Mathias Cormann, presidente de la OCDE.
El cambio climático está marcando la agenda política de los estados. Y la salud no es ajena a ello. En los países de la
OCDE, los
sistemas sanitarios generan más del 4 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, con el envejecimiento poblacional y la creciente demanda de atención médica, si no se toman medidas, el impacto ambiental podría ser aún mayor. El informe
Descarbonización de los sistemas de salud en los países de la OCDE, elaborado por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) analiza cómo estos países tratan de ofrecer servicios de calidad mientras se enfrentan a este reto. De igual modo, se plantea reducir el despilfarro en hospitales, sustituir productos altamente contaminantes como los gases anestésicos e inhaladores, y fomentar políticas de salud pública que reduzcan la demanda de atención médica. La meta es clara: una
sanidad más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
Las políticas en salud, la cuenta pendiente en sostenibilidad
Los Estados están adaptando sus políticas a las necesidades climáticas. El documento recoge varios ejemplos, uno de ellos es el de España. Las medidas de eficiencia energética en viviendas en el plano nacional destacan por sus efectos positivos en la salud pública. Además, la introducción de subsidios al transporte público en Madrid ha incrementado su uso en un 33 por ciento, contribuyendo a reducir emisiones y mejorar la calidad del aire urbano. No obstante, la inversión en salud aún está en fase de desarrollo.
Frente a ello, en los Países Bajos, el
Instituto Nacional de Salud presentó un informe a petición del Ministerio de Salud que propone tener en cuenta tanto el uso de los recursos humanos en salud como el impacto ambiental de una intervención médica a la hora de decidir si debe ser cubierta o financiada por el sistema sanitario. Este organismo inició un periodo de prueba de tres años para aplicar y evaluar estas nuevas metodologías, aunque aclara que por ahora estos factores no pueden incluirse en los criterios de efectividad o coste-efectividad.
En general, varios países de la OCDE están incorporando el impactoambiental en las evaluaciones de tecnologías sanitarias. Y no es para menos. En 2018, el sector de la salud fue responsable, en promedio, del 4,4 por ciento de las emisiones totales de
gases de efecto invernadero (GEI) en los países miembros de la OCDE. Esta cifra sitúa al sector sanitario incluso por encima de sectores como la aviación, que históricamente han recibido más atención mediática y política por su impacto ambiental Según datos del informe, las emisiones vinculadas al sector salud en ese año alcanzaron casi 963 millones de toneladas de CO₂ equivalente. Una cantidad comparable a las emisiones totales de Alemania, el tercer mayor emisor de GEI dentro de la OCDE.
Análisis de la contaminación en el sector salud
Las cadenas de suministro representan la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector salud, concentrando cerca del 79 por ciento del total en los países de la OCDE. Dentro de ellas, la producción y el consumo de productos farmacéuticos y bienes médicos generan por sí solos una cuarta parte de todas las emisiones del sector. Desde la
fabricación de medicamentos hasta la distribución de equipos sanitarios, cada etapa contribuye de forma significativa a la
huella de carbono.
Los hospitales, por su parte, son los mayores emisores entre los proveedores de atención sanitaria. Se estima que generan aproximadamente el 30 por ciento de las emisiones totales del sector, debido a su alto consumo energético y al intensivo uso de recursos.
Para reducir el
impacto ambiental del sector salud, la OCDE propone una serie de medidas clave que podrían disminuir significativamente las emisiones sin comprometer la calidad de la atención. Reducir la atención médica de bajo valor y el desperdicio hospitalario es una de las recomendaciones principales. Disminuir las estancias prolongadas e innecesarias, así como evitar admisiones evitables, podría recortar hasta un 25 por ciento de las emisiones hospitalarias en promedio en los países de la OCDE.
También se apunta a la sustitución de productos de alta emisión.
Reemplazar gases anestésicos como el desflurano y usar inhaladores con menor impacto ambiental permitiría reducir las emisiones del sector sin afectar la eficacia de los tratamientos. Asimismo, el fortalecimiento de la Atención Primaria y las políticas de salud pública también son esenciales en la construcción de un sistema sanitario sostenie. En este sentido, fomentar dietas más saludables y sostenibles podría disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en 304 millones de toneladas de CO₂ equivalente al año en la OCDE y, al mismo tiempo,
evitar 27.000 muertes prematuras por cáncer. Finalmente, se destaca el potencial de la contratación pública como motor de cambio.
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