Con una previsión de 43,5 puntos sobre 100 en Madrid, los opositores noveles son los grandes damnificados

OPE nacional enfermera: habrá jóvenes con casi un 9 que no tendrán plaza
Momentos previos al examen de la OPE en Madrid.


11 jun. 2019 19:00H
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La primera estimación de notas de corte para la OPE nacional de Enfermería, de las que Redacción Médica se hizo eco el pasado 9 de junio, ha venido a confirmar el mayor temor de los candidatos a plaza más jóvenes. Y es que, con una previsión de 43,5 puntos sobre 100 en Madrid, 50 en Extremadura y 42,6 en Castilla y León para acceder a la fase de concurso, este grupo es el gran damnificado de la convocatoria. Tanto es así, que mientras que habrá ‘veteranos’ que consigan plaza con una nota por debajo del cinco, jóvenes cuya nota de examen roce el 9 no podrán acceder a ella.

Ana María Gil (séptima mejor nota en la oposición de Castilla-La Mancha del pasado octubre y, según las listas provisionales, primera en la OPE de la Comunidad Valenciana de 2018) es una de estas opositoras con 'notaza' que se quedará fuera. Según las provisionales tendrá una calificación cercana al 8,5 pero no conseguirá plaza. “Ha habido muchísimos aprobados y el examen cuenta un 50 por ciento”, recuerda.

Con "un poco de rabia”, Ana María Gil manifiesta que tener pocos puntos de experiencia no significa que lleve pocos meses trabajando para el Sistema Nacional de Salud (SNS) o que acabe de salir de la Facultad. “Terminé la carrera en 2011- introduce-; lo que pasó es que tuve la mala suerte de salir en una época de crisis en la que no llamaban para trabajar en la pública y teníamos que hacerlo en la privada”.

Además, Gil sí ha tenido la sensación de conseguir una ‘plaza’ (salvando las distancias) pues al aprobar su examen EIR de 2015 estuvo dos años trabajando para el SNS que, a causa de los diferentes sistemas sanitarios autonómicos, le cuentan como experiencia en algunas oposiciones sí y en otras no. En Madrid tendrá suerte y sí le puntuarán, pero no le ocurrió en la de Castilla-La Mancha.


¿Hubiera aprobado en otra CCAA?



Ana María Gil se sigue presentando con la esperanza de que el examen sea más difícil y tenga más probabilidades


La gente que tiene mucho tiempo trabajado se merece una plaza y hay que tener en cuenta su experiencia”, argumenta comprensiva esta profesional que, además, ve conveniente que las bases de muchas oposiciones exijan aprobar el examen, como ocurre en este caso en Extremadura o Galicia. Para ella, es un poco "frustrante" ver compañeros que "sabes que no han estudiado" y, por tiempo trabajado, van a conseguir la plaza.

Aunque el DeLorean de Regreso al Futuro no funcione y Ana María Gil no pueda viajar al pasado sabe que, de haberse presentado en Castilla y León o Extremadura (donde los exámenes fueron más difíciles), tendría muchas más probabilidades de conseguir una plaza. “Han sido exámenes más difíciles con puntos de corte diferentes. En Extremadura había que tener por lo menos un cinco para acceder y eso hace que mucha gente se quede fuera y la gente con pocos méritos tenga más probabilidades”, recrea. Sobre el por qué se sigue presentando, para Gil la razón es clara: confiar en que sea un examen difícil. “Hasta que no estás delante del examen no sabes cómo va a ser”.


Un examen para "asegurar plazas"


Por su lado, Pedro López se presentó a la OPE de Madrid tras haber pasado por otras tres más (Aragón, País Vasco y la Comunidad Valenciana). Él sale contento del resultado obtenido aunque por "manías personales" prefiere no ver la nota hasta que no sea oficial. "Sabes que es un examen que está hecho para asegurar plazas con muy pocas preguntas de legislación", introduce. 

Pero López comprende lo que, a su juicio, se buscaba desde la organización: asegurar la plaza a todas las enfermeras más veteranas que llevan treinta años trabajando en el sistema. "¿Vas a mandarlas al paro con cincuenta años?". Como le ocurre a Ana María Gil, este enfermero cree que sí habría aprobado en exámenes como Murcia (donde se estima una nota de 2,47) o Extremadura. 

Tras sus siete meses estudiando, ese 12 de mayo López fue al examen "sin ilusión" y esperando dos cosas: un "milagro" y sumar puntos. Aun así no lo recuerda con malas sensaciones, lo único que sí le "toca" algo más la moral es la comparación con sus compañeros que no se prepararon nada. "Hablas con gente que no se ha sacrificado y la facilidad del examen hace que saquen solo un punto más que tú", manifiesta. 


La dificultad de exámenes como Murcia (se estima un 2,47 sobre 10) da más oportunidades a los opositores más jóvenes 


El opositor esperaba una prueba más parecida al que se realiza "para las especialidades". "Se hace un número de preguntas fáciles y otras para conseguir nota y así diferencias entre la gente que se lo ha preparado y la que no. Ahora hay compañeros que con prepararse el EIR han sacado una nota pasable y otros que, tras muchos años trabajando y sin estudiar, también. Preguntaron cosas de las primeras páginas del libro o prácticas que realizas diariamente en tu trabajo", finaliza.

Sin ilusión ni esperanza


Algunos afrontan esta ‘ruleta rusa’ sin ilusión ninguna, Patricia Monreal, por ejemplo, lo dio directamente por perdido. Tras varios años haciendo sustituciones en los Centros de Salud de Madrid y Guadalajara, la joven enfermera acudió a la OPE del 12 de mayo sin ninguna esperanza. Era la tercera que hacía, "bueno cuarta si se lo sumas al EIR". “No me apunté a ninguna academia, sabía que, aunque me sacara una nota muy alta, no iba a conseguir plaza”, recuerda de un examen al que acudió junto con otras muchas enfermeras desde Guadalajara en un autobús facilitado por una organización sindical.

“Ves que somos tantas, que es gente que tiene muchísimos más años de experiencia que tú y que, por mucho que les dobles la nota, no podrás hacer nada más que seguir haciendo sustituciones y lucharás por esa plaza, pero en unos años”. Y es ese pensamiento ligado al funcionamiento del sistema concurso/oposición (derivado de la escasa creación de puestos por parte de los organismos competentes) lo que convierte al mecanismo de las OPE en un continuo 'dejavú'. Opositores jóvenes que esperan que les llegue su turno de ser los 'viejos' del examen y, así, asegurar la plaza. Con tiempo, a todos les llega.

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