El psiquiatra Carlos Mur apunta a las nuevas tecnologías y al coaching médico como ejes clave para tratar la enfermedad

"El futuro en el tratamiento del alcoholismo se encuentra en el smartphone"
Carlos Mur, psiquiatra y gerente del madrileño Hospital de Fuenlabrada


16 jun. 2017 10:40H
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POR NACHO CORTÉS
El alcohol es una droga socialmente aceptada en España. Su consumo llega a ser algo casi habitual entre la población. Una cerveza en una terraza, un tinto de verano en el chiringuito de la playa o un par de copas de vino en una cena de trabajo parece de lo más normal. Pero, detrás de esta sustancia se generan problemas mayores que pueden llevar a una severa dependencia de la misma, mermando la salud de las personas y su vida social. La tecnología y las terapias motivacionales están a la orden del día, para conocer si son compatibles con el tratamiento del alcoholismo, Redacción Médica ha hablado con el psiquiatra, coordinador científico de la Estrategia Nacional de Salud Mental y gerente del madrileño Hospital de Fuenlabrada, Carlos Mur.

¿Hasta que punto la dependencia del alcohol es un problema en España?

El alcoholismo tiene que ser considerado, al menos lo que entendemos como trastorno de conducta adictiva, un problema de salud pública. Por su enorme extensión y accesibilidad, porque no olvidemos que al fin y al cabo es una sustancia muy fácil de conseguir. Socialmente no está tan mal vista. Además, la dependencia que genera conlleva a múltiples problemas psíquicos y también de otro tipo como depresivos, hepáticos, pancreáticos o incluso cardiovasculares, que manteniendo la conducta adictiva a largo plazo se acaban produciendo en las personas. 

Un centenar de expertos nacionales en los campos de la Psiquiatría, las adicciones y la toxicomanía afirman que es necesario un cambio de paradigma en el abordaje del Trastorno por Consumo del Alcohol. ¿Cómo se puede llevar a cabo esto?

El cambio de paradigma en el tratamiento responde a una tendencia general de variación en la propia relación médico-paciente. Está mutando desde un excesivo paternalismo hacia un proceso de toma de decisiones compartidas y al gran caudal de información que ahora hay con una adicción y que tienen a su disposición. Todas las personas involucradas en el tratamiento de adicciones tenemos un papel, que es el de reorientar a ese paciente experto e informado acerca de qué puede encontrar en Internet o en determinados software y aplicaciones. Vamos hacia un paradigma en el cual el enfermo colabora mucho más en su propia recuperación.

¿De qué maneras se trata el alcoholismo en la actualidad?

En general, es una combinación entre el tratamiento farmacológico, determinadas sesiones de psicoterapia con una gran posición motivacional y, por supuesto, de las actitudes, aptitudes y formación que tienen que venir del propio paciente. Es un poco el modelo Minnesota que se basa fundamentalmente en la motivación del paciente y en el rol activo que tiene que asumir en su propia adicción. 

¿Hasta qué punto es importante la adherencia al tratamiento?

La adherencia al tratamiento lo es absolutamente todo. Es esencial porque nos garantiza el éxito. Se consigue por muchísimas cuestiones: lo primero es la propia motivación de la persona y la determinación a abandonar el hábito; lo segundo el apoyo de los profesionales que le van a ayudar en el proceso; y lo tercero es siempre buscar una red de acompañamiento, sea el núcleo familiar o la red social que le rodea (laboral o lúdica), para acompañar a la persona en este proceso. Porque no olvidemos que uno puede tener una gran adherencia al tratamiento, incluso tolerar bien un fármaco o acudir a las sesiones individuales o grupales, pero acabar recayendo. La accesibilidad a la sustancia de uso es tremendamente fácil. Aquí es fundamental evitar situaciones de riesgo.

¿Qué papel tiene el profesional médico en todo el proceso?

A parte de pautar una serie de herramientas terapéuticas, tiene un gran papel de acompañamiento, de motivación y fomentación de la adherencia al tratamiento. Debe ser un gran motivador. Sin dejar de lado las diferentes problemáticas que vienen acompañadas del trastorno de conducta adictiva y que son las que determinan el éxito o el fracaso de las terapias. Realizando un buen diagnóstico diferencial con otras patologías psiquiátricas orgánicas o trastornos vinculados a esta enfermedad, y recetando un tratamiento integral y multidisciplinar.

El futuro está en estas nuevas herramientas que estimulan a los pacientes a utilizarlas con cierta frecuencia y tener mayor autocontrol




¿Qué opinión tiene sobre las entrevistas motivacionales? ¿Qué pueden aportarle al enfermo?

Son esenciales. Lo que ocurre con muchísimas personas es que han caído en el abuso, en la dependencia psicológica y física y, a pesar de todo eso, minimizan la realidad. Infravaloran las consecuencias que el alcohol está teniendo en su salud física. Suelen minusvalorar las unidades básicas de alcohol que consumen y, evidentemente, ignoran los daños que está teniendo la sustancia en su vida en general. Conlleva la disminución de una sociabilización adecuada, la ausencia de un soporte familiar y probablemente consecuencias como separaciones matrimoniales, pérdida de la custodia de los hijos o de un puesto de trabajo. Ante este tipo de situaciones, hay que encontrar la motivación para ese primer paso. Visionar lo que es el problema y, a partir de ahí, buscar las razones por las que la persona tiene que librarse de esta lacra para retomar una vida activa.

Y si hablamos de tecnología...¿El tratamiento de la dependencia del alcohol y las nuevas tecnologías son compatibles?

La tecnología es imparable y lo que tenemos que hacer es modularla. En el World Mobile Health de Barcelona en 2016 se hicieron públicos datos muy curiosos. Y es que, por ejemplo, existen unas 135.000 apps sobre salud en el mundo. Además, dos tercios de los ciudadanos estadounidenses tienen o querrían tener en su smartphone dos o tres aplicaciones en el terreno de la salud. Desde la perspectiva científica y desde las instituciones deberían vigilar o regular que las apps que las personas se instalan estén prescritas por un profesional y avaladas por sociedades científicas.

Son perfectamente compatibles con el tratamiento de trastornos como el de la dependencia al alcohol. Le dan un rol muy activo, ániman mucho al paciente. Las nuevas tecnologías suelen ser atractivas visualmente, fáciles de manejar y accesibles 24 horas. Generan una cierta adicción y, en este caso, con una aplicación como 'Sideal' de Lundbeck, que aumenta la implicación de los enfermos, podría ser algo positivo. El futuro está en estas nuevas herramientas que estimulan a las personas con el trastorno de conducta adictiva al alcohol a utilizarlas con cierta frecuencia y tener mayor autocontrol. 

¿Qué le parecen ese tipo de aplicaciones que buscan la adherencia al tratamiento por parte del paciente?

Son muy necesarias porque cuentan con una gran supervisión científica, con personas que son referencia a nivel internacional en la materia. Están muy bien avaladas. Constituyen un buen ejemplo de colaboración entre los distintos agentes del sistema sanitario. Entre todos debemos afrontar estos problemas que son de salud pública.

¿Cómo afectan estos cambios tecnológicos a la medicina?

Para la medicina supone un avance terapéutico que puede acortar los tiempos de recuperación y complementa muy bien el tratamiento farmacológico, psicoterapéutico y la perspectiva medicopsicológica clásica. Pero, además, para el Sistema Nacional de Salud es un paso más hacia una inercia global que es imparable. Realizar más tratamientos a domicilio que en el centro hospitalario es el futuro en el abordaje de problemas crónicos y patologías complejas.


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