Se emplea de forma paralela



16 oct. 2014 15:42H
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Redacción. Castellón
La caída del cabello es uno de los efectos secundarios a la quimioterapia que más pesa en las mujeres que padecen cáncer. Conscientes de este factor psicológico, oncólogos del Hospital Nisa Rey Don Jaime han comenzado a ofrecer a sus pacientes un tratamiento que, utilizado de forma paralela a las dosis de quimioterapia, reduce considerablemente la caída del cabello hasta el punto de hacer innecesario el uso de pelucas.

Un metabolismo exacerbado caracteriza a las células cancerosas; es decir, estas se dividen y reproducen a un ritmo frenético, notablemente más activo que las células no malignas. Los fármacos quimioterápicos centran su acción en el control de esta reproducción celular anómala, acción que explica que se produzcan efectos secundarios en otro tipo de células especialmente activas como las reproductoras o las que conforman el folículo piloso del cuero cabelludo.

“El 90 por ciento de las células de los folículos pilosos humanos están en continua fase de división activa. La impregnación de dichas células con estos agentes citotóxicos a altas dosis producen una atrofia total o parcial del bulbo de la raíz capilar lo que hace que el capilar pueda romperse o desprenderse fácilmente cuando se lava o simplemente cuando se peina”, ha explicado Jorge Molina, oncólogo del Hospital Nisa Rey Don Jaime.

El tratamiento que se ha comenzado a administrar en el centro Nisa de Castellón se basa en el enfriamiento del cuero cabelludo durante y después de la administración de la quimioterapia. Por una parte se reduce el metabolismo celular de tal manera que las células del folículo piloso entran prácticamente en una situación de hibernación. “Esto hace que no necesiten ningún tipo de alimento ni apenas oxígeno, con lo cual, no se impregnan de ninguno de los citostáticos que circulan por la sangre”, ha aclarado Javier Garde, oncólogo del Hospital Nisa Rey Don Jaime.

Por otra parte, el enfriamiento hace que se produzca una vasoconstricción de los pequeños capilares que irrigan a estos folículos pilosos y eso reduce el flujo sanguíneo de forma considerable a los folículos del pelo. Se consigue así reducir notablemente la llegada de sangre cargada de sustancias nocivas.

Finalmente, el transporte y la asimilación de los agentes citotóxicos pueden ser sensibles a la temperatura, es decir, el efecto de la bajada de temperatura desfavorece y desactiva la acción de los quimioterápicos sobre las células del cuero cabelludo. Los especialistas aclaran, sin embargo, que los resultados del tratamiento están condicionados al tipo de quimioterapia que debe recibir el/la paciente y a las dosis pautadas.

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