Los expertos sanitarios apuntan qué debería incluirse en esta hoja de ruta para garantizar su máxima eficacia

Expertos añaden qué debería tener la guía para incluir a todos los actores.
Cristina Avendaño.


20 mar. 2024 19:05H
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El Ministerio de Sanidad presentó hace unos días la 'Guía de Evaluación Económica de Medicamentos del Sistema Nacional de Salud (SNS)', una hoja de ruta que sirve de "base para la elaboración de un procedimiento que ordene la evaluación económica en España, como parte de la información no clínica del nuevo sistema de evaluación de la eficiencia de las tecnologías sanitarias". Este proyecto ha sido muy bien recibido por los diferentes agentes sanitarios, sin embargo, hay algunos aspectos que podrían mejorarse o tenerse en cuenta para próximas actualizaciones.

Desde la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) tienen claro cuáles son los siguientes pasos tras esta guía: una consulta pública sobre una propuesta normativa para un nuevo sistema de evaluación y toma de decisión para la incorporación de los medicamentos y tecnologías en nuestro SNS.

"Esta propuesta debe incluir los necesarios aspectos de gobernanza del sistema y el modo en que se garantizará la calidad técnica, rigor y transparencia de los distintos informes, el clínico y el económico. Asimismo, el modo en el que el informe económico utilizará las evaluaciones de eficacia, efectividad y seguridad ya realizadas en el informe europeo (Joint Clinical Assessment) y en el informe español que deberá sustituir al IPT", indica Cristina Avendaño, vicepresidenta de Facme y coordinadora del Grupo de Trabajo de Medicamentos.

De manera general, esta propuesta técnica, realizada por el Comité Asesor para la Financiación de la Prestación Farmacéutica del SNS (CAFP), está alineada con los pensamientos de Facme, quienes veían necesario que la perspectiva de la evaluación económica de un nuevo medicamento o tecnología pasara a ser "la perspectiva del SNS en su conjunto", incluyendo el coste de hospitalización y procedimientos, costes de personal y otros, "no solo la perspectiva del capítulo de medicamentos".

Además, Avendaño destaca que hay una ausencia a abordar en esta guía y se trata de definir la manera en la que se garantizará que los médicos expertos y las sociedades científicas participan desde el principio en las actividades de evaluación del valor terapéutico añadido y en la evaluación económica. "Sin olvidar la participación de los médicos en los aspectos organizativos, que impactan en la incorporación eficaz de la nueva tecnología al SNS", añade la experta.

Mayor participación de los pacientes


Por su parte, los pacientes valoran de forma positiva esta publicación y creen que tendrá un impacto en la reducción de los tiempos de acceso a los medicamentos por parte de los pacientes, que es una "problemática a la que se enfrentan en la actualidad". Andoni Lorenzo, presidente del Foro Español de Pacientes, expresa que les parece "adecuado" que también se haya incluido a tener en cuenta tanto el análisis coste-utilidad (ACU) como el análisis coste-efectividad (ACE).

No obstante, Lorenzo pide que se cuente con al menos un representante de los pacientes: "Esto permitiría tener en cuenta la perspectiva del paciente, promoviendo una mayor transparencia y comprensión en torno a las decisiones relacionadas con este tema".

En esta misma línea, Biosim valora esta guía como "un análisis de minimización de costes" y lo ven "interesante". "Una herramienta de este estilo sería de interés para poner en relieve el compromiso de los biosimilares para la sostenibilidad del sistema a corto, medio y largo plazo, lo que seguramente redundaría en la consecución de un precio que permitiera, además, hacer más atractivo el sector", señalan desde los biosimilares. Otros actores del sector industrial farmacéutico también han sido preguntados, pero no han querido dar su valoración por el momento.
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