El especialista recibe datos interpretados por medio de programas matemáticos



26 sept. 2013 18:59H
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Javier Barbado. Madrid
Si usted padece una cardiopatía crónica y no quiere pasarse la vida en las consultas externas del hospital o de su centro de salud, la tecnología se ha convertido en su aliada. Hasta el momento, en España prolifera el uso del smartphone en enfermos con marcapasos, por ejemplo, pero pronto se extenderá la posibilidad de medir variables fisiológicas a lo largo del día y enviarlas de forma directa al especialista desde el móvil, e incluso de que un servidor filtre los datos y los interprete antes de que lleguen al profesional para facilitar su labor.

La especialista Susana Borromeo, del  Departamento de Tecnología Electrónica de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha explicado a Redacción Médica que el grupo Biomedical Engineering and Electronics Systems del que forma parte ha fabricado un electrocardiógrafo que el paciente usa en su domicilio y que se conecta por bluetooth al móvil. A partir de este punto el sistema –que se llama ConectSalud y se ha ensayado en el Hospital 12 de Octubre de la capital y también en el Hospital de Valladolid y se halla en fase de comercialización– ofrece dos posibilidades: o bien desde el propio teléfono se envía de forma directa al médico la información, o se remite antes a un servidor ‘inteligente’ que analiza, selecciona y aporta significados específicos a las variables electrocardiográficas, de modo que el facultativo recibe después lo que de verdad le resulta útil para valorar la situación del enfermo.

Susana Borromeo ha presentado el proyecto de la Rey Juan Carlos en la plataforma 'Incubadora de Ideas'.

Otro aspecto que el equipo al que pertenece la entrevistada trata de resolver consiste en “estandarizar la forma  en que se transmite la información” ya que, a menudo, las aplicaciones y los móviles pertenecen a empresas diferentes. La solución pasa por la creación de una guía por la Asociación de Ingenieros Electrónicos (Aciel) que protocoliza los datos que sirven de forma universal para el sistema (se explica qué variables interesan y en qué medida deben registrarse para que el sistema pueda leerlas): “El aparato mide la saturación parcial de oxígeno en sangre, o bien la frecuencia cardiaca, por poner dos ejemplos, y se adaptan esas medidas a tramos de datos comunes para que sean legibles por cualquier aplicación”, ratifica Borromeo.

El proyecto se ha presentado en la ‘Incubadora de Ideas’, una plataforma promovida por la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que dirige Julio Mayol, y ha sido financiado por el Ministerio de Industria en la convocatoria de ayudas ‘Acción Estratégica de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información’. Nacido en 2011, se encuadra en el subprograma “Avanza Competitividad I+D+i” y se ha desarrollado en colaboración con la empresa Worldnet21 con la participación de la Federación Española de Trasplantados del Corazón, la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar, la Asociación de Diabéticos de Madrid y el Hospital de Fuenlabrada de esta comunidad autónoma.

El olfato como detector precoz del Alzheimer

Por otra parte, el departamento en el que trabaja Borromeo desarrolla otra línea de investigación a partir de la neuroimagen y de una idea original: aprovechar el olfato como indicador objetivo que permita el diagnóstico precoz de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Para ello, se fabrica un dispositivo electrónico que percibe la señal sensorial y que es capaz de conectarse con el electroencefalograma o la resonancia magnética.

En el campo de la rehabilitación cardiaca, el equipo trabaja en otro proyecto más, en este caso con una empresa americana, “en el que hemos desarrollado un dispositivo capaz de registrar, almacenar y transferir a un dispositivo móvil las derivaciones I, II y III de la señal de electrocardiografía sin necesidad de colocar los electrodos con cables” (vea aquí el vídeo explicativo).

Por último, con la Comunidad de Madrid el grupo de investigación quedó finalista del Programa IDEA2-2012 del Consorcio Madrid-MIT M+Vision, “en el que se propone una herramienta para el deporte-salud basado en pulseras cardiacas”.

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