José María Gámez, cardiólogo, será ponente de la IX Jornada Cardiovascular que SEMG celebra en Toledo.
"Los avances recientes no significan que los betabloqueantes dejen de ser útiles, sino que se abre la puerta a un
uso más personalizado. La investigación continúa y permite ajustar mejor los tratamientos para que de alguna manera cada paciente reciba su tratamiento ‘a medida’”. Con estas afirmaciones, José María Gámez, cardiólogo del Hospital Universitario Son Llàtzer de Palma de Mallorca, aclara la controversia generada recientemente tras la presentación de nuevos estudios en el Congreso Europeo de Cardiología en los que se afirmaba la
falta de beneficios de estos fármacos tras un infarto.
Gámez, que será el encargado de hablar de este tema en la IX Jornada Cardiovascular: Unidos en la salud cardiorrenalmetabólica, que la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) celebrará en Toledo los días 26 y 27 septiembre, se refiere en concreto al
ensayo clínico Reboot, coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), cuyos resultados han despertado “dudas más que comprensibles” en algunos pacientes, según afirma este profesor de Medicina en la Universidad de las Islas Baleares.
El facultativo explica que en el estudio Reboot se observó que, en
pacientes tras infarto, sin insuficiencia cardiaca y con buena función contráctil, el tratamiento con estos fármacos no aporta beneficios con respecto a no tomarlos. Sin embargo, otros estudios, como Betami-Danblock “han mostrado que los pacientes tras infarto
sí se benefician de los betabloqueantes y evitan nuevos eventos cardiovasculares, especialmente aquellos con función cardiaca ligeramente reducida”.
¿Qué pacientes se benefician de los betabloqueantes?
Un metaanálisis internacional también presentado en este mismo congreso, que analizó los resultados de varios ensayos en esta materia, “mostró que los pacientes que se benefician del tratamiento betabloqueante son aquellos que
tras un infarto tienen la función ligeramente reducida”.
“Durante décadas, hemos prescrito estos fármacos de forma rutinaria a todos los pacientes tras un infarto. Sin embargo, estudios sugieren que no todos los pacientes los necesitan, especialmente aquellos cuya función cardiaca es normal. Como vemos, los resultados no son uniformes, pero ayudan al cardiólogo y al médico de familia a personalizar el tratamiento de manera más precisa”, señala Gámez.
Mensaje para los pacientes
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, a través de su Grupo de Trabajo Cardiovascular, quiere con esto
trasladar un mensaje de tranquilidad a los pacientes en tratamiento con este tipo de fármacos, a quienes ofrece una serie de recomendaciones.
Por un lado,
no suspender nunca el tratamiento por iniciativa propia: los betabloqueantes son esenciales en muchos pacientes, especialmente si existe insuficiencia cardíaca, arritmias o función cardiaca reducida. La retirada, si procede, debe ser siempre gradual y supervisada por un médico para evitar complicaciones. “
El tratamiento debe individualizarse: no existe una única respuesta válida para todos. La decisión depende de la situación clínica de cada paciente”, advierte el doctor Gámez.
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