Se trata de una tendencia que no es exclusivo de España, ni de un sector, ni de una ideología, como puede verse en las decenas de casos de la sanidad española



10 oct. 2013 13:30H
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Redacción. Madrid
En España, tradicionalmente, se ha tendido a demonizar la relación público-privada, acompañándola siempre de un halo de sospecha. Sin embargo, en cualquier país avanzado de los que nos rodean es una opción lógica aprovechar las sinergias en beneficio de la comunidad. También los talentos de los directivos, que van de la Administración a la empresa privada y viceversa, conscientes de los conflictos de interés, pero también de la experiencia que pueden aportar. Es cuestión de transparencia.

Por esa puerta han pasado personas como: Elena Arias, Isabel Barreiro, Francisco J. Fernández Perianes, Josep Prat, Federico Plaza, Juan José Francisco Polledo, Regina Múzquiz y Humberto Arnés.

‘Revolving door’, puerta giratoria. Así es como los británicos bautizaron en su día a este fenómeno por el que un alto cargo de la Administración acepta ser directivo en una empresa privada vinculada a su anterior actividad pública. Desde luego, no es exclusivo de España, ni de un sector, ni de una ideología, como vemos en las decenas de casos que hay, sin ir más lejos, en el ámbito sanitario. El último conocido es el de Paloma Leis, ya exviceconsejera de Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha, que aceptaba a comienzos de septiembre la oferta realizada por el Grupo Quirón para ser directora médica corporativa.

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