En muchas ocasiones, el paciente requiere una comprensión de la dolencia más allá de lo físico



16 ene. 2016 11:48H
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Marta Fernández. Madrid
A veces, llegar a comprender a un paciente es muy complicado, aunque según un estudio, bastaría con que su médico les hiciera una sola pregunta una vez están en la consulta.

¿Cuál es la peor parte de esto para usted? Así de simple. Nada de ¿cómo está usted?, ¿qué le pasa?, ¿qué le duele? Sencillamente que el facultativo se interese por saber qué es lo peor de toda la experiencia sanitaria del paciente: si ir hasta el médico, aguardar en la sala de espera, enfrentarse al propio médico o no saber cómo transmitir lo que le pasa, por ejemplo.

Un médico y un paciente, en la consulta.

Según un ensayo publicado por dos médicos estadounidenses y recogido por la revista Time, “una medicina más compasiva y preocupada por sus pacientes comenzaría con la pregunta del doctor, ¿cuál es la peor parte de todo este proceso para usted?”.

“Incluso en las cosas más mundanas que hace un médico cada día tiene la oportunidad de reconocer el sufrimiento y utilizar un lenguaje simple para reconocer fácilmente de dónde viene”, afirma Ronald Epstein, coautor del ensayo y profesor de la Universidad de Rochester. “Sólo tenemos que estar sintonizados para saber escucharlo”, afirma.

Tanto él como Anthony Back, de la Universidad de Washington, revisaron una buena parte de la literatura científica que hablaba de cómo el doctor afronta el sufrimiento de los pacientes, detectando tres estrategias utilizadas por los médicos que, a priori, funcionan.

La primera: “Si se pregunta a alguien, ¿cuál es la peor parte de todo esto para usted?, te sorprenderás de lo que responden”, señala Epstein. “Las respuestas suelen ser en su mayoría de carácter personal y no estar relacionadas con un dolor físico”, explica Epstein. “A veces, la peor parte es la psicológica, o tener miedo a no poder enfrentar los costes de un tratamiento”. “Si sabemos esto podemos responder con empatía o compasión”, señala el doctor, “y saber lo que realmente está experimentando el paciente”.

Según los dos autores,  “una vez que el médico sabe lo que está sufriendo el paciente”, se entraría en la segunda fase, donde éste “se convertirá en un especialista comprometido, auténtico y muy presente”. “Ofrecer compasión, en lugar de hacer que un paciente cruce de nuevo la puerta o derivarle a otro profesional, puede ayudar mucho a mejorar su sufrimiento”, coinciden ambos.

Una práctica para mejorar profesionalmente

El último escalón sería “ayudar a los pacientes a darle sentido a su propio sufrimiento, reenfocando y reconectando a esa persona con lo que es realmente importante para ella”. Eso sí, los autores del ensayo avisan de que este último paso debe ser tomando con “cautela”. “Los médicos pueden acabar, sin quererlo, imponiendo expectativas como por ejemplo que el paciente acepte su enfermedad o que sea un luchador, que implican que ya lo han intentado y han fallado”.

Epstein y Back creen que “aplicar estas técnicas puede ser poderoso y positivo”. “Si un doctor siente que no puede ayudar esto debe ser una señal para conocer mejor al paciente, para ser más curioso, para estar más presente, y, de ese modo, descubrir aspectos del sufrimiento del paciente”, concluyen.

Lo que queda por ver es si estas técnicas se pueden aplicar en un contexto de tiempos limitados para atender a todos y cada uno de los pacientes a los que ve un médico a lo largo de su jornada laboral.
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