La Revista

Manuel Gálvez publica 'Vive. Reflexiones de un médico de familia'

"Estamos medicalizando problemas que no son médicos, sino sociales"
Manuel Gálvez Ibáñez.


28 jul. 2018 18:00H
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Manuel Gálvez Ibáñez, médico de familia de 63 años, acaba de publicar 'Vive. Reflexiones de un médico de familia', un alegato a vivir sin miedo y disfrutar del día a día. Con más de 250.000 consultas a sus espaldas, el doctor resume sus vivencias como profesional sanitario. Nacido en La Cañada de San Urbano, Almería, el autor ha sido profesor en Chile y actualmente forma parte de la Comisión Provincial de Ética de la Investigación de la Consejería de Salud y de la Comisión de Garantía Interna de la Calidad del Título de la Facultad de Medicina de Granada. Pero eso no le quita de reunirse con sus amigos del equipo de rugby, en el que sigue jugando: "hay que disfrutar de un hedonismo ponderado". 

¿Por qué ha decidido escribir el libro ahora?

He aprendido muchas cosas en la consulta y las tenía anotadas. Algunos alumnos de Medicina me dijeron: 'pero oiga, ¿por qué usted no escribe estas cosas que nos están siendo realmente útiles?'.  Pues por eso.

¿A quién va dirigido exactamente el libro?

A la población en general. He hecho un esfuerzo importante para transmitir el mensaje con toda esta enseñanza que he tenido, bien es cierto que de mis pacientes, pero también de mis colegas. No solo entre colegas médicos, también enfermeras o trabajadores sociales. He compendiado todo lo que he aprendido y se lo devuelvo a aquellos de quienes lo he aprendido.

El rugby es una de las grandes pasiones de Gálvez.

El rugby es una de las grandes pasiones de Gálvez.

El libro se titula '¡VIVE!, reflexiones de un médico de familia', ¿qué quiere decir?

En la consulta uno ve personas que sufren de forma tremenda por algo que uno entiende que no deberían de estar sufriendo. Por contra, vemos gente con una carcinomatosis brutal, que tiene una situación de final de la vida, y que son ellos los que le dan ánimo al resto de la familia. No sé, buscar las claves para ese sufrimiento innecesario y para esas personas que dijéramos deberían estar sufriendo y no están sufriendo, ha sido este el ejercicio que he llevado acabo. 

La gente, a veces, minimiza los problemas cuando son graves y los intensifica en consulta cuando no lo son, ¿no?

Sí, es una reflexión sobre la vida. Empezando casi por el final, el valor de la vida no se puede medir solo en años. Si el valor de la vida estuviese en los años, Alejandro Magno, Steve Jobs, Jesucristo o Mozart, habrían sido de poco valor, pero no es esa la cuestión. Si un cáncer de crecimiento rápido va a llegar es que da igual, no es cuestión de descubrirlo a tiempo, da igual. Entonces, cuando se ven esos casos tan tremendos, en vez de llevar a la preocupación, puede llevar a todo lo contrario. Hay una frase fantástica que es: "'todos vamos a morir un día', le dijo alguien a otro, y le contestó: '¡fantástico! Qué suerte, solo un día! Todos los demás no ¿verdad?'". Se trata de poner el acento en la vida dado que sí sabemos que hay vida antes de la muerte, centrémonos en ella, que esa sí es segura.

¿Qué es lo más extraño que se ha encontrado en la consulta durante todos estos años de trayectoria?

Hay gente con situaciones terminales que mantiene un estado de ánimo increíblemente maravilloso, para él y su familia, una resignación callada, un apoyo a la familia de darle ánimo a todos los demás, eso es lo que más. Y luego, antes de pensar en la muerte, en la abnegación de nuestros ancianos, esa gente que vive y que ha descubierto que una de las claves para la felicidad, para encontrarse bien es no pensar que nuestra vida tiene un sentido solo para nosotros sino que tal vez el sentido de nuestra vida está en los demás. Qué tal si los demás fueran el sentido de nuestra propia vida. Responder a esa pregunta da mucha paz.

Portada del libro '¡Vive'

Portada del libro '¡Vive'

He leído que ha trabajado en zonas rurales. ¿Qué diferencias se ha encontrado entre áreas más urbanas y zonas rurales en cuanto al trato con los pacientes?

Mi experiencia es que fue maravillosa. Había gente con un cólico nefrítico, a medianoche, esperaba a que el médico se levantara para ser atendido por no molestarle. Eso ya no se ve. También los tiempos cambian, donde teníamos casi cero urgencias de viernes a lunes ahora vienen 80. 

¿Hay un abuso de los pacientes a la hora de ir a las consultas o a acudir a Urgencias?

Estamos medicalizando problemas sociales. Eso es una parte, la otra es que hay muchas empresas y  corporaciones, no solo farmacéuticas -a las cuales les doy un buen repaso en el libro-, sino de alimentación, estética, fitness... Es que ahora los anuncios en contra del colesterol los hace la industria. Fundamentalmente, el mundo de la alimentación ha encontrado ahí un filón asustando a la gente con una sustancia que es maravillosa, que está en nuestro cuerpo y que es imprescindible para la vida y que solamente en unas situaciones especiales, con presencia de diabetes, tabaquismo e hipertensión, requiere alguna relevancia. Menos preocupación por el colesterol y más amigos también sería una de las conclusiones, por decirlo rápidamente.

En esa comercialización ¿se llega a un exceso del uso de medicación también en la sociedad en la que vivimos?

Sí, la Medicina en su conjunto ha caído en esta trampa y algunos de nuestros colegas también. Hay una menor resistencia a la frustración por parte de la sociedad también que lo demanda, médicos que intentamos explicar a los pacientes que no hace falta tomar tantos ansiolíticos, tantos analgésicos, pero hay una demanda. En los primeros capítulos del libro trato de explicar que hay muy baja resistencia a la frustración, se aturden por pequeñas cosas, buscan soluciones a pequeños problemas dermatológicos, se sienten aturdidos por un leve acné, por un vitíligo que le aparece. Parece que es el fin del mundo y sí que les damos respuestas farmacológicas en demasiadas ocasiones, entonces aquí debemos intentar aquello de más Platón y menos Prozac (en referencia del libro del filósofo Lou Marinoff).

Es usted también profesor en la universidad ¿cómo lleva combinar ambos aspectos en su vida?

De una manera magnífica, si es por lo que te pagan como profesor asociado pues estás perdido. Entonces, ¿por qué lo haces? Porque es un placer y porque uno aprende un montón con los alumnos y todos los colegas en el ámbito universitario. Estamos todo el día quejándonos, pero es que nadie me obliga a hacerlo, lo hago porque quiero, porque me gusta, porque me satisface, me recompensa.

En una imagen de juventud, practicando gimnasia.

En una imagen de juventud, practicando gimnasia.

He visto que es bastante activo en redes sociales, ¿es una buena herramienta para los profesionales médicos el interactuar con los pacientes?

Con los pacientes ciertamente no me relaciono, les atiendo o respondo preguntas, aunque ahora a raíz del libro, qué gracia, en Facebook, algunas personas me han tomado como la unidad del dolor y me hace preguntas. Twitter es magnífico y tenemos ahí un grupo de profesionales, como Juan Gervás o Rafael Bravo, o de los que aprendo un montón y también ellos han sido parte de lo que han nutrido el libro y se lo agradezco en la introducción. 

He visto también que forma parte de la comisión provincial de la ética. Ahora se está moviendo mucho el tema de la Humanización como corriente necesaria para la atención asistencial, ¿cuál es su opinión al respecto?

Estoy absolutamente de acuerdo. Hoy le he dedicado a mis pacientes ocho minutos, pero es que mañana son siete y luego nueve, voy a verlos a domicilio y son 20, entonces, nosotros hacemos un uso diacrónico del tiempo que sumados todos esos minutos, hace mucho más tiempo. La Humanización es imprescindible. Ahora que tengo un residente de primer año y un alumno aquí a mi lado, cada vez que los pacientes se van y dicen: "¡Aprende del doctor, que mira cómo nos escucha y nos explica! Nunca dicen: ¿Y cuánto sabe de electrocardiografía" Los pacientes esperan que su médico les escuche y les explique con palabras comprensibles. Especialmente con el consentimiento informado.

¿Cómo valora el sistema MIR?

Soy bastante crítico con el examen MIR, porque reducir todo lo que un futuro médico debe conocer antes de pasar a la formación de posgrado a 250 preguntas tipo tés... Una cosa es el examen MIR, que tengo mis dudas, y otra es el sistema MIR, que es maravilloso como se ha demostrado, como son queridos todos nuestros especialistas que salen en cualquier parte del mundo. 

en corto
Un libro 
En prosa El médico, de Noah Gordon; en poesía, 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda.

Una película
Los Otros, de Alejandro Amenábar.

Una canción
Puente sobre las aguas turbulentas, de Simon y Garfunkel.

Una ciudad para vivir
Granada.

Una ciudad para viajar
Praga.

Un objeto imprescindible
Un bolígrafo (un teclado, … algo con lo que escribir).

Un personaje de su vida
Mi padre.

Un personaje histórico
Alejandro Magno.

Un equipo de Rugby (perdón, he cambiado Fútbol por Rugby)
Los All Blacks (selección neozelandesa de Rugby).

Un lema vital
“La vida se nos da y la merecemos dándola”. (la frase es de R. Tagore)

¿Qué le hace feliz?
Mis hijos.
¿Le gusta formar parte de la formación de esos residentes en el centro hospitalario?

Sí, fui coordinador provincial de la unidad docente de Medicina de Familia durante seis años y me relacionaba con todos, por supuesto. Si es que es lo que nos queda, lo que sabemos transmitir. 

¿Cuáles son sus aficiones fuera de la consulta, de la literatura y de la universidad?

El rugby y el ajedrez.

Muy distintos ¿no?

Sí, todavía juego, tenemos un equipo. Nos hacemos llamar los "Escoriones", la escoria, lo viejo, lo que ya nadie quiere. Hemos hecho viajes por todo Europa: Luxemburgo, Londres, París, Roma, Lisboa... Y nos vemos todos los jueves, echamos un rato, nos tomamos nuestra cerveza porque hay que disfrutar de un hedonismo ponderado.

Y el ajedrez es una pasión que me puede, hasta el punto de generarme problemas en ocasiones. Con el ajedrez online, te lo ponen tan fácil que acabas de jugar con un yugoslavo y estás jugando con un señor de Tailandia y es una pasión, pero con una falta de talento extraordinaria que me duele, pero no lo puedo evitar.

¿Le gustan más deportes aparte del rugby?

Inevitablemente sigo a la selección española cuando juega en fútbol, pero también la gimnasia deportiva en la que estuve en los campeonatos de España cuando era joven.

¿La gimnasia deportiva?

Sí, esto de paralelas, anillas, barras fijas, potros con aros, todo esto. Ahora creo que le llaman gimnasia deportiva.

¿También la ha practicado?

Sí, en el colegio de La Salle de Almería llegó un campeón de España y allí en dos años fuimos al campeonato de España y tengo por ahí todos los certificados, no fueron especialmente buenas las calificaciones pero ahí andábamos, que no fue poca cosa un equipo de Almería plantarse allí.

Me comentaba que acaba de cumplir 63 años, ¿cuáles son sus planes ahora de futuro?

Pues si me dejan, seguir trabajando aquí porque no sé hacer otra cosa y porque es una pasión. Esto son los sistemas de recompensa. Yo si me encuentro mal me vengo a la consulta y ya estoy bien, es una terapia. 



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