Aunque tenga ventajas para la salud mental, esta tecnología debe seguir unas regulaciones, y no siempre ocurre

Dos expertos en Psicología explican las ventajas y los inconvenientes de la IA en Psicología
Azucena García y Jaime Gutiérrez.


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 La inteligencia artificial (IA) ha llegado al ámbito sanitario para quedarse. Aun así, su uso, aunque ventajoso en numerosas ocasiones, puede generar confusión. Por ello, la supervisión de esta nueva tecnología por parte de un profesional es fundamental para su correcta ejecución, sobre todo, en salud mental.

Para el coordinador del área de Nuevas Tecnologías del Consejo General de Psicología, Jaime Gutiérrez, su implantación y su uso "se valora en positivo", ya que puede dar pie a numerosos avances relacionados con técnicas terapéuticas. Sin embargo, existen muchos peros. Unos peros que provocan cierta preocupación entre los psicólogos. Entre ellos, "los intereses que pueden existir por parte de los dueños de la IA utilizada", lo que puede generar respuestas condicionadas en el caso de los 'famosos' chatbots, por ejemplo. 

Aun así, para el experto en la rama, el problema no está en la herramienta en sí, sino en el alcance que pueda llegar a tener. "Puede suponer un desprestigio para los profesionales", afirma a Redacción Médica. Por ello, "tenemos que tener mucho cuidado". Eso sí, la IA puede ser un gran aliado en cuanto a la agilización de gestiones burocráticas o de procesos terapéuticos: "Su buen uso es muy positivo".

Detección precoz de patologías mentales


Lo mismo opina Azucena García, catedrática de Psicopatología de la Universidad Jaume I y experta en Psicología Clínica. Desde su punto de vista, "es un hito" y "un salto cualitativo que impactará en muchos ámbitos de la salud mental". Para ella, la IA "puede ayudar bastante" en el diagnóstico clínico en los hospitales. ¿Cómo? Colaborando en la detección precoz de trastornos mentales o incluso alertando a los profesionales de la salud de la existencia de riesgo de suicido.

García: "Si estamos con una intervención farmacológica o psicológica, la IA nos podría permitir ver si el estado del paciente empeora o no"




Ejemplos de esa "ayuda" pueden ser las aplicaciones de los Relojes Smartwatch, que permiten recoger indicadores importantes para el sanitario como el sueño o si habla o no por teléfono. "Con estas medidas de machine learning se pueden detectar variaciones significativas y estar alerta", explica. Y es que esta tecnología incluso puede servir para acompañar en el tratamiento de una persona: "Si estamos con una intervención farmacológica o psicológica, la IA nos podría permitir ver si el estado del paciente empeora o no, lo que es revolucionario. El número de trastornos mentales en la sociedad es grandísimo y el coste es enorme, por lo que podríamos reducir esos números, quizás, con prevención".

Los chatbots, una revolución "a supervisar"


Aunque si algo está en el 'ojo del huracán' en el ámbito de la salud mental son los chatbots. Una herramienta que, en ocasiones, es hasta gratuita. "Se están aprovechando del paciente", puntualiza Gutiérrez. Si en algo están de acuerdo firmemente ambos profesionales es que este tipo de aplicaciones tienen que tener una validación científica previa. De hecho, García cuenta que un estudio realizado en la Universidad Jaume I afirmó que menos de un 1 por ciento de ellas cuentan con un respaldo 'experto' detrás de un ensayo clínico, lo que tambalea su eficacia y su credibilidad terapéutica.

Para la catedrática, sin embargo, si se usan bien, son un avance extraordinario. "El problema no es la tecnología, es la validación que debe tener detrás", anota. Y es que ella cree en su buen empleo con una supervisión humana: "Un chatbot puede servir de intermediario y detectar si un paciente está peor, o incluso avisar al profesional si está pensando en hacerse cosas peligrosas". 

Aunque es verdad que no solo sirve la supervisión. Gutiérrez subraya que la IA "puede llegar a ser muy perezosa, según han demostrado numerosos estudios, por lo que la información que aporta es incorrecta o insuficiente". De todas formas, avala las ventajas que puede llegar a tener: "Facilita la lectura de información de científica en otros idiomas, simplifica muchos procesos y permite resumir mensajes de grandes volúmenes".

Cómo lograr una buena atención en salud mental


Sumado a ello, García puntualiza que la IA serviría para mejorar el acceso de las personas a una buena atención en salud mental. Y es que "existe un gran problema de acceso". "Muchos compañeros de Atención Primaria no pueden derivarnos los pacientes por las elevadas listas de espera y optan por dar medicación de forma permanente", aclara,

Las tecnologías, en este sentido, ayudarían a que, mientras una persona espera su cita en salud mental en la sanidad pública, se le prestara una atención y se le pudieran transmitir una serie de ejercicios preparativos previos. Incluso permitiría valorar eficientemente la gravedad del trastorno y acelerar los procedimientos. 

Otra de las características que puede resultar atractiva para los pacientes de esta tecnología es su inmediatez y su disponibilidad las 24 horas del día. Sin embargo, esa "inmediatez puede no ser siempre una solución y aprovecharse de ello puede ser un símbolo de inmadurez", tal y como afirma el coordinador de Tecnologías del Consejo. "En cuanto a la asistencia terapéutica, se debería esperar al día siguiente y poder hablar con un profesional cara a cara", añade.  


Gutiérrez: "La principal diferencia entre la IA y nosotros es que los expertos en salud mental nos atenemos a un código deontológico"




El psicólogo lo tiene claro: "No debemos dejarnos sustituir. La principal diferencia entre la IA y nosotros es que los expertos en salud mental nos atenemos a un código deontológico, lo que nos obliga a respetar unas normas éticas". Una opinión que, en cierto modo, comparte la catedrática de Psicopatología, aunque afirma que la Ley de Protección de Datos española "es muy rigurosa", así como la Ley de Salud Mental de la Unión Europea y la de IA. "Habría que decirle a todo el mundo que se mirara las regulaciones", sentencia.

Así, la IA se enfrenta a un futuro prometedor pero desconocido incluso para los propios profesionales. Con el debate ético en pie, su uso, aunque determinante, necesita ser supervisado. Y es que lo artificial va de la mano de lo humano, o se intenta que así sea.
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