Irene Alcobendas, residente de cuarto año de Neurología en el Hospital Gregorio Marañón
La posibilidad de realizar una rotación o estancia formativa en el
extranjero es una oportunidad de aprender y de integrarse en una cultura diferente a la española, pero también puede suponer un desequilibrio financiero para muchos médicos.
Irene Alcobendas, residente de cuarto año de Neurología en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, es una de esas personas que han decidido hacer las maletas e irse al extranjero durante dos meses, en su caso, a Australia. “
Quien nos paga es nuestro hospital. Tú vas en calidad de
observer y normalmente no tienen problema en aceptarlos porque desde el hospital de destino no tienen que hacer un gasto adicional”, explica la MIR a
Redacción Médica, que afirma que ha hecho toda la gestión con el centro al que irá.
Alcobendas se planteó otros destinos, como Italia, donde estuvo de Erasmus y sabe el idioma, o Reino Unido, pero se decidió por Australia influenciada por la experiencia de otras personas: “Contacté con algún residente que había estado en Australia, y en general
me habían hablado muy bien de la experiencia, de Melbourne, del hospital y del servicio de allí”, explica. Otra de las cosas que le hizo decidirse por el país para hacer la rotación fue el interés y la disposición que mostraron desde el hospital: “
Me lo pusieron todo muy fácil, hice una videollamada con uno de los médicos de allí y me dijeron que iba para adelante”, algo que no ha sido tan sencillo en el caso de otras rotaciones a las que ha aplicado.
El gran condicionante, el dinero
Aunque hacer una rotación en Melbourne puede ser una
experiencia enriquecedora, hay que contar con la parte económica pues,
solo con el sueldo base de su hospital en España y sin hacer guardias, ganará alrededor de
1.200 euros al mes, con gastos duplicados: “
Un alquiler en Melbourne cuesta alrededor de 1.000 euros, la verdad, y tendré que pagar el alquiler de Madrid, que es otra barbaridad. Así que, asumes que dinero vas a perder, pero la idea es ganar en otras cosas”, afirma la médico. Aún así, cuenta que sus
otras opciones tampoco eran más baratas en materia de alojamiento: “Pensé que si me iba a Italia, iba a ser a Milán, que el alquiler también es una pasada. Y en Londres, que era mi otra gran posibilidad, también iba a ser carísimo”, entonces, a pesar del precio de los vuelos, se decidió por Melbourne.
El interés en formarse en el extranjero
A pesar del coste, la motivación de la MIR de Neurología es puramente formativa. En Melbourne quiere
profundizar sus conocimientos en epilepsia y neurofisiología, concretamente en electroencefalograma (EEG), áreas donde siente que le "faltan conocimientos". Además, la residente en
Neurología busca la inmersión lingüística: "
El inglés es otro de los motivos por los que me quería ir al extranjero, porque creo que es muy importante en nuestra profesión", opina. También tiene la intención de sacarse el nivel C1 a la vuelta.
La futura especialista ve la distancia geográfica como un valor añadido, ya que le interesa
observar el contraste en la práctica clínica: "Creo que también es interesante irte a otro sitio completamente diferente, lejos de Europa, y ver un poco cómo hacen allí las cosas. También aprender de otras técnicas o de otras escuelas", concluye.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.