La SEHH estima que en España hay una prevalencia de 1.800 casos de este cáncer hematológico

Macroglobulinemia de Waldenström: no hay más mortalidad ante el Covid
Ramón García Sanz, presidente de la SEHH.


28 abr. 2021 18:05H
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En el margen del curso sobre la macroglobulinemia de Waldenström (MW), realizado por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), se ha evidenciado que los pacientes que padecen este cáncer hematológico y que se han infectado de Covid no han tenido mayor mortalidad que la población general. La sociedad de Hematólogos estima  una prevalencia de 1.800 casos de esta patología en España.

La macroglobulinemia de Waldenström (MW) es una gammapatía monoclonal IgM provocada por la presencia de linfocitos B monoclonales en la médula ósea y, posiblemente, en otros órganos linfoides. Es una entidad poco frecuente, pero de gran interés clínico y biológico. Representa el 17 por ciento de las gammapatías monoclonales IgM y el 3 por ciento de todas las gammapatías monoclonales.

La incidencia en España ronda los 3,1 casos por millón de habitantes y año, lo que equivale a cerca de 150 casos anuales con las actuales cifras de población, y se incrementa considerablemente con la edad.


Vacuna contra el Covid

       
Estos pacientes “deberían vacunarse con la primera vacuna Covid que tengan disponible”, explica Ramón García Sanz, presidente de la SEHH y coordinador del Curso Macroglobulinemia de Waldenström, organizado por la SEHH.

“Si alguno ha recibido rituximab, conviene esperar dos o tres meses o revacunar seis meses después de la primera vacunación, con el objetivo de conseguir algo más de eficacia”, manifiesta el hematólogo. “Afortunadamente, los pacientes con MW que se han infectado de Covid no han tenido mayor mortalidad que la población general, aunque sí ha habido algunos retrasos en sus diagnósticos”, agrega García.    

Avances en el estudio de la MX


Dejando a un lado la pandemia, “se puede decir que estamos de enhorabuena en el abordaje de este cáncer hematológico”, señala el experto. “Tenemos cada vez mejores métodos diagnósticos, terapias dirigidas y tratamiento de soporte”, añade. “Aunque siempre hay excepciones, estamos muy cerca de ofertar a los pacientes con MW la misma supervivencia de la población general”.

    

Son muchos los avances que se vienen produciendo en el abordaje de la MW. Así, por ejemplo, el ámbito diagnóstico se está beneficiando de un mejor conocimiento de la genética y de las mutaciones que afectan a esta enfermedad. En este sentido, “representa un desafío implementar el diagnóstico molecular inmediato para todos estos pacientes, incluyendo todas las posibles mutaciones que puedan darse”, afirma el presidente de la SEHH.

En el terreno terapéutico “destaca el desarrollo de nuevos tratamientos que han mejorado la quimio-inmunoterapia convencional”, añade. Este experto se refiere a los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton: ibrutinib (ya aprobado) acalabrutinib y zanubrutinib, entre otros. “Conseguir la respuesta más profunda y duradera, con la menor toxicidad posible, constituye el principal desafío en el tratamiento de la MW”.
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