El
burnout afecta de forma creciente a los médicos residentes en España. Según el informe
“La Formación Médica Especializada en España. Retos presentes y futuros”, coordinado por la Vocalía de Médicos Jóvenes del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (
Cgcom),
más del 40 por ciento de los residentes sufre niveles significativos de burnout en algunas especialidades médicas, especialmente aquellas con alta presión asistencial como Oncología Médica. Culpa de ello se debe a las más de 50 horas semanales que realizan más del 80 por ciento de los MIR durante su jornada.
El servicio de Urgencias, complicado para los MIR
El documento advierte de que el agotamiento emocional, la
sobrecarga asistencial y la falta de supervisión adecuada impactan directamente sobre la salud mental del médico en formación. El fenómeno se ve agravado en contextos donde los residentes tienen rotaciones limitadas, jornadas prolongadas o
exceso de guardias, hasta el punto de que en algunos servicios se llegan a realizar siete u ocho guardias al mes.
En los servicios de Urgencias, los
residentes pueden llegar a representar más del 50 por ciento de la plantilla médica en determinados turnos. Esta realidad implica que, en muchos casos, la labor asistencial supera con creces a la formativa, lo que repercute negativamente en el aprendizaje y en el bienestar del residente.
La mayoría de los MIR trabaja más de 50 horas semanales
Además, el informe revela que el
80 por ciento de los MIR realiza jornadas que superan las 50 horas semanales, a pesar de que la legislación vigente fija un máximo de 48. Esta sobrecarga estructural contribuye de forma directa al agotamiento emocional y físico de los residentes.
“La formación supeditada a las necesidades asistenciales, sin profundizar en la situación de sobrecarga y que no analice el tiempo de dedicación a la formación en todos los ámbitos de las competencias a adquirir, estará condenada a ser parcial o ineficiente y, por tanto, a fracasar”, recoge el informe.
El texto también señala
la pandemia de Covid-19 como un agravante de este desgaste. Durante los momentos más duros de la emergencia sanitaria, muchos residentes fueron reubicados o sobrecargados de tareas, lo que implicó una disrupción formativa en favor de las necesidades asistenciales inmediatas. Esta sobreexposición generó consecuencias importantes en la salud emocional de los profesionales en formación.
Falta de supervisión en el MIR
Además del exceso de trabajo, el informe subraya la
falta de mecanismos efectivos para supervisar y evaluar la calidad de la formación. Las auditorías docentes ministeriales, que deberían realizarse de forma periódica según la normativa vigente, no se llevan a cabo desde 2010. A esto se suma que más de la mitad de las comunidades autónomas no han desarrollado encuestas anuales de satisfacción docente, lo que limita seriamente la capacidad del sistema para detectar deficiencias y aplicar mejoras.
La falta de personal, la priorización de la asistencia sobre la docencia y la escasez de tiempo para el aprendizaje efectivo son, en conjunto, factores que contribuyen a una experiencia formativa deficiente y al desgaste profesional. En este contexto, el burnout aparece como una de las principales amenazas para la sostenibilidad del sistema
MIR.
El informe concluye que la
infrafinanciación y la precarización del sistema sanitario público no solo afectan a la atención sanitaria, sino también a la calidad de la formación médica. Reclama, por tanto, una reforma estructural que contemple mejoras tanto en las condiciones laborales como en los recursos destinados a la formación, con el objetivo de garantizar la salud física y mental de los futuros especialistas.
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