Tres expertos debaten sobre las medidas que deben tomar los centros para conseguir un mayor ahorro energético

De pie: Àlex Lázaro y Carlos Jiménez. Sentados: Óscar Talavera y Luis Mosquera.


23 ene. 2020 18:50H
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Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los hospitales españoles es la sostenibilidad y la incorporación de las energías renovables. Muchos de los centros hospitalarios se construyeron hace ya varias décadas, por lo que es necesario que poco a poco vayan adecuando sus instalaciones para conseguir un mayor ahorro energético, disminuir su huella ambiental y emitir menos gases contaminantes. Las gerencias de los hospitales están tomando las riendas de esta cuestión y, algunas, han comenzado a organizar grupos de trabajo para reducir los residuos de un sector en el que se producen 20 kg de desechos de media por una intervención sencilla.

El primer bloque de debate es sobre las energías renovables en el hospital del siglo XXI. ¿Cómo se están adaptando los centros españoles para integrarlas?

Luis Mosquera, presidente de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH): Si hablamos de energías renovables en hospitales habría que decir que su uso es bastante anecdótico. De hecho, de forma directa, las utilizan muy poco. Hay experiencias básicas con energía solar, tanto térmica como fotovoltaica, algo de uso de biomasa en hospitales de Galicia y poco más.

En cuanto a qué energías renovables se deben usar, si el objetivo es la reducción del cambio climático hay que decir que no todas las energías renovables son no contaminantes. Por ejemplo, el CO2 de la biomasa o los biocombustibles: evidentemente éstos son contaminantes porque utilizan la combustión. Además, se trata de una combustión incompleta, con lo que es bastante más sucio incluso que utilizar el gas natural.

Óscar Talavera, gerente del Hospital General La Mancha Centro (Ciudad Real): El uso de las energías renovables en el hospital es absolutamente anecdótico y, más que llevar a cabo iniciativas potentes, se debe poner un punto de partida a partir del cual planificarnos y desarrollar todo aquello que podamos hacer en cuanto a consumo eficiente de energía.

Óscar Talavera: "Pequeñas acciones como el cambio de las luminarias LED se pueden amortizar en siete meses".

A nivel hospitalario es fundamental el reciclaje y toda la gestión de residuos, que en el hospital es algo ingente, desmesurado. Por ejemplo, muchas veces hacemos 16 o 20 operaciones de cataratas al día y se generan, en cada proceso, hasta 20 kilos de desechos: para meter una lente de un milímetro en el ojo generamos 20 kilos de residuos plásticos.

Ha llegado el momento de tomar conciencia, porque la sociedad lo exige. La cumbre que precisamente se ha llevado a cabo en Madrid también nos lleva a ello. Es el momento de liderar este cambio desde los equipos directivos, y en el Hospital General La Mancha Centro ya hay un grupo de trabajo que cuenta con un ingeniero, gente de gestión y gestores medioambientales que pueden poner un punto de partida, aunque sean planteamientos a 5 o 10 años para uso y racionalización eficiente de energía, no para mejorar las certificaciones energéticas de los hospitales. A pesar de que también es el objetivo, porque los cambios en esas certificaciones son necesarios, lo más importante es lograr un uso racional de la energía y de su obtención.

Carlos Jiménez, Academics Executive Leader de GE y miembro de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin): Cuando se habla de sostenibilidad, se tiene que considerar el binomio generación-demanda. El punto de vista que puede aportar Fenin en esta mesa es el de la gestión de la demanda, no de la generación. ¿Y qué traslación puede tener? El impacto en la demanda asociado con el uso de las tecnologías sanitarias: la eficiencia.

Cojamos una modalidad, por ejemplo, las resonancias magnéticas. A día de hoy [los nuevos aparatos] tienen consumos eléctricos en torno a un 40 por ciento inferiores a las del parque obsoleto que existe en España. Contemplamos una renovación con un mix de entre el 50 y el 30 por ciento de ahorro.


Jiménez: "Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la renovación de la obsolescencia nos ayuda a producir mejor"


En diciembre del 2019, Fenin publicó el último estudio de perfil tecnológico en el que se evidenciaba cómo en España hay un 44 por ciento de la base instalada de resonancia magnética que tiene más de 10 años. Los estándares europeos de Fenin recomiendan que con más de 10 años se tenga, como mucho, un 10 por ciento. Cerrar esa brecha del 44 al 10 por ciento tiene una traslación a 250 resonancias en España, ya que el parque es de aproximadamente 760 resonancias.

Si se cogen 250 resonancias a una media de unos 5.000 estudios al año por resonancia, se estaría hablando de 1.250.000 estudios. Cocir publicó en el 2011 una serie de estimaciones de consumo de resonancias magnéticas y concluyó que por paciente puedes consumir en torno al 9,57 kW/hora. Eso daría que esas 250 unidades obsoletas, que cerrarían la brecha entre el 44 por ciento de la base instalada de más de 10 años y el 10 por ciento que se recomienda como estándar en Europa, equivalen a 12 millones de kW/hora. Con los datos de la traducción a kilogramos de CO2 por kW/hora eléctrico que publica el ministerio, de 0,36, se podría decir que el ahorro en el consumo eléctrico de la renovación de la obsolescencia en la resonancia magnética tendría una traducción de 1.300 toneladas de CO2 al año.

Cuando se promociona la renovación de la obsolescencia en el parque tecnológico, nos solemos focalizar en el impacto que tiene en los resultados en salud por las funcionalidades que las nuevas tecnologías aportan, así como la mejora de experiencias en pacientes, familiares y profesionales, pero desde el punto de vista de sostenibilidad nos ayudan a producir mejor.

¿En qué aspecto se debería incidir desde la Ingeniería Hospitalaria para incentivar el uso de estas tecnologías?

Luis Mosquera analiza las limitaciones de la aplicación de estas energías en los hospitales.

Luis Mosquera: En un modelo más macro, el mito de las energías renovables tiene claroscuros. Al final, la base fundamental de estas energías es la solar, tanto en los parques eólicos como en las fuentes solares térmicas o fotovoltaicas. El principal problema de esas fuentes de energía es que son pulsantes, es decir, que no son constantes. El sistema de distribución eléctrica está basado en una corriente alterna que requiere de una estabilidad fundamental en lo que es la onda, tanto en amplitud como en frecuencia como en la propia calidad de la onda, y la energía eléctrica no se almacena. Esto significa que, si hay un exceso de demanda, la frecuencia baja y eso nos afectaría en que en ningún ordenador funcionaría.

Al final, la actuación importante es conseguir acumular la energía cuando se produce y poder darla cuando estos elementos son deficientes, es decir, cuando no hay viento o sol. Para eso se necesitan de sistemas de acumulación importantes, de baterías, de súper condensadores y de recuperar las centrales de bombeo, que se dejaron de utilizar. Sin embargo, tecnológicamente, todavía falta un impulso. En modo macro, el concepto de energía renovable tiene sus limitaciones, al menos si no se hacen actuaciones muy importantes.

Habrá que llegar a un compromiso cordial de lo que debe de ser renovable, de lo que debe de ser menos contaminante. De cara al efecto invernadero, lo menos contaminante es la energía nuclear, claro. Además, la producción del kilovatio eléctrico nuclear es infinitamente más barata que cualquier otro tipo de energía.

Ésa es la realidad de las energías renovables. ¿Aplicado a los hospitales? Evidentemente, existe una limitación. Por 

Los expertos destacan que para avanzar en el reciclaje se pueden adoptar numerosas medidas "domésticas" en el hospital


ejemplo, para usar energía solar fotovoltaica se necesita espacio, y no se pueden crear campos solares extensísimos porque en el hospital, como mucho, se juega con la superficie de nuestra cubierta. En el tema de la energía solar térmica se sabe que las instalaciones son complejas, difíciles de mantener.

En cuanto a otras opciones, es muy divertido, desde el punto de vista de la ingeniería, buscar soluciones como la energía geotérmica, como se hace, por ejemplo, en el Hospital de Mollet en Cataluña, pero para eso el terreno tiene que ser capaz. Y la biomasa en Galicia, que tiene un excedente de masa forestal, puede ser interesante. No es que se quiera que estas energías renovables no estén, sino que es difícil su aplicación.

¿Cuáles son los beneficios que aporta al sistema sanitario el uso de las energías renovables?

Óscar Talavera: Los hospitales son consumidores ingentes de energía, y de una energía de producción muy poco eficiente. La mayor parte de los hospitales en España usan calderas de gasoil que tienen 20 o 30 años, o de grandes enfriadoras para la climatización en verano, y algunos que todavía tienen CFC ilegales, de los de la normativa del 98.

El planteamiento que se intenta hacer desde el grupo de trabajo doméstico en los hospitales es el de realizar pequeñas acciones. Por ejemplo, el cambio de luminaria LED es algo que en siete meses se puede amortizar. En un hospital pequeño de 50.000 m² con una máxima altura de dos plantas y pasillos de 120 metros, estos cambios tienen grandes efectos. Además, se pueden poner sensores de movimiento, porque estamos acostumbrados a que en los hospitales esté todo encendido a cualquier hora del día o de la noche, es un gasto público que tenemos que evitar. También se podrían instalar detectores de presencia, algo de precio absolutamente irrisorio, y que está en todas las casas.

Hay más medidas que permiten ahorrar porque no solamente es lo que se gasta, sino lo que desecha. Por ejemplo, hemos eliminado 200 kilos de bolsas de plástico al año cambiándolas por bolsas de poliéster reciclables. No se había pensado que se pueden ahorrar 200 kilos de bolsas de plástico en todo el manejo de la lencería hospitalaria en un hospital de 300 camas. Se puede seguir por las máquinas de vending o usar vasos de cristal en vez del plástico que se utiliza en cada café, que en un hospital pequeño se pueden tomar 1.000 al día. Todo este tipo de iniciativas, que son muy domésticas, se pueden trasladar a un centro hospitalario.

Si se ponen los suficientes paneles solares en un proyecto a cinco años para evitar el 40 por ciento de la calefacción o del agua caliente sanitaria, se va a gastar el triple, pero esa es una inversión que se hace solo una vez y que tiene un gran impacto en el ahorro.

Carlos Jiménez, Óscar Talavera, Àlex Lázaro y Luis Mosquera.


Luis Mosquera: Las medidas pequeñas tienen efectos muy grandes. Las medidas más llamativas a veces son un efecto 'wow' y nada más. Efectivamente, lo que menos consume es lo que no existe, el no encender la luz se puede hacer perfectamente, programándolo con un sistema centralizado en el hospital, con un detector de presencia o con el celador cuando iba apagando las luces antiguamente.

En los hospitales tenemos mucho que hacer. Carlos calculaba en 1.300 las toneladas de CO2 que generan todas las resonancias del país. Bueno, es que un hospital produce 30.000. ¿Eso quiere decir que no hay que hacer resonancias? ¡No! Lo que pasa es que todo se puede relativizar, a veces parece que una inversión es pequeña y tiene resultados y una empresa muy grande no tiene los que se espera.

Óscar Talavera: Pero no hay que perder esa óptica.

Luis Mosquera: Hay instalaciones muy obsoletas que por supuesto son muy ineficientes: que adelanten la inversión y en base a unos futuros ahorros se sacaría una instalación mejor. Eso se ha hecho en muchos sitios y no solo en Madrid. Son unos contratos, unos acuerdos bastante interesantes para nuestro ámbito de competencia.

No es tampoco imprescindible tener aquí una instalación energética hípereficiente porque cabe recordar que en un hospital las instalaciones, como casi todo, tienen que ser primero seguras, luego tienen que ser eficaces y, por último, eficientes.

Aquí hay pequeñas medidas como cambiar las calderas o las luminarias, poner elementos de control, detectores de presencia, mejorar el control de instalaciones… Son acciones que habría que haber hecho en cualquier caso, y de alguna forma se capitaliza la inversión al inicio.

Luego, hay una pregunta importante sobre los hospitales antiguos: qué se puede hacer con ellos. En los nuevos hospitales, en las nuevas construcciones, hay que centrarse un poco en el diseño porque, claro, 120 metros de pasillos y hospitales de 1 km tienen un gasto energético mayor porque hemos hecho hospitales en el que el hall era una especie de catedral, porque claro, tenían que tener un edificio representativo.

¿Habría que reenfocar el diseño del hospital?

Luis Mosquera: Es fundamental, o sea, es sabido que todos los conceptos de green building no están basados en lo poco que gastan los señores que están dentro. También está la envolvente de los edificios, todo cristal es muy bonito pero es muy caro luego de calentar y de enfriar. Entonces, eso es lo primero que habría que hacer.

A la hora de diseñar, tenemos que estar convencidos con esa visión y ese valor, no es una cosa conyuntural. Y en eso se han cometido grandes errores, ya que el gasto de inversión de un hospital es ridículo frente al gasto de explotación, con lo cual, lo que se gaste de más en hacer un hospital, en los siguientes 25 años, o más, tiene que durar.

Carlos Jiménez explica el ahorro energético de los nuevos equipos de resonancia magnética.

Carlos Jiménez: La sostenibilidad difícilmente va a venir por un incremento sustancial del mix renovable que tenemos a nivel de generación, por todas las dificultades que conlleva, tecnológicas y de estabilidad de la red. Por cierto, tenemos uno de los mix que genera menos carbono del mundo, pero lo que tenemos que trabajar es el consumo, la gestión de la demanda.

Un gran hospital consume lo equivalente a una ciudad como Tres Cantos, es ahí por donde hay que ir, no ya por el impacto económico pero sí por la responsabilidad social corporativa, por el impacto en el medio ambiente. El sistema sanitario tiene que gestionar su consumo de una manera más eficiente.

Luis Mosquera: Hace tiempo que se hizo un estudio que decía que la climatización representa, en el gasto energético de un hospital, entre un 40 y un 45 por ciento; iluminación, un 35 por ciento, y el agua caliente, el resto. Se consume mucho iluminando a la gente y manteniéndola caliente o fría, sobre todo porque, además, los profesionales tienen la manía de ir en manga corta.

Carlos Jiménez: El abordaje viene por multitud de iniciativas, no es una única palanca que se pueda activar, si bien es cierto que en aquellos centros que tengan relevantes bolsas de ineficiencia, como pueden ser hospitales que aún mantengan calderas de gasoil, el cambio a gas natural puede que tenga un impacto que no solo financie toda la renovación sino que incluso tenga ese guiño de ahorro económico adicional que se pueda vehicular con modelos como el de Idea.

En su conjunto, lo relevante es el cambio cultural hacia la sostenibilidad. Hacer en el hospital lo que normalmente se hace en casa es apagar la luz cuando sales de un cuarto. Es esa sensibilidad por no tener la calefacción puesta y una 

Reenfocar el diseño de los hospitales para hacerlos más sostenibles es una de las medidas propuestas desde el sector


ventana abierta, por cuidar el entorno con todas aquellas actuaciones que se pueden llevar a cabo, que no es una única y singular sino que todo lo que se hace puede tener una traducción en un impacto positivo en la huella de carbono que dejamos.

Una renovación de una resonancia magnética no tiene sentido que se argumente o se sustancie en el ahorro energético que pueda conllevar en su operación, sino el impacto asistencial que pueda tener.

Luis Mosquera: Aunque como criterio de valoración en un concurso viene bien.

Carlos Jiménez: La contratación pública busca incorporar también criterios medioambientales, pero es bueno que exista esa sensibilidad adicional, es decir, que con cada cosa que se vaya haciendo se busque reducir la huella de carbono.

¿Cuántas toneladas de residuos podría reciclar un hospital de tamaño medio?

Óscar Talavera: Es difícil de cuantificar, se pueden hacer cálculos y nos hemos puesto objetivos a corto plazo y a medio plazo. En cuanto al corto plazo, cambiar 1.500 luminarias de fluorescente de los habituales a luces LED, que es mucho más eficiente lumínicamente, pues es una inversión muy pequeña para el volumen de gasto del hospital y tiene un gran ahorro en poco tiempo.

No se trata de gastar o no gastar. Se trata de que, de igual forma que se le indica al profesional en el día a día que recicle, que intente apagar su ordenador, que utilice el papel de las impresoras por las dos caras… Son medidas muy domésticas, pero claro, estamos hablando de 400 impresoras o de 400 ordenadores imprimiendo todos los días ingentes cantidades de folios.

Es difícil calcular cuántas toneladas se podrían reciclar en un año. Pero tiene que haber, a nivel de gestión y a nivel institucional, una derivación de recursos y, sobre todo,conciencia por la responsabilidad. Y que igual que a la gente de la calle se le dice "mira, te lo doy en un tupper de cartón que a lo mejor te sabe peor pero no generamos plástico, o si te traes tu tupper te vale 0,50 euros menos el menú, o 0,10 euros menos el café", todo tipo de iniciativas que desincentivan el uso de plásticos innecesarios son positivas.

Un momento del debate 'Energías renovables y sostenibilidad en los hospitales españoles'.


¿Cómo se puede incentivar el reciclaje de plástico y papel dentro de los hospitales?

Luis Mosquera: En la época del Insalud se hizo una buena campaña de los residuos y en realidad es un tema que concierne básicamente a la Enfermería, que tiene una conciencia bastante elevada. Todo se puede mejorar, en el diseño del nuevo hospital se está planteando un tema de evacuación de residuos mediante tubos neumáticos o por gravedad, y se va a hacer una segregación previa; entonces, seguramente habrá conductos diferenciados para cartón, para otros materiales, etc.

La otra cuestión que también es importante barajar es la generación [de residuos] porque, como llegan los puntos sanitarios o de farmacia al hospital envueltos en 1.000 paquetes, esto es casi peor que lo del súper. Además, hay cosas peculiares, como que en la farmacia se desembala para reenvasar. ¿Por qué no lo suministran como lo quiero?

Habría que modular la demanda pero seguramente también la oferta y que, igual que en la parte doméstica, es importante que cada uno se lleve el tupper o la bolsa de rafia. En el tema de residuos se hace bien, porque lo más importante que le puedes pedir al consumidor es que segregue y al productor habría que pedirle un poco de palanca también.

Carlos Jiménez: Efectivamente, desde la industria no hay estándares en cuanto a packaging, pero sí es cierto que tiene todo el sentido del mundo evaluar la cantidad de residuos que estás generando no solo en el mundo sanitario, sino la sociedad en su conjunto.

La Sociedad Española de Anestesia, la Sedar, publica que la media de flujo de gas fresco que se trabaja en España es de 3 litros por minuto, innecesariamente alto porque al bajarlo con anestesia manual el anestesista tiene que estar monitorizando en todo momento la saturación en base al estadio metabólico que tenga el paciente, que no es constante.


"Los hospitales son consumidores ingentes de energía", afirma Óscar Talavera


El flujo del gas fresco arrastra el agente anestésico y, cuando se tiene un flujo de gas fresco innecesario alto, arrastras más agente anestésico que no metabólizas y emites a la atmósfera. Un agente, por ciento, altamente contaminante y de efecto invernadero.

Ese agente anestésico que consumimos en exceso, esos 3 litros/minuto, si lo bajamos a 1 litro/minuto impacta, y si cogemos los ratios se puede ver que no todas las anestesias son inhalatorias. Hay casi un 40 por ciento que son intravenosas, de las 3 millones y media de cirugías al año, y 2,1 son con ingreso.

Sin embargo, si se observan los 4.000 quirófanos de cirugía con ingreso que tenemos en España, establecemos una media de trabajo de cinco días por semana, a siete horas y cogemos el 60 por ciento de anestesias inhalatorias y ese cierre de esa brecha que hay entre los 3 litros/minuto a los que se trabaja con anestesia manual a ese litro por minuto que te permite trabajar con anestesia automática, lo que cierra esa brecha tiene un coste económico que equivale al 10 por ciento del coste de una estación de anestesia. De cuatro mil quirófanos, el 10 por ciento son 400. A día de hoy, como sistema sanitario podríamos decir que hay una equivalencia de lo que estamos contaminando con el coste económico, entre el dinero que se quema y lo que se contamina.

¿Hay alguna comunidad que lleve la delantera en la planificación energética?

Luis Mosquera: La corresponsabilidad no sería solamente de la parte sanitaria sino, en este caso, de los gobiernos autonómicos. Por ejemplo, en Madrid las compras de la luz, vamos, la tecnología eléctrica y el gas, las realiza Hacienda. Por ello, lo mucho que consumimos los hospitales no solo debería de implicar a las autoridades sanitarias sino a todas en general.

En cuanto a que si hay alguna comunidad que está más adelantada o no: Madrid. Como algo muy novedoso, en Cataluña, en su momento, estuvo todo el tema este de la compra eléctrica y de las mejores formas de hacerlo. Cuando había el pool de compra de energía eléctrica, ellos hicieron que en la parte sanitaria, cuando el mercado se reguló, accedían y tenían las mejores condiciones. 

Conclusiones

Conclusiones del debate: 'Energías renovables y sostenibilidad en los hospitales españoles'.

Óscar Talavera: El porvenir es mucho más eficiente y rentable a nivel corporativo, social y ecológico que los recorridos actuales. Deberían crearse grupos de trabajo en todos los hospitales que llevasen el liderazgo en estas cuestiones. Los responsables médicos y de Enfermería deben estar incluidos en ellos, junto con las direcciones de mantenimiento y las de servicios generales, que son las que gestionan la mayor parte de empresas que proveen todo tipo de artículos.

Hace falta un grupo de trabajo que planifique, que tenga unos objetivos y que tenga una periodicidad tanto en las reuniones como en la cuantificación de esas situaciones y en la consecución de sus objetivos, a medio y a largo plazo.

Carlos Jiménez: Desde el sector de la tecnología sanitaria tenemos que sincronizarnos con el sistema sanitario a la hora de reducir el impacto de la huella de carbono. Fenin tiene conformado una comisión de medio ambiente que ya ha redactado un par de guías, una de responsabilidad medioambiental y otra de recomendaciones de traslado de aparatos eléctricos y electrónicos.

En esta línea, estamos viendo que hay comunidades autónomas que empiezan a abordar proyectos de renovación tecnológica con una clara sensibilidad con la huella energética que dejan. De hecho, hay un gran proyecto en imagen en una comunidad autónoma, que se llama 'Huella energía' y que gestiona todo, la economía circular de todo el parque tecnológico, y hay otra comunidad autónoma que ha renovado casi 100 equipos de anestesia por tecnologías con automatización de bajos flujos de gas fresco.

Luis Mosquera: El modelo de crecimiento que socialmente nos planteamos es insostenible porque los recursos son limitados y tenemos que actuar con moderación, sin salirnos mucho del marco y con información. 
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