Redacción. Bilbao
“Formar al servicio de enfermería en la detección del deterioro cognitivo es clave para que podamos derivar al paciente y actuar en consecuencia”. Así lo ha afirmado Carmen Sebastián, enfermera del Servicio de Neurología del Hospital de Basurto que ha moderado la cuarta edición de Ilumina, un encuentro de intercambio de experiencias sobre la esclerosis múltiple (EM) celebrado en Bilbao y organizado por Novartis.
Más de 150 enfermeros relacionados con el manejo del paciente con esta patología han participado en la cita, cuyo fin ha sido la actualización de conocimientos, compartir experiencias y profundizar en los procedimientos y cuidados de enfermería que se aplican sobre los pacientes con EM.
“El profesional de Enfermería es quien recoge más información sobre el estado del paciente”, ha asegurado Sebastián, quien ha justificado el papel “clave” de estos sanitarios en el abordaje de la patología.
Sobre este protagonismo esencial ha ahondado la neuropsicóloga Mónica Borges, del Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla, al señalar que “entre un 40-60% de pacientes con EM presentan déficits cognitivos, que pueden manifestarse tanto en fases precoces como en estadios avanzados de la enfermedad, por lo que su identificación es necesaria para plantear posibles soluciones terapéuticas que palien sus efectos en las actividades diarias”.
“En la actualidad hay muchas unidades de EM que no disponen de servicios de neuropsicología y en las cuales el papel de enfermería es primordial para detectar posibles déficits cognitivos”, ha añadido Borges.
Herramientas para mejorar la autogestión de la enfermedad
Durante la jornada se han presentado varios proyectos, como el programa Activa-T, que ofrece a las personas jóvenes recién diagnosticadas de EM “unas herramientas que los ayuden a mejorar sus competencias en la autogestión de la enfermedad y promuevan un estilo de vida saludable y activo”, según ha apuntado Juan Francisco Munar, representante de la Asociación Balear de Esclerosis Múltiple (Abdem).
En este sentido, Munar ha proseguido: “Con el proyecto Activa-T, actuamos en un contexto que no sea el asociativo, reduciendo así el impacto emocional, y ofrecemos técnicas y recursos para que el paciente esté completamente atendido, incluso más allá de lo estrictamente sanitario. Mejorando así su calidad de vida como la de los familiares”.
De esta forma, se intenta ayudar al “gran impacto” que supone para los jóvenes y adultos con esta enfermedad. “Los pacientes tienen miedo a todo aquello que les pueda hacer dependientes de terceras personas, así como a los problemas propios de la evolución de la enfermedad, y una de esas preocupaciones son los problemas de memoria y razonamiento, conceptos que en ocasiones son difíciles de explicar de una manera comprensible”, ha asegurado el neuropsicólogo Jordi Gich, del Servicio de Neuropsicología del Hospital Josep Trueta, de Girona.
Además, se ha presentado también el proyecto Brain Atrophy Story, una serie de cuentos y materiales didácticos que tienen como objetivo acercar conceptos relacionados con la evolución de la patología a los familiares y pacientes afectos de EM.
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