Las sociedades científicas de la especialidad analizan un resultado positivo que no se veía desde antes de pandemia

Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de SEMG y María José Gamero, responsable del Grupo de Trabajo de Residentes y Tutores de Semergen.
Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de SEMG y María José Gamero, responsable del Grupo de Trabajo de Residentes y Tutores de Semergen.


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Por primera vez en varios años, la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha logrado asignar todas sus plazas en la convocatoria MIR. Las 2.508 vacantes ofertadas en esta especialidad —la más numerosa del sistema— fueron adjudicadas este jueves, 28 de mayo, culminando un proceso que históricamente había dejado cientos de plazas sin cubrir. Solo el año pasado, en 2024, quedaron 473 vacantes en Medicina de Familia. En 2023, fueron 202. En 2022, la cifra superó las 200 nuevamente, revelando un patrón de desinterés creciente entre los aspirantes.

La imagen este año es distinta, pero la preocupación persiste, sobre todo en el número de renuncias que se pueden producir a partir de ahora entre los médicos que han elegido plaza. Desde las principales sociedades científicas del ámbito de la Atención Primaria se valora la noticia con mesura. Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), insiste en que no se debe caer ni en el triunfalismo ni en el catastrofismo: “No podemos tener una visión catastrofista, pero tampoco optimista sin matices. Se han agotado las plazas, sí, pero esto es solo una parte del problema”, afirma.

Rodríguez Ledo recuerda que la elección presencial, recuperada este año tras el periodo telemático postpandemia, ha favorecido una mejor toma de decisiones, al permitir a los aspirantes disponer de más información en el momento de elegir. Pero subraya que persisten muchos de los factores estructurales que disuaden a los futuros médicos de apostar por esta especialidad: “Seguimos sin resolver problemas clave como la sobrecarga asistencial, la falta de reconocimiento profesional o la escasa presencia de la Medicina de Familia en la universidad. La elección MIR no mide lo deseable que es una especialidad, mide las condiciones en las que se desempeña”.

Expectación ante la euforia

Desde Semergen, María José Gamero, responsable del Grupo de Trabajo de Residentes y Tutores, también se muestra cauta ante la euforia. “Aunque estamos muy satisfechos y confiamos en que la gran mayoría de los seleccionados ocuparán su plaza y completarán su formación, no sabemos todavía cuántos renunciarán antes del 6 de junio. Hay expectación”, señala.

Gamero atribuye el buen resultado a varios cambios introducidos este año, entre ellos la eliminación de la nota de corte, que ha permitido a aspirantes con menor puntuación acceder igualmente a plaza, y a las mejoras introducidas por algunas comunidades autónomas en sus políticas de contratación. “Ahora se ofrecen contratos de fidelización de hasta tres años, que es el máximo permitido, y bonificaciones para plazas de difícil cobertura y zonas rurales. Todo eso puede haber incentivado la elección”, explica.

Precisamente, las últimas plazas en adjudicarse han sido, un año más, en entornos rurales. Las cuatro últimas se asignaron en el municipio gallego de Burela, en Lugo. Por eso, desde la SEMG, según subrayan, ya trabajan en un análisis pormenorizado del proceso. “Haremos un informe profundo, no superficial, que compartiremos con los responsables sanitarios. Porque lo importante es que los médicos que han elegido se queden. Y para eso hay que invertir de verdad en Atención Primaria”, concluye Rodríguez Ledo.


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