Los MIR solicitan un mayor respaldo psicológico e implicación de los tutores
La Formación Médica Especializada (FSE) en España, conocida como
MIR, es una etapa crucial y exigente en la carrera de los médicos. Sin embargo, las
condiciones laborales y emocionales a las que se enfrentan los residentes han generado preocupación. Los testimonios de
residentes revelan una realidad marcada por el agotamiento, la presión y la
falta de apoyo psicológico efectivo.
A lo largo de su formación, los residentes no solo deben enfrentarse a jornadas maratonianas y
guardias interminables, sino también a una
constante carga emocional que varía según la especialidad. Mientras algunas disciplinas implican contacto directo y frecuente con pacientes en situaciones críticas, otras exponen a los médicos a decisiones rápidas bajo presión, todo ello sin un acompañamiento psicológico adecuado en muchos casos, tal y como revelan varios médicos internos residentes a
Redacción Médica.
"Las guardias y la nocturnidad son lo peor"
Una
MIR de
Radiodiagnóstico en la Comunidad de Madrid, asegura que su especialidad le protege en parte del desgaste emocional al no tener contacto directo con los pacientes. Pero eso no significa que esté libre de presión. “Lo que peor se lleva como residente son las
guardias de 24 horas, la nocturnidad. La
privación de sueño es horrible”, afirma.
Además, las
noches de guardia son una fuente constante de estrés. “A veces te despiertan por un paciente grave y tienes que desenvolverte tú sola antes de llamar al adjunto. Eso crea una
presión muy alta”, explica.
Posibles represalias
Otra residente, en este caso de
Otorrinolaringología en la
Comunidad de Madrid comparte una percepción similar. “Cuando dices ‘voy a hablar con docencia’, siempre está el mensaje de ‘yo que tú no lo haría… a ver si va a tener represalias’. Son recursos que están ahí, pero no usamos”, denuncia.
Aunque en su hospital existen recursos de
salud mental, la percepción es que su acceso es complicado o que acudir a ellos puede
tener consecuencias. “Cuando me quejé a mi tutora porque las guardias eran una locura, su respuesta fue ‘la vida es así’. No hubo solución”, relata.
Zacharie Gaziello, residente de
Oncología Médica en la
Fundación Jiménez Díaz, describe cómo la residencia afecta a su
salud mental de manera profunda. “La residencia es un periodo muy formador, pero también agotador. Depende bastante de la especialidad en la que estés, pero en general tiende a haber una
carga de trabajo exagerada”, explica.
En su caso, el contacto constante con pacientes terminales añade una
presión emocional adicional. “A veces sientes que
te deshumanizas como un mecanismo de defensa personal”, afirma. “Luego el estrés diario es tener que lidiar con pacientes muy complejos y sientes muchísima responsabilidad, y
no siempre estás amparado por tus adjuntos”.
"Sientes muchísima responsabilidad, y no siempre estás amparado por tus adjuntos."
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Gaziello destaca que la carga de trabajo, las guardiasy la presión constante llevan a muchos residentes a considerar dejar el sistema público y
optar por la industria privada, mejor remunerada y menos estresante. “Los residentes
llegan a quinto año completamente quemados, deseando irse al mundo de la privada”, señala.
Recursos que no siempre llegan a los residentes
El
Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (
PAIME), gestionado por la Organización Médica Colegial (OMC), ofrece apoyo psicológico a residentes. Sin embargo, muchos
MIR desconocen su existencia. “Me enteré poco después de empezar a través de un amigo. De nuestro hospital, ni siquiera estoy seguro”, comenta Zacharie
La R2 de Radiodiagnóstico, recuerda que al iniciar su residencia recibieron un
curso y una evaluación inicial. “Nos hicieron un cuestionario para evaluar el
nivel de estrés y burnout antes de empezar, y algunos compañeros que respondieron sinceramente fueron derivados a psiquiatría y psicología”, explica. Sin embargo, esta evaluación inicial no garantiza un seguimiento. “No he vuelto a ver nada parecido. Es como si fuera una
formalidad para cumplir”, afirma.
"Debería haber alguien que supervise"
Los tres residentes coinciden en que la figura del
tutor MIR y el acceso a apoyo psicológico efectivo son clave, pero están
lejos de ser universales. “Creo que se debería facilitar el acceso a un psicólogo”, opina la futura radióloga, quien considera que el apoyo debería ser proactivo y no simplemente algo opcional. La residente de Otorrinolaringología añade que el
miedo a hablar abiertamente es un problema. “Siempre hay esa sensación de que, si te quejas mucho o te haces notar, eso te puede perjudicar en el servicio”, confiesa.
Gaziello va más allá, señalando que el problema no es solo psicológico, sino estructural. “Más que
recursos psicológicos, lo que debería haber es
más personal y mejor remunerado”, afirma. Según afirma, la sobrecarga de trabajo es la raíz del problema, ya que "los recursos son insuficientes".
Tutor MIR: ¿altruismo o interés?
Después de años conviviendo y formando a residentes en el centro madrileño donde trabaja, un
adjunto de Radiodiagnóstico ofrece una perspectiva clara: “La figura del
tutor MIR debería ser clave, alguien con experiencia y cercano. Sin embargo, muchas personas que asumen ese papel no lo hacen por verdadero altruismo o vocación, sino porque ello
conlleva puntos positivos en su carrera profesional”, afirma.
Según este adjunto, los signos más comunes que muestran algunos de los
MIR son la pérdida de motivación, la sensación de no estar a la altura o incluso pensar en dejar la residencia. Aunque su hospital ofrece terapia, reconoce que “no sé de nadie que haya hecho uso del mismo”. Además, destaca que su capacidad para apoyar a los residentes se basa en su experiencia personal, ya que
nunca ha recibido formación específica para manejar estos problemas.
Iniciativas de apoyo que no llegan a todos
Hospitales como el suyo ofrecen
talleres de gestión del estrés, sesiones de mindfulness y asesoramiento psicológico individual para los residentes. Sin embargo, estos programas no están estandarizados y
dependen de la iniciativa de cada centro. En algunos hospitales, las evaluaciones de salud mental son obligatorias al inicio de la residencia, pero carecen de seguimiento.
En otros centros, como en el
Hospital Clínico San Carlos de Madrid, se han implementado programas específicos para la salud mental de los
MIR, que incluyen reuniones periódicas con psicólogos y acceso directo a consultas especializadas. Pero los residentes insisten en que estos recursos deben ser accesibles sin miedo a
represalias o estigmatización. Para muchos, el apoyo psicológico es algo teórico, pero no una realidad en su día a día. “Los recursos están, pero nadie te acompaña para que los uses”, resume la MIR de Radiodiagnóstico.
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