Facme aboga por la cautela ante los resultados de una investigación científica que pueda alterar el proceso asistencial

Las sociedades médicas rebajan la novedad del ensayo Reboot: "Precaución"
El vicepresidente de Facme, Andrés Íñiguez; el presidente de Semergen, José Polo, y el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla.


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Los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio no complicado no necesitan ser tratados con betabloqueantes. Eso sí, siempre la función contráctil del corazón no se haya visto afectada tras el episodio. Esa fue la conclusión del ensayo Reboot, presentado durante el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, celebrado en Madrid. Una afirmación que ha levantado revuelo en el ámbito facultativo. Tanto la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) como el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, han pedido prudencia. Y es la novedad aportada por la investigación científica no debe sobreponerse de forma inmediata a la práctica clínica habitual.

"Toda investigación aporta siempre un dato positivo, pero como todo en la vida, hay que tomarla con precauciones y sabiendo el contexto del que procede y dónde se tiene que aplicar", ha señalado el cardiólogo y vicepresidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), Andrés Íñiguez, a este diario. La calma guía mejor que la aceleración en la aplicación de cambios en el proceso asistencial, algo que el experto plantea en sus respuestas hacia un debate más amplio, más allá de Reboot.

El representante de la organización que aúna la vertiente científica de la Medicina señala dos argumentos a favor de la prudencia. El primero tiene que ver con la parcialidad de la muestra. Y es que rara vez incluyen al conjunto de los pacientes. "Las conclusiones de los estudios hay que referirlas exactamente al contexto de la población incluida en el estudio. No se puede generalizar, porque sería extrapolar datos sin ninguna base", ha explicado. Los trabajos 'all cover' son los que más se acercan a una visión completa, al abarcar entre el 70 y 80 por ciento de la población de la práctica real. Por su parte, los registros observacionales representan alrededor del 40-50 por ciento de los casos habituales, mientras que los estudios aleatorizados únicamente el 10-15 por ciento. Precisamente, el citado trabajo se centra en un perfil particular: personas con infarto de miocardio no complicado, sin antecedentes de insuficiencia cardíaca y con una FEVI mayoritariamente preservada


"Un artículo está muy bien, pero la idea de ese estudio tiene que ser corroborada por más de uno"



En segundo lugar, la importancia de certificación de los resultados obtenidos. Para aportar seguridad a la conclusión se requieren más publicaciones de temática similar. "Un artículo está muy bien, pero la idea de ese estudio tiene que ser corroborada por más de uno", ha afirmado Íñiguez. La misión es reducir la variabilidad de resultados a la que se puede enfrentar cualquier línea de investigación. 


Evitar decisiones radicales


A raíz de estos motivos, el vicepresidente de Facme ha resaltado que hay que ser cautos con los datos publicados de cualquier investigación, pese a la veracidad de sus conclusiones. "Hay que ser conscientes que a lo mejor la evidencia va en la dirección que marca el estudio, pero no se deben adoptar actitudes drásticas y mucho menos alarmar a la población", ha aseverado.

De esta forma, un procedimiento no debe cambiarse de forma repentina, sino tras años de análisis de una determinada hipótesis. En este sentido, Íñiguez ha recalcado el uso de las guías clínicas, en las que se actualiza el conocimiento de una determinada materia de forma periódica. "El acopio de varias evidencias es lo que al final modifica la práctica clínica, no la toma de decisiones basada en un único resultado", ha apostillado.


"Hay que ser conscientes que la evidencia va en la dirección que marca el estudio, pero no se deben adoptar actitudes drásticas"



Asimismo, pese a la importancia de alcanzar a toda la población a través de la investigación, el médico no debe olvidar que cada paciente es distinto, por lo que el empleo de un tratamiento le afectará de una manera particular, independientemente de lo reflejado en un artículo científico. "Hay que personalizar siempre en el paciente, porque como decía el doctor Gregorio Marañón, 'hay pacientes, no enfermedades'", ha agregado.


Artículo polémico


El ensayo Reboot se fundamenta en un grupo de 8.500 pacientes en 109 hospitales de España e Italia. Todos ellos habían padecido un infarto sin complicaciones, además de presentar una función cardíaca completamente normal o moderadamente reducida tras el suceso. Después de hacer un seguimiento de dichas personas, los investigadores observaron que no había ninguna diferencia entre los que habían tomado betabloqueantes y aquellos que no.

El mencionado medicamento se empleaba para reducir el consumo de oxígeno por el corazón, lo que reduce la fuerza con la que trabaja. Así, se controla la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Por ello, los pacientes que mantienen un mal funcionamiento en la contracción del órgano cardíaco deben continuar con su toma y evitar males como arritmias o insuficiencia. Sin embargo, los autores del citado artículo han asegurado que aquellos que no tienen este problema pueden evitar los betabloqueantes.


"Hay evidencia que se construye a partir de estudios contradictorios entre sí y ninguno de ellos alberga 'la verdad' completa"



Un cambio que viene producido por la mejora del propio tratamiento del infarto, que provoca que no haya tantos individuos con daños tras este tipo de episodios. De ahí que estos fármacos no sean tan demandados para garantizar la seguridad del paciente. No son malos, simplemente dejan de ser tan necesarios en algunos casos.

Eso sí, una afirmación que requiere de más tiempo de trabajo y estudio. Un artículo no está capacitado para rebatir la práctica clínica vigente."Un único estudio, aunque sea amplio y de calidad, no invalida años de experiencia clínica y debe contrastarse con otros ensayos, con la evidencia acumulada a lo largo de los años y con la seguridad de cada paciente", han puntualizado desde Semergen. A veces, ni varios. "En el ámbito cardiovascular hemos tenido y tenemos muchos ejemplos de evidencia que se construye a partir de estudios totalmente contradictorios entre sí y que no albergan 'la verdad' completa ninguno de ellos", ha compartido Padilla.
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