Los eurodiputados critican la inversión de miles de millones de euros contra una enfermedad menos grave de lo que se pensaba



8 mar. 2011 23:28H
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Redacción. Madrid
El pleno del Parlamento Europeo ha aprobado un informe en el que advierte del elevado gasto sufragado para adquirir vacunas contra la gripe A en 2009 y 2010 y en el que reclama revisar los planes de prevención y gestión de futuras epidemias de gripe para aumentar su "eficacia y coherencia".

Los diputados europeos piden nuevos protocolos que eviten los conflictos de intereses en los consejos asesores.

En concreto, los eurodiputados critican en el informe el gasto de miles de millones de euros para adquirir vacunas contra la cepa A/H1N1, que provocó la muerte de 2.900 personas en abril de 2010, frente a las 40.000 atribuidas a la gripe estacional, y han reclamado una mayor colaboración entre los Estados miembros para aumentar la eficacia de planes de prevención de pandemias futuras.

Asimismo, han pedido a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que revise su concepción de pandemia, teniendo en cuenta su gravedad y no sólo la extensión geográfica en el futuro, informa Ep. Por otra parte, la Eurocámara ha instado a los países miembros a facilitar datos como el coste de las vacunas y el número de dosis adquiridas.

En caso de pandemia, piden que consideren la posibilidad de facilitar el acceso de los países en desarrollo a las vacunas y piden una definición estratégica para los grupos de riesgo o vulnerables. Los eurodiputados han reclamado además más financiación para investigar y desarrollar medidas preventivas como los centros nacionales encargados de la vigilancia epidemiológica, virológica y serológica para combatir futuras pandemias.

Con el objetivo de evitar futuros conflictos, el pleno del Parlamento Europeo ha reclamado introducir una definición común de todo conflicto de intereses y que se conozcan las declaraciones de intereses de las autoridades de salud públicas europeas y grupos asesores, teniendo en cuenta que son los fabricantes, y no los Estados miembros, los que tienen la primera responsabilidad de certificar la calidad, seguridad y eficacia de medicamentos concretos, según la normativa europea.

En este sentido, los eurodiputados también reclaman crear un Código Europeo de Conducta para controlar la función de los expertos científicos que asesoran a los organismos públicos europeos y que se excluya en última instancia a expertos del sector farmacéuticos en las decisiones finales de compra.


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