Inyector para tratar la diabetes tipo 2.
Un reciente estudio publicado en la revista JAMA Network ha revelado que una conocida familia de
fármacos adelgazantes tiene un
doble efecto paradójico en el ámbito oncológico. Por un lado, podrían ayudar a reducir significativamente el riesgo de padecer
cáncer en general, pero, a la vez, podrían estar asociados a un mayor riesgo de favorecer el
cáncer de riñón.
El trabajo, dirigido por el investigador Jiang Bian, del Instituto Regenstrief y la Universidad de Indiana (Estados Unidos), se centró en analizar si el uso de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1RA) se asociaba con la
posibilidad que adultos con obesidad pudieran desarrollar tumores. Para ello, se comparó la incidencia de 14 tipos de cáncer en pacientes con obesidad que tomaban GLP-1RA frente a quienes no los utilizaban.
Los GLP-1RA son una familia de fármacos inicialmente recetados para
controlar la glucosa en personas con diabetes tipo 2, pero que en los últimos años han ganado
gran popularidad como tratamiento contra la obesidad. Actúan imitando la acción de una hormona intestinal que regula el azúcar en sangre, disminuye el apetito y ralentiza la digestión, lo que contribuye tanto a controlar la glucemia como a favorecer la pérdida de peso. El más conocido es la
semaglutida, comercializada como Ozempic para la diabetes y como Wegovy para la obesidad.
El estudio se llevó a cabo al considerar que el impacto a largo plazo de los GLP-1RA sobre el riesgo de cáncer era aún incierto. Para llevarlo a cabo, se usaron
datos de historias clínicas de 86.632 personas elegibles para recibir tratamientos contra la obesidad y sin antecedentes de cáncer. La información recopilada abarcaba una década, entre 2014 y 2024. Del total de participantes, 43.317 eran usuarios de GLP-1RA y 43.315 no los tomaban.
La paradoja de los GLP-1RA sobre el cáncer
Los resultados mostraron que
las tasas de incidencia de cáncer fueron menores entre los usuarios de estos medicamentos: 13,6 casos por cada 1.000 personas al año frente a los 16,4 casos entre quienes no los tomaban. Según los investigadores, esto supone un riesgo global significativamente más bajo de desarrollar cáncer para quienes utilizan estos fármacos. En particular, se observó un
menor riesgo de cáncer de endometrio, ovario y meningioma en los pacientes tratados, independientemente de su estado de diabetes tipo 2.
No obstante, el análisis también detectó un posible
aumento del riesgo de cáncer de riñón, aunque de manera marginal. El incremento se apreció sobre todo en pacientes menores de 65 años o con sobrepeso. Los autores señalan que los resultados sugieren que el uso de GLP-1RA puede influir en la probabilidad de desarrollar determinados tipos de cáncer. Por ello, recomiendan evaluaciones de riesgo personalizadas y más estudios a largo plazo para comprender mejor las consecuencias de estos fármacos.
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