El responsable de la Unidad explica que la atención a los niños con estos problemas es prioritaria porque “mejora su calidad de vida”



7 may. 2012 19:30H
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Redacción. Zaragoza
La Unidad Trastornos Neurofuncionales de la Clínica Montpellier se puso en marcha ante el acelerado incremento de aquellas alteraciones orgánicas de origen básicamente funcional (neurofisiológico y/o neurobioquímico) del sistema nervioso central que originan cuadros clínicos neurocognitivos y/o neuroconductuales.

José Ramón Valdizán, responsable dela Unidad de Trastornos Neurofuncionales de la Clínica Montpellier.

Estos trastornos se presentan a todas las edades, pero es en el desarrollo del cerebro y en su progresiva degeneración en la vejez cuando sus síntomas se hacen más evidentes, y particularmente condicionados por las relaciones ambientales y personales.

Entre todos los grupos de edad, señala José Ramón Valdizán, responsable de la unidad, “los niños son a quienes más atendemos, ya que un diagnóstico precoz permite su tratamiento e integración social destinada a una mejor calidad de vida”. Valdizán enumera los que se tratan en la Clínica Montpellier.

TDAH

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): consiste en un cuadro de origen neurobiológico caracterizado por dificultad para sostener la atención de trabajo, impulsividad y exceso de movimientos involuntarios, con seria repercusión en el aprendizaje escolar, relación social y comportamiento, indica Valdizán. Su prevalencia a nivel internacional se acepta entre el 3-7 por ciento, más en niños que en niñas (1/4). Un 50 por ciento muestra síntomas en edad adulta con prevalencia 4,4 por ciento.

“En la Unidad realizamos la historia y exploración clínica, cartografía cerebral y potencial evocado auditivo, análisis de sangre, estudio neurocognitivo con los cuestionarios específicos”, señala. Como novedad, añade, “utilizamos como importante herramienta para el diagnóstico el análisis del ADN de los genes implicados en el TDAH, que a su vez permite precisar si existe la posibilidad genética de complicaciones como las adicciones a sustancias o problemas conductuales”. Este estudio se puede hacer a las familias. En caso de necesidad clínica se amplia a resonancia magnética cerebral y polisomnograma nocturno. Las pruebas se realizan para descartar una enfermedad neurológica que se presente, inicialmente, con esta sintomatología.

El tratamiento es combinado, farmacológico, si es necesario, y cognitivo-conductual. Ambos tratamientos se realizan en nuestra Unidad, junto al asesoramiento familiar y escolar.
Muchos adultos-TDAH al no haber sido diagnosticados en la infancia se diagnostican y tratan en nuestra Unidad, así como las posibles complicaciones, señala Valdizán.

TEA

En el Trastorno del Espectro Autista (TEA): cuyos primeros signos visibles aparecen en el primer o segundo año de vida, aunque es posible observarlos después de meses e incluso años de desarrollo normal. Tal y como señala Valdizán, responsable de la Unidad de Trastornos Neurofuncionales de Clínica Montpellier, “con mucha frecuencia el diagnóstico de autismo no se realiza hasta dos o tres años después de aparecer las primeras señales de alarma. Por ello, la intervención temprana presenta su mayor eficacia cuando se instaura precozmente”, insiste. Actualmente existen múltiples evidencias de la implicación de factores genético-biológicos en la patogénesis del TEA. Es un cuadro severo e invalidante en caso de no diagnosticarse tempranamente y sobre todo se debe tener en cuenta cuando “no reconoce la cara de la madre a los dos primeros meses de vida; no tiene atención compartida a los seis meses; no responde al llamarle por su nombre, al año de edad; no balbucea hacia los doce meses; no Hace gestos hacia los doce meses y problemas similares de retraso conforme avanza la edad”.

El TEA se caracteriza por imposibilidad para la relación social, retraso en la comunicación, generalmente del lenguaje y hábitos e intereses restringidos. “En nuestra Unidad, junto a la historia clínica y exploración neurológica, realizamos los test específicos para el TEA, cartografía cerebral, análisis de sangre y genéticos destinados al TEA. En caso de necesidad se amplia a resonancia magnética cerebral y polisomnograma nocturno” comenta el doctor Valdizán. Estas pruebas van destinadas a precisar si el TEA se debe a alguna enfermedad neurológica.

“El tratamiento que hacemos es fundamentalmente cognitivo-conductual junto con el asesoramiento para una escolarización adecuada. El tratamiento farmacológico es secundario a la aparición de alguna complicación” concluye Valdizán a este respecto.

Disfasia

La disfasia es un trastorno congénito caracterizado por un inicio tardío en el comienzo y/o producción del lenguaje, tanto en su forma expresiva como comprensiva, que no puede explicarse por retraso mental, trastornos neurológicos, psiquiátricos o auditivos. Su desconocida etiología, posiblemente las causas son diversas, afecta directa o indirectamente y de forma selectiva a las estructuras implicadas en el lenguaje. “El niño con disfasia, indica el doctor Valdizán, no puede ordenar de forma regular los fonemas que configuran una palabra, originándose una disfunción sonora, al ser producto de su dificultad para percibir”.

Además, señala, los efectos de la disfasia afectan no sólo al lenguaje, también a sus relaciones sociales, capacidad de atención y comportamiento. Entre ellas, comenta el doctor, se encuentran “dificultad para la relación con compañeros, aislándose y aislándolo. Disminución de su capacidad de juego, centrándose en los más inmediatos o los que únicamente generen su interés, encierro en sí mismo, Disminución de la atención de trabajo, etc.”

El diagnóstico es clínico con la exploración neurológica junto a test específicos. Mientras que la exploración neurofisiológica se realiza mediante la cartografía cerebral, polisomnograma nocturno y potenciales auditivos. El tratamiento, indica Valdizán, “es el más personalizado al depender del tipo de disfasia, edad y comorbilidades. Es logopédico y cognitivo-conductual, siendo más raro el tratamiento farmacológico”.

Insomnios

En cuanto a los insomnios, las alteraciones del sueño en la infancia pueden tener repercusiones relevantes en el desarrollo integral del niño. “El insomnio en el niño, comenta el especialista, puede estar relacionado con problemas para iniciar el sueño (el niño no puede dormirse, tarda en dormirse o tiene miedo a dormirse) o con problemas para mantener el sueño (el niño duerme muy poco tiempo, el sueño se interrumpe, el niño no concilia el sueño tras un despertar o se despierta muchas veces durante la noche)”. El insomnio infantil provoca problemas en el entorno familiar, que pueden llegar a tener una importancia crucial. No tiene una causa única, ya que habitualmente es multifactorial tanto ambiental como orgánico. Este insomnio a veces es tolerado durante largo tiempo antes de acudir a la consulta del especialista.

Existe un tipo de insomnio precoz del lactante que desespera a las familias al no conocer la causa ni cómo solucionarlo, el cual debe diagnosticarse pronto para evitar complicaciones. El diagnóstico es con la historia clínica, agenda de sueño, exploración neurológica, polisomnograma nocturno y análisis de sangre específico al caso. “El tratamiento del insomnio infantil depende de la causa, pero, en general, no es difícil de tratar tanto con la higiene de sueño y fármacos, si son necesarios” concluye José Ramón Valdizán.
 

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