La Revista

Profesionales sanitarios que trabajan fuera de grandes consultas, relatan cómo es su día a día y reivindican visibilidad

Medicina y Enfermería más allá de las puertas de un centro sanitario
Víctor Illanes, especialista en Medicina Interna y en tratamiento de VIH, coordina los proyectos de MSF.


7 abr. 2018 20:00H
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No se les ve tanto, pero están en todos lados: cuando la gente hace la compra, se va de crucero o ve un partido de fútbol. Aunque en ocasiones pasen desapercibidos, médicos y enfermeros velan cada día por la salud de los ciudadanos alejados de grandes hospitales o centros de salud. No tienen una consulta al uso ni todas las pruebas diagnósticas al alcance de su mano, pero hay muchos profesionales sanitarios que se van a levantar un hospital en medio de la guerra de Siria o que consiguen que el pichichi de la liga de fútbol se recupere en tiempo récord. También los hay que velan por la salud de todos los trabajores, evitando accidentes o el desarrollo de enfermedades ligadas a determinados trabajos. Todos merecen un reconocimiento, aunque sean invisibles.
 
“Es donde hay que estar, donde la gente está más vulnerable porque no llega la ayuda de otra manera”. Esperanza Santos, enfermera, trabaja para Médicos Sin Fronteras desde el año 2006. Su primera misión fue en Darfur (Sudán) y desde entonces ha estado en lugares como Sri Lanka, Nigeria, Yemen, Malawi o Haití. La sanitaria, que combina su labor en la ONG con su trabajo como enfermera en el área de onco-hematalogía en el Hospital Gregorio Marañón, se irá en una semana a la República Democrática del Congo.  “Son dos mundos completamente distintos pero igual de importantes. Estaré con la Unidad de Emergencias durante un año de contrato, más o menos. Iré a coordinar un proyecto en Kasai, en el centro del país. Hay gente afectada por ciertos ataques de distintos grupos armados que han ocasionado que haya población que se haya tenido que desplazar a otra zona de la región”, relata la enfermera, que acota un poco más qué hará al llegar al país africano: “Vamos a ver cómo accedemos a ellos para darles asistencia sanitaria. También el hospital más importante de la zona fue atacado y hay que darle apoyo para que vuelva a estar en marcha para la población. Esa es la idea que tengo desde aquí, pero luego ya se verá”, añade consciente de la dificultad para llevar a cabo las misiones humanitarias según se plantean.
 
ENFERMEDADES TROPICALES
 
Esperanza sabía que quería desplazarse a los lugares que más apoyo necesitaban desde que acabó su carrera. “Hice un par de experiencias de voluntariado en Perú y la India nada más terminar los estudios. Eso me hizo ver que me apetecía hacer algo más serio en proyectos más continuados. Estuve buscando sobre distintas ONGs y supe sobre MSF. Hasta que salió el trabajo, aproveché para mejorar el inglés y estudiar sobre enfermedades tropicales para ir más preparada”, recuerda la enfermera, quien sabe perfectamente cuál es el papel que tiene que seguir una vez llega al terreno.
 

Esperanza Santos, enfermera, trabaja para Médicos Sin Fronteras

“Lo más importante es poner una sala de urgencias, medicamentos básicos y una unidad materno-infantil que es lo que más vidas se lleva por delante al no tener acceso a ello. Allí hay gente que se muere por una simple neumonía que se complica”, relata con crudeza Esperanza, que hace hincapié en la importancia de no “perder el respeto nunca a la zona donde estás. Más si estas a cargo de la seguridad de un equipo. Hay que ser consciente de dónde estás y de los peligros que hay”.
 
Para la enfermera, ya es un ritual combinar su trabajo en el hospital con viajes al terreno, aunque sus compañeros de Madrid bromean con ella por empeñarse en“utilizar el material justo y necesario”: “Afortunadamente, tengo mucho apoyo de la familia que te ayuda a volver y sentirte a gusto con lo que haces allí y aquí. Tienes que saber a dónde vas y lo que vas a hacer”.
 
Para Esperanza, resulta muy complicado resaltar qué proyecto le ha marcado más en su vida personal. “Las misiones son muy distintas entre sí. Siria es una situación muy dramática en la que ves cómo de la noche a la mañana en un país, más parecido a los nuestros y con un nivel de desarrollo y educación mayor, una guerra acaba con una sociedad”, expone la enfermera, a quien también le marcó mucho la crisis del ébola, en la que se implicó sin dudarlo:  “Mucha gente que cuidaba de los afectados se contagiaba y al final eso crea un aislamiento de los enfermos bastante cruel. Estuve un tiempo en España preparando la respuesta en el hospital hasta que decidí que me iba para allá porque iba a ser mucho más útil trabajando en el terreno”, recuerda la sanitaria, a la que participar en este tipo de proyectos le aporta “todo" personalmente: “Cuando veo lo que pasa en determinados países y cómo funciona este mundo, cómo hay tantas injusticias y crisis humanitarias, al final es tomar partido y aportar mi granito de arena. No creo que esté haciendo gran cosa pero me parece que hay que hacerla. No vas a cambiar el mundo pero sí la vida del que tienes al lado”.
 
COORDINAR LAS MISIONES
 
Para que gente profesional como Esperanza pueda aportar sus conocimientos en este tipo de crisis, es necesario el papel de los coordinadores que se encargan de organizar cada misión desde países como España.
 
Víctor Illanes, especialista en Medicina Interna y en tratamiento de VIH, empezó a trabajar en MSF en 2008, año en que se fue a Zimbabue para participar en varios proyectos para tratar el sida. Ahora, su responsabilidad dentro de la ONG es coordinar y ayudar a los compañeros que están en el propio terreno resolviendo las dudas específicas para que se cumplan los programas. “A veces se hacen solicitudes desde allí para tener una visita de alguien de Medicina Interna, por ejemplo, para que revise cómo funciona un determinado hospital en este tema. Entonces programo la visita y me desplazo durante un par de semanas y me quedo con el equipo e improvisamos los procesos”, explica el médico, que se encarga de distintas áreas dentro de MSF y de las relaciones de la organización con otros organismos médicos como la OMS, “por ejemplo, a la hora de elaborar una guía contra el ébola como experto”. 
 
El internista, que acaba de llegar de Nigeria por la epidemia de la fiebre Lassa, trabajó en su especialidad en hospitales de Barcelona o China antes de embarcarse en la organización: “Son como mundos paralelos, muy distintos. Lo más entretenido de mi trabajo ahora es tratar de que ambos mundos converjan de alguna manera. Hay muchas cosas allí que no podemos aplicar como lo haríamos en un servicio de Urgencias o en un box con todos los recursos. Pero hay que tratarlo de la mejor manera posible con lo que se tiene y eso es una parte del desafío”, relata entusiasmado el médico, consciente de las diferencias de ambos mundos.

CURAR A LOS ÍDOLOS
 
Ana de la Torre, traumatóloga y especializada en Medicina del Deporte, también combina su empleo en un hospital con otro trabajo fuera de la consulta. Y es que desde hace más de una década forma parte del equipo médico del Getafe C.F: “Me vine a Madrid con una beca para el Consejo Superior de Deportes y, mientras tanto, hacía un máster de Traumatología, donde había varios médicos de distintos equipos de fútbol y baloncesto. Justo en ese momento se necesitaban personas y ahí empecé”, recuerda la médico, que tuvo que romper barreras: “En esos niveles y en esos momentos, no era tan fácil que una mujer entrara en ese mundo”.
 

Ana de la Torre, traumatóloga en la Clínica CEMTRO y parte del cuerpo médico del Getafe C.F

Al elegir la Medicina del Deporte, Ana ya sabía que su trabajo no estaba tan ligado a la rutina de un hospital: “Quería trabajar con gente sana que lo que quiere es recuperarse, que tiene patologías puntuales y que quiere reponerse pronto para reincorporarse a su vida laboral, que es el deporte”, expone la traumatóloga, que se encarga de dar el visto bueno a los jugadores para poder entrenar o volver al campo durante un partido. “Lo bueno es trabajar al aire libre, no sentada en una silla viendo pacientes... Cuando estás trabajando con deportistas de élite lo primero que te preguntan es para cuándo, antes casi de saber qué les pasa, y en una consulta no hay tanta urgencia en el tratamiento. Tenemos que atinar mucho más y sin tantos medios. Por ejemplo en un partido de fútbol tienes que decidir si el jugador sigue o no y muchas veces las prisas pueden hacerte tomar o no decisiones equivocada”, razona Ana, encantada de combinar ambas áreas de la Medicina.
 
“A nivel de profesional muchas veces lo primero que piensas es en las salidas laborales como un hospital o un centro de salud. Pero cada vez hay más deportistas que no son de élite y que también quieren una atención mayor, se cuidan y quieren hacerse un reconocimiento antes de empezar a entrenar un determinado deporte, por ejemplo”, expone la médico del Getafe C.F, que de no ser una seguidora acérrima del fútbol, ha llegado a bajarse a ver un partido a un bar al no retransmitirlo en abierto ninguna televisión.
 
MÉDICOS HACENDADO
Como ya publicó La Revista de Redacción Médica, los médicos están muy demandados en empresas privadas como Mercadona para, por ejemplo, gestionar la burocracia sanitaria y realizar un seguimiento de las trabajadoras embarazadas por si es necesario que se acojan a la baja médica.

Aunque el nivel de exigencia de la empresa es alto y los profesionales tienen que invertir muchas horas y esfuerzo, los trabajadores destacan la buena remuneración que tienen los sanitarios que trabajan para la empresa que preside Juan Roig. La cadena de supermercados ofrece contrato indefinido a tiempo completo con un salario que oscila entre los 44.000 euros y los 66.000 euros brutos al año.
“Hoy en día si tuviera que elegir entre el hospital y el fútbol me costaría porque me gustan los dos y me han hecho crecer profesionalmente”, confiesa la doctora, que valora muy positivamente haber acabado formando parte del grupo médico de un equipo de fútbol: “Trabajar con gente sana es algo muy bonito, porque el mundo de la Sanidad a veces lleva consigo una serie de problemas que no siempre son fáciles y te pueden afectar en el ámbito personal. Sin embargo, en el deporte, aunque haya situaciones de estrés al tener que tomar decisiones en poco tiempo, es algo que me encanta y que me he formado para ello. Las dos cosas me complementan en cuanto a formación y experiencia”.

CUIDAR DE LOS TRABAJADORES

También el Antonio Delgado, internista, realiza una labor indispensable diaria aunque no trabaje en un gran hospital. Es especialista en Medicina del Trabajo y jefe de la Unidad de enfermedades profesionales de  la mutua de Fremap: “Los accidentes han creciendo aunque ha habido una mejora, pero las enfermedades laborales es una cosa que está latente, como el cáncer de origen profesional, el tema del amianto, que aunque se dejó de fabricar, se ha seguido utilizando en muchos sitios”, explica Antonio, que añade otras labores que actualmente lleva a cabo: “Ahora vamos a empezar a ver los tumores que surgieron de la inhalación de determinadas sustancias que antes no se pensaban que eran tóxicas. Nosotros hacemos muchas cosas, también apartamos a las embarazadas de lo que pueda ser nocivas para los niños”, ejemplifica.
 
Antonio, que elabora un blog sobre su especialidad, a la que lleva dedicado más de 30 años, destaca la relación de “las patologías que presentan los pacientes con el desempeño de un puesto de trabajo”. La labor de los médicos dedicados a esta área, es imprescindible, argumenta el doctor. “Sobre todo en el aspecto preventivo, para intentar evitar que vuelva a suceder. La Medicina de Trabajo tiene dos vertientes: Hay que estudiar los accidentes y las enfermedades que suceden, y también proteger la salud de los trabajadores”, explica Antonio, que hizo su tesis doctoral sobre la utilidad de los reconocimientos médicos: “Nuestro trabajo tiene mucha importancia y es fundamental. Hay que visibilizarla”.


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