Un estudio analiza los mecanismos de defensa y el desgaste emocional en la formación médica bajo contextos bélicos

La coraza de estudiantes de Medicina en zonas de guerra: cinismo y lejanía


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En escenarios de guerra, los futuros médicos que habitan en regiones afectas por conflictos no solo se enfrentan a un reto académico, sino también a tensiones tanto existenciales como emocionales que pueden transformar su vínculo con la profesión.

Un reciente estudio publicado en BMC Medical Education analiza los niveles de "burnout" y calidad de vida entre estudiantes de Medicina en una de estas localizaciones. Un análisis que revela cómo el cinismo, el distanciamiento emocional y la sensación de lejanía pueden manifestarse como una auténtica "coraza" protectora.

La investigación, realizada en la Universidad Médica Americana de Líbano entre mayo y junio de 2024, analizó a 200 estudiantes cuyos resultados señalaban niveles de agotamiento emocional muy elevados. Además, se demostró que la sensación de eficacia profesional se reducía de forma notable y casi la mitad de los participantes mostraba un grado significativo de cinismo hacia sus estudios y hacia la profesión.


El cinismo como refugio


El cinismo, entendido comunmente como desdén o frialdad frente a lo que se estudia y se vive, no surge de la indiferencia, sino de la necesidad. El informe explica de esta manera que se trata de una forma de protegerse del impacto emocional que provoca ver tanta vulnerabilidad humana en un entorno lleno de carencias y sufrimiento. La distancia que muchos estudiantes sienten no significa falta de empatía, sino una manera de no derrumbarse. Esa coraza actúa como un escudo que les permite continuar con una carrera muy exigente.

El estudio también muestra que los estudiantes con mayores dificultades económicas o sociales eran más propensos al cinismo y a la baja motivación. A su vez, la calidad de vida se veía comprometida sobre todo en el ámbito psicológico, donde la ansiedad, la depresión y el aislamiento se repetían como antesala de ese malestar.

Al final, el riesgo de normalizar este endurecimiento es evidente. Una coraza demasiado rígida puede convertirse en un muro que dificulte el vínculo con el paciente, erosione la empatía y diluya la vocación. Porque, tal y como explican los profesionales, si el cinismo se convierte en hábito, la Medicina pierde su sello de identidad.


Cuidar a quienes aprenden a cuidar


Por ello, este estudio no solo sirve para describir un fenómeno, sino que interpela directamente a las instituciones académicas y sanitarias. Formar médicos en escenarios de guerra implica también ofrecerles apoyo psicológico, espacios de contención y redes de acompañamiento. No se trata de pedirles que bajen la guardia en un contexto donde la supervivencia emocional es frágil, sino de reconocer que esa coraza existe, comprender su función y ayudarlos a que no se convierta en un obstáculo .

En definitiva, el cinismo y la lejanía "no son simples defectos de carácter ni síntomas de apatía juvenil" sino el lenguaje que adopta la resistencia emocional en territorios marcados por la violencia. El estudio concluye que la tarea pendiente es encontrar un equilibrio entre permitir que los estudiantes se protejan sin perder la capacidad de sentir y que cuiden de sí mismos sin renunciar a su vocación.
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