Los especialistas han puesto de manifiesto la importancia de las salas blancas para garantizar la producción de células para ensayos



19 feb. 2015 13:27H
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Marcos Domínguez. Madrid

José María Moraleda.

España ocupa un lugar pionero en la investigación de la terapia celular, tanto a nivel preclínico como clínico, por lo que debe seguir apostando por ello para mantenerse como referencia mundial. Es una de las conclusiones a la que han llegado los especialistas reunidos en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid durante la 10ª Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Personalizada, organizada en colaboración con el Instituto Roche.

“Ensayos clínicos en terapia celular en el mundo hay en torno a 400”, ha explicado José María Moraleda, catedrático de Hematología de la Universidad de Murcia y director de la Red de Terapia Celular Española (TerCel). “En Europa hay como 150, y de ellos la pionera, la mejor y más importante es España, con 42 ensayos”, ha destacado. Además, ha apuntado, “somos capaces de llegar al final”, con tres ensayos de fase III en la actualidad. La creación de patentes y empresas ‘spin-off’, así como la transferencia al SNS, son otro de sus puntos fuertes.

Moraleda ha puesto de manifiesto la importancia de esta Red y sus profesionales, con puntos repartidos por todo el país, y su capacidad gracias a la existencia de salas de producción celular, “muy caras de mantener pero que nos permiten hacer ensayos clínicos y preclínicos”, agradeciendo la apuesta por este tipo de instalaciones en anteriores años, “lo que nos permite mirar al futuro con cierto optimismo” en un momento de austeridad, ya que su alto precio de mantenimiento hace que sea un bien escaso a nivel global y pocos países poseen una infraestructura como la española.

Por esa misma razón, Damián García Olmo, catedrático de Cirugía IIS-FJD (UAM) y Jefe del Departamento de Cirugía de Hospitales IDCSalud Madrid, ha llamado a “mantener las salas blancas” y garantizar la inversión en esta actividad. De esta forma, “seremos pioneros en el mundo, porque podremos fabricar las células”.

Federico Plaza, vicepresidente del Instituto Roche, junto a Paloma Martín, viceconsejera de Ordenación Sanitaria de Madrid, en la inauguración de la Reunión.

La dificultad de la traslación a la clínica

García Olmo ha abordado la situación de la terapia celular que, tras generar muchas expectativas hace algo más de 15 años, todavía no ha dado un resultado consistente en su aplicación clínica, remarcando que han ofrecido un “excelente perfil de seguridad” y que donde han fallado es en la eficacia, que hasta el momento ha sido poco significativa. En este sentido, ha recalcado que hace falta mayor investigación y, sobre todo, una regulación adaptada a estos tratamientos, “que en la actualidad están sometidos a la ley del medicamento”.

Entre las razones de su ‘fracaso’ clínico ha apuntado la dificultad en encontrar una ruta de administración de la terapia efectiva, los ajustes en la dosis (“se empezó a trabajar con dosis intuitivas”) y la escasa investigación en la biodistribución y la farmacocinética. La mayor atención sobre estos aspectos y, sobre todo, la aportación de la ingeniería celular –que permitirá una siguiente generación de “células 2.0”– garantiza que la evolución de las terapias celulares no va a quedar estancada.
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