Alumnos de Medicina en clase.
El presidente de la
Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de
Medicina, Antonio Compañ, ha convertido la recuperación del prestigio de la
Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC) en uno de los ejes prioritarios de su mandato. A juicio del también decano de la
Universidad Miguel Hernández de Elche, el problema rebasa la mera elección de
plazas MIR: responde a una
falta histórica de financiación, de reconocimiento profesional y de orientación vocacional desde los primeros cursos del grado, ámbitos que, advierte, deben abordarse de manera coordinada si se quiere garantizar el relevo generacional en la
Atención Primaria.
La Conferencia de Decanos constata que, pese al discurso que sitúa a la
Atención Primaria como columna vertebral del sistema, la especialidad pierde atractivo entre los estudiantes año tras año. “Siempre se dice que es el pilar del sistema, pero
recibe solo el 16 por ciento del presupuesto. Así es difícil que sea una opción prioritaria para los estudiantes”, lamenta en declaraciones a
Redacción Médica. El dato contrasta, insiste el órgano que agrupa a 43 facultades públicas y privadas, con la creciente carga de cronicidad y el envejecimiento de la población, factores que exigen un primer nivel asistencial fuerte y bien dotado.
Según las cifras de la última
adjudicación MIR, más de medio millar de plazas de MFyC se cubrieron en los compases finales del proceso y varias quedaron vacantes, una circunstancia inaudita hace apenas una década. Para la Conferencia, la precariedad de los centros de salud, la sobrecarga de cupos y la desigualdad retributiva envían a las aulas un mensaje disuasorio: los alumnos perciben falta de recursos y relegan la especialidad en sus preferencias. Compañ subraya que revertir esta tendencia requiere
más rotaciones en Atención Primaria, tutores clínicos estables y estímulos a la investigación comunitaria que sitúen la
Medicina de Familia al mismo nivel académico que cualquier disciplina hospitalaria.
Revisión del currículo formativo
Al margen del debate sobre la oferta, el presidente de los decanos defiende una revisión profunda del currículo para reforzar el componente humanista del grado. Frente a un escenario dominado por la biotecnología, el big data y la i
nteligencia artificial, recalca que la relación médico-paciente sigue siendo el núcleo de la práctica clínica. “No podemos formar técnicos en biotecnología. Formamos médicos,
personas que tratan con personas. Y eso requiere enseñar empatía, comunicación, gestión emocional y cómo informar con humanidad”, sostiene. Para ello, la Conferencia prepara la incorporación de asignaturas de
competencias transversales y la implantación de estaciones prácticas tipo ECOE que evalúen habilidades comunicativas reales.
Compañ, que asumió la presidencia este mismo año, dispone de
cuatro años de mandato para plasmar estas reformas. Entre sus objetivos inmediatos figuran un documento marco sobre MFyC para todas las facultades, la ampliación de plazas de prácticas en centros de salud docentes y la equiparación económica de los tutores de Primaria con los hospitalarios. Su agenda incluye también
alianzas con sociedades científicas y colegios profesionales para que la exposición temprana a la Medicina de Familia se traduzca en vocaciones sostenibles. El reto de dar más peso a la Atención Primaria y de dotar la formación médica de una mayor carga humanista, concluye la Conferencia, pasa por redefinir las prioridades de un sistema sanitario en plena
transición demográfica y tecnológica.
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