"Si no has llorado en un hospital o en una guardia, me da igual tu opinión"

La tercera ola de Covid-19 en la que se encuentra inmersa España está siendo especialmente dura para los sanitarios, quienes se enfrentan a diario en primera línea al virus. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo y dedicación constante, todavía tienen que escuchar comentarios negativos hacia ellos y su profesión, una actitud con la que muchos no pueden más y que así han decidido plasmar en sus redes sociales.

"Si no has llorado alguna vez en un hospital, metido en un almacén de suministros, en un vestuario o en una habitación de guardia, la verdad es que no me importa lo más mínimo lo que tengas que decir acerca de los trabajadores de la salud", escribía Miguel Díaz, anestesiólogo, en su cuenta de Twitter, enumerando todas aquellas situaciones límite en las que se ve envuelto un sanitario. 

Si no has llorado alguna vez en un hospital, metido en un almacén de suministros, en un vestuario o en una habitación de guardia, la verdad es que no me importa lo más mínimo lo que tengas que decir acerca de los trabajadores de la salud.

— Diazolam (@MDiazFuentes) January 19, 2021

Junto al anestesiólogo, han sido varios los profesionales sanitarios que también se han unido a este queja colectiva y han reflejado en sus mensajes las situaciones de miedo a las que se enfrentan todos los días derivadas de la presión y responsabilidad de su trabajo. “Y antes de entrar, una mezcla de miedo y de ‘ya no puedo más’ y al salir una sensación de pena por lo que has dejado atrás”, escribía una cardióloga del Hospital La Paz.

Frustración y miedo, el día a día de un sanitario

“Ahora ya no somos los héroes sino los aprovechados”, recriminaba otra usuario a quienes en su día los aplaudían y ahora los critican, para continuar afirmando que “ha llorado en un baño, debajo de una escalera” y que eso “les hace más humanos, más empáticos”.

Por último, un médico de Familia ha contado su experiencia en su primer día de R1 en la rotación de Cardiología. “Un paciente iba a someterse a TAVI, esa mañana le animé diciéndole que todo saldría bien. Justo me preparaba para irme a casa, entró alguien y dejó su carpeta de historia clínica: exitus. Todavía se me saltan las lágrimas cuando lo recuerdo”, relataba el facultativo.