Jorge Ortiz, director global de Estrategia Médica y de Evidencia; y Pedro Barata, director del Programa de Investigación en Oncología Médica Genitourinaria.
La farmacéutica
Bayer ha intensificado su compromiso en la lucha contra el
cáncer de próstata, el segundo tipo de cáncer más frecuente entre los hombres, que afecta a cerca de
1,5 millones de personas en todo el mundo. En una entrevista concedida a
Redacción Médica en la sede central de Bayer,
Jorge Ortiz, director global de Estrategia Médica y de Evidencia; y
Pedro Barata, director del Programa de Investigación en Oncología Médica Genitourinaria, han detallado las principales líneas de investigación y tratamiento en las que la compañía trabaja en estos momentos, así como los grandes desafíos a los que se enfrenta el
sector de los medicamentos oncológicos.
Ponen como ejemplo su fármaco darolutamida (Nubeqa),
indicado para el tratamiento del cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración (non-metastatic CRPC) y para el cáncer de próstata metastásico hormonosensible (mHSPC). En este último caso, se emplea en combinación con terapia de deprivación androgénica (ADT), y también junto a ADT y quimioterapia con docetaxel.
Gracias a su
baja penetración en la barrera hematoencefálica, la darolutamida ha demostrado reducir los efectos secundarios asociados al sistema nervioso central, como fatiga, deterioro cognitivo, pérdida de memoria o dificultad para concentrarse. Además, presenta menor riesgo de caídas, fracturas, interacciones farmacológicas, alteraciones cutáneas y disfunción tiroidea en comparación con otros agentes de la misma clase. “Frente a otros ARPIs (
antiandrogénicos de nueva generación), darolutamida tiene un perfil farmacológico más favorable y no requiere el uso concomitante de corticoides. Aunque no existen estudios comparativos directos entre los cuatro ARPIs disponibles, los datos sugieren que su eficacia es similar, por lo que su ventaja radica en la
tolerabilidad”, ha explicado Barata.
Además, este último también ha resaltado la baja interacción de la darolutamida con otros fármacos, lo que la hace especialmente relevante para pacientes con
pluripatología. “Esto significa que, para medicar el cáncer de próstata en un paciente que tiene diabetes, hipertensión o problemas de tiroides, por ejemplo, es una ventaja importante. Y esto es algo que pasa diariamente”, ha asegurado.
En este punto, cabría plantearse por qué no se produce una
intensificación temprana de este tratamiento en pacientes con un estado de enfermedad menos avanzado. Sobre ello, Barata ha aclarado que aún no se dispone de datos suficientes para justificar su aplicación en contextos no avanzados o localizados. “En
Oncología, solo se puede utilizar un tratamiento en un escenario clínico si existen datos que lo respalden. Aunque es posible que en el futuro se demuestre su beneficio en pacientes con enfermedad localizada o recurrente de alto riesgo, hoy por hoy no es viable
sin evidencia sólida”, ha agregado.
Retos en cáncer de próstata
Más allá de extender la supervivencia, uno de los principales objetivos en el tratamiento del cáncer de próstata es preservar y mejorar la calidad de vida del paciente. Así lo destacan ambos expertos, que señalan los
tratamientos combinados que no aumentan los efectos secundarios respecto a las terapias en monoterapia como uno de los principales avances de los últimos años.
"Si logramos
mejorar la eficacia sin incrementar la toxicidad, el beneficio es doble: se prolonga la vida y se mantiene la calidad", ha explicado Ortiz. En cuanto a los desafíos actuales, el mayor reto es acelerar la generación de evidencia clínica.
"Existen muchas terapias prometedoras, pero faltan centros y pacientes para llevar a cabo los ensayos. Esto retrasa los tiempos y limita el acceso", ha advertido. "El verdadero desafío es lograr que más pacientes participen en estudios clínicos para que los avances lleguen antes a quienes los necesitan", ha agregado.
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