Belén González, directora del Comisionado de Salud Mental, pide revertir la dinámica hospitalocéntrica de esta patología

Belén González, directora del Comisionado de Salud Mental, avanza sus planes para convertir la patología mental en enfermedad profesional.
Belén González, directora del Comisionado de Salud Mental.


5 feb. 2024 18:20H
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La mera configuración de un Comisionado exclusivo para la Salud Mental permite aventurar hacia dónde quiere dirigir el foco el Ministerio de Sanidad en esta legislatura que acaba de comenzar. Mónica García ha confiado la responsabilidad de este organismo de nuevo cuño a la psiquiatra Belén González, quien considera toda una “obligación democrática” el impulso de medidas que palíen el “sufrimiento psíquico” de los trabajadores. La facultativa hace hincapié especial en los sanitarios, a los que promete trabajar para hacer de la patología mental una enfermedad profesional

¿Por qué necesita el Ministerio de Sanidad un Comisionado de Salud Mental?

Porque nos hemos dado cuenta de que estamos sufriendo, y sobre todo, de que tenemos derecho a estar mejor. En el Ministerio de Sanidad ya se estaba trabajando en Salud Mental desde la Dirección General de Salud Pública. La Estrategia de Salud Mental 2022-2026 parte del magnífico trabajo del equipo de salud mental en conexión permanente con sociedad civil y comunidades autónomas. Este es un trabajo que valía la pena seguir ampliando en respuesta a la mayor preocupación social por la salud mental. Era una obligación democrática que esta preocupación se viera representada de forma clara y operativa en las instituciones. Esperamos que desde el Comisionado podamos dar respuesta no solamente a los problemas de la asistencia a la salud mental, sino también generar líneas de trabajo transversal que consigan vidas con menos sufrimiento para la población.

¿Cuáles son sus principales proyectos?

Los principales proyectos del Comisionado giran en torno a dos puntos esenciales: conseguir mejor atención para personas con sufrimiento psíquico elevado dentro de la red de asistencia a la Salud Mental, y actuar y presionar en políticas que protejan la salud mental de los ciudadanos y ciudadanas. En relación a la primera parte, trabajaremos para garantizar que los derechos humanos y civiles de los usuarios y usuarias de salud mental se cumplan como deben y ajustaremos esos derechos a la realidad de la asistencia para ofrecer una atención a la salud mental que no dañe, y a la que no de miedo acercarse. También en garantizar una atención en las mejores condiciones para aquellos casos más graves y revertir la dinámica hospitalocéntrica e institucionalizadora en salud mental. En cuanto a lo segundo, las líneas de actuación van a ser complejas por la colaboración necesaria de otros actores institucionales y sociales.

Para reducir el sufrimiento psíquico de los trabajadores y trabajadoras necesitamos mejores condiciones laborales, de conciliación y mejores salarios; es imprescindible dirigirnos hacia la deconstrucción de la cultura patriarcal si queremos que las consultas dejen de estar llenas de mujeres que sufren violencia de género, de hijos e hijas de padres maltratadores, de personas discriminadas y maltratadas por no cumplir con la norma de género, o de hombres que no alcanzan las expectativas impuestas por la masculinidad. Para que los jóvenes dejen de estar desesperanzados, necesitamos mejores perspectivas de futuro y un mundo que de ganas de vivir. Es esencial la participación de la ciudadanía y de todas las instituciones para señalar y resolver las causas del daño psíquico. No podemos limitarnos a paliarlo cuando ya ha aparecido.


"Se va a estudiar el dimensionamiento tanto de Psicología Clínica como de otras como Enfermería especialista, Educación social y Terapia ocupacional"



Entre las medidas que el sector sanitario pide para mejorar la salud mental en España se encuentra el aumento de plazas de formación de psicólogos y psiquiatras. ¿Qué puede hacer este Comisionado para fomentarlas?

No solo el Comisionado, sino que el Ministerio de Sanidad en su conjunto está comprometido, dentro de sus competencias, con la resolución de este problema. Tanto las plazas MIR de psiquiatras, como especialmente la de psicólogos clínicos, van a ampliarse. Además, se van a estudiar las necesidades de dimensionamiento tanto de Psicología Clínica como de otras profesiones imprescindibles en salud mental como enfermería especialista, Educación social, Trabajo social, terapia ocupacional…

La promesa del Gobierno fue que se reducirían tiempos de espera y se garantizaría que "no haya un solo ciudadano que necesite ayuda psicológica y no pueda obtenerla". ¿Es esto posible dada la baja ratio de profesionales de Salud Mental que hay actualmente en el SNS?

Desde el Comisionado tenemos el compromiso de actuar sobre las causas del sufrimiento de la población. El objetivo no es que todo el mundo acuda al psicólogo, sino que no necesitemos hacerlo. Hay que garantizar la asistencia, y que esta sea de calidad, para las personas que lo necesitan; pero también tenemos que hacer un ejercicio de humildad y reconocer que muchos de los problemas que llegan a la red de salud mental no podemos resolverlos porque su causa es social. En cuanto a esto, queremos ampliar la mirada y reforzar el tejido comunitario para que pueda recuperar las competencias de cuidado, acompañamiento, comprensión, consuelo y movilización, que han quedado parcialmente sumidas en la asistencia técnica de lo “psi”. Tenemos que conseguir condiciones que permitan recuperar la comunidad. Por supuesto esto no es solo competencia del Comisionado ni del Ministerio de Sanidad.

¿Prevén otras mejoras laborales para profesionales de Salud Mental?

En el Comisionado vamos a desarrollar una línea de trabajo que tiene que ver con precariedad laboral y salud mental. Creo que es bastante evidente que el ejercicio de muchas profesiones sanitarias se encuentra en esta situación. Por otra parte, el Ministerio está en vías de reformar el Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud para intentar, desde sus competencias, mejorar las condiciones laborales de los y las trabajadoras sanitarias. Dentro del Plan de Acción 2022-2024 también hay líneas que fomentan la estabilización del personal dentro de la red de salud mental.

Con tantos mecanismos que se están impulsado, ¿no se corre el riesgo de medicalizar o patologizar problemas que no tienen que con la salud sino con precariedad?

Precisamente estamos orientando la intervención no solamente a atender en mejores condiciones a las personas que presentan sufrimiento psíquico a causa de sus condiciones laborales, sino también a hacer un ejercicio de justicia y reconocimiento de esa asociación, devolviendo la responsabilidad a quien está generando el problema y exigiendo el cumplimiento del derecho de los y las trabajadoras a un trabajo decente. En otras cuestiones relacionadas con las condiciones de vida precarias, vamos a actuar en el origen del problema para evitar que derive en sufrimiento psíquico. También es imprescindible dar otros marcos de entendimiento del sufrimiento, porque en la actualidad, parece que la enfermedad es la única forma de legitimar nuestro sufrimiento, y nos olvidamos de que exigencias de justicia social, por ejemplo, pueden ser mucho más operativas en estas situaciones.

Actualmente, el Congreso de los Diputados está abordando iniciativas que abordan un Pacto de Salud Mental. ¿De qué forma se complementará el Comisionado de Salud Mental con los trabajos que se lleven a cabo en las Cortes o en otros departamentos del Gobierno?

El Comisionado colaborará con el resto de departamentos del Gobierno y las Cortes para realizar trabajo conjunto. No tengo dudas de que iremos en la misma línea porque existe un consenso social sobre la necesidad de mejores vidas, con menos sufrimiento, y tanto el Comisionado como el Pacto de Estado pretenden responder a esto.

¿Va a peor la salud mental en España? Si es así, ¿qué factores lo están motivando?

El empeoramiento de la salud mental en España es multifactorial y muy complejo. No creo que podamos llegar a entenderlo y menos a abarcarlo. Conocemos factores como el avance del sistema capitalista, cuya única prioridad es la economía, que nos somete a una individualidad que nos aísla, a la competitividad con iguales en lugar de a establecer lazos de solidaridad, a percibir a los demás como enemigos de nuestro proyecto personal y a la necesidad de seguir un ritmo de vida y un rendimiento personal que resulta lógicamente insoportable. Esto ocurre en un contexto cada vez más hostil, con peores condiciones materiales de vida para la mayoría, y con la aparición de injusticias cada vez más evidentes frente a las que nos sentimos impotentes. Creo que tenemos una mayor conciencia de este malestar inespecífico, que en ocasiones acabamos nombrando con diagnósticos de salud mental.


"El objetivo no es que todo el mundo acuda al psicólogo, sino que no necesitemos hacerlo"



¿Sigue siendo un tabú ir al psicólogo o al psiquiatra?

La ciudadanía y las instituciones han hecho un gran trabajo para disminuir el estigma de ir al psicólogo o al psiquiatra. Sin embargo, sigue siendo muy distinto ir por un problema de salud mental más leve o por uno más grave. Hemos podido normalizar la concepción de que cualquiera de nosotros puede necesitar alguna vez ayuda psicológica, pero no que pueda sucedernos un problema grave de salud mental. También existe cierta confusión de la psicoterapia como medio de “mejora personal”, que se parece más a una consideración de terapia como objeto de consumo, o terapia cosmética, y la psicoterapia como repuesta sanitaria a un problema psíquico.

El ‘burnout’, las guardias, la nocturnidad, el temor a agresiones… son algunos factores que merman la salud mental de los profesionales de la sanidad. ¿Prevé Sanidad escuchar la reivindicación de que la patología mental sea considerada enfermedad profesional?

Absolutamente. No solamente se va a trabajar en la inclusión de la patología mental como contingencia profesional, sino que se va a hacer un esfuerzo de vigilancia epidemiológica al respecto, que nos dé información sobre el fenómeno y oriente la toma de medidas.

Mónica García confirmó hace unos días el impulso de un Plan Antisuicidio. ¿Este formará parte de la Estrategia de Salud Mental o será independiente?

En el Plan de Actuaciones Frente al Suicidio se incluirán medidas que ya se estaban llevando a cabo en el marco del Plan de Acción de la Estrategia de Salud Mental, y se añadirán otras nuevas que lo complementen.

¿Trabajará el Comisionado con otros Ministerios? ¿En qué planes?

Consideramos imprescindible el trabajo transversal con otros ministerios y con la ciudadanía. Necesitamos colaborar, por ejemplo, con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y con el Ministerio de Trabajo y Economía Social en todo lo que respecta a precariedad laboral y salud mental. Con el Ministerio de Justicia para lo que tiene que ver con garantía de derechos humanos y sociales de los usuarios y usuarias. O con el Ministerio de Juventud y con el Ministerio de Educación para abordar el malestar psíquico en jóvenes y adolescentes.
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