La Revista

El Hospital Río Hortega y el Ibsal investigan la relación entre la carga viral en plasma y la gravedad de la enfermedad

La carga viral en plasma determina la inflamación en pacientes Covid-19
Raquel Almansa, coordinadora de la investigación, y Jesús Bermejo, investigador principal.


20 abr. 2021 10:50H
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POR JESÚS MEDIAVILLA
El Covid-19 lleva más de un año siendo declarado como pandemia. A pesar de ello, son muchas las cosas que aún se desconocen del coronavirus. Es por ello que, incluso, a día de hoy, esta enfermedad sigue concentrando la mayor parte de los esfuerzos de la sociedad científica. Así, un reciente estudio conjunto del grupo de Investigación Biomédica en Infección Respiratoria y Sepsis del Ibsal (Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca) y del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid sostiene que la replicación viral incontrolada es lo que causa la inflamación en el proceso vírico.

La investigación, que persigue entender la fisiopatología de la enfermedad grave causada por este virus y ha sido publicada en Lancet Microbe, confirmó que cuanta más carga viral en plasma, “existían mayores niveles de marcadores de inflamación, daño endotelial y tisular, demostrando que el virus juega un papel central en la patogénesis de la enfermedad grave por Covid-19”, según explican fuentes de la Consejería de Sanidad de Castilla y León a Redacción Médica.

Esto va en contra de una teoría muy extendida que defiende que, en la fase inflamatoria de la enfermedad, el virus ya no jugaría un papel relevante. Los hallazgos del grupo investigador apuntan a todo lo contrario, ya que sería “la replicación viral incontrolada lo que causa la inflamación”.


Tratamientos antivirales


En base a estos resultados, los científicos sugieren seguir investigando para encontrar tratamientos antivirales eficaces, “los cuales deberían combinarse con los tratamientos anti-inflamatorios que actualmente se administran a los pacientes más graves”. Del mismo modo, los investigadores insisten en que medir la carga viral en plasma y la presencia de antígeno del virus en sangre “podrían ser herramientas útiles para detectar precozmente a los pacientes que se van a complicar”.

Asimismo, el estudio apunta a que, de la misma manera que sucede con la infección por VIH, los pacientes más graves presentaban una carga viral de SARS-CoV-2 más alta en plasma, “lo cual resulta sorprendente tratándose de un virus respiratorio”. El grupo ha comprobado que los pacientes que fallecieron presentaban “paso de antígeno N del virus a la sangre, lo cual apoya que estos pacientes no son capaces de controlar la replicación del mismo”.


Participantes e involucrados en la investigación


Para alcanzar estos resultados, el grupo de Investigación Biomédica en Infección Respiratoria y Sepsis del Ibsal y el Hospital Universitario Río Hortega, consiguieron participar en dos proyectos multicéntricos (uno financiado por los Institutos Canadienses de Investigación en Salud, el proyecto Coronabio, y otro financiado por el Instituto de Salud Carlos III, el proyecto Ciberes-UCI-Covid), cuyos coordinadores fueron los Dres David Kelvin, Antoni Torres, Jose María Eiros y Jesus F Bermejo), a los cuales se sumó un proyecto financiado por la Gerencia Regional de Salud a César Aldecoa.

Dentro de este proyecto, las UCIs de los hospitales de Valladolid, Salamanca, Segovia, Palencia, Burgos y León “están aportando un número significativo de muestras e información”, según las citadas fuentes. Además, el grupo colabora con la Unidad de Investigación Primaria de Salamanca (Apisal, liderado por Luis García Ortiz) e investigadores de las áreas de Atención Primaria éste y oeste de Valladolid (liderados por Carmen García Casas) para identificar tratamientos crónicos protectores frente a ingreso y muerte por Covid-19.

Asimismo, desde los Servicios de Urgencias del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid se están validando escalas clínicas de gravedad para valorar al paciente en la puerta de entrada del Hospital (Raúl López Izquierdo y colaboradores), y desde Neumología (Félix del Campo) y Medicina Interna (Luis Inglada) se colabora en un proyecto para predecir riesgo de ingreso en UCI.

Este trabajo multidisciplinar cuenta también con la colaboración de microbiólogos de los Hospitales Río Hortega y Clínico de Valladolid, León, Burgos y Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, intensivistas del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y Vall d’Hebron de Barcelona, neumólogos del Hospital La Fe de Valencia, Clinic de Barcelona, del Institut de Ricerca Biomedica de Lleida, Internistas del Hospital Infanta Leonor de Madrid, médicos de Urgencias del Gregorio Marañón, de los Servicios de Bioquímica de este mismo hospital, así como el Servicio de Análisis Clínicos y de Cirugía Cardiovascular del Hospital Clínico de Valladolid, y finamente de la Unidad de Infección Viral e Inmunidad del Centro Nacional de Microbiología. La coordinación del reclutamiento de pacientes fue liderada por Raquel Almansa, del grupo BioSepsis, con Luis Tamayo y Elena Bustamente coordinando los trabajos en UCI.
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