad del anterior convenio y que no se incluyera en el que finalmente se tuvo que firmar.
 
El ‘canto de cisne’ de Redondo llegó hace unas escasas semanas, a través de un comunicado en el que atacó el lado asistencial de la farmacia, criticando una serie de propuestas de Sefac , particularmente oponiéndose “se opone a la denominación de farmacia comunitaria, al considerar que las farmacias son establecimientos privados que prestan unos servicios de interés público sujetos a las leyes y conciertos vigentes” y “no define el servicio prestado por los establecimientos”.

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