Mireia Valenciano, enfermera que se presenta al EIR.
Hay vocaciones que se conocen desde antes de entrar en la universidad, o que son las que permiten afinar el tiro a la hora de escoger una profesión. Es el caso de
Mireia Valenciano, que antes empezar a estudiar Enfermería, ya sabía que su sueño era llegar a ser enfermera especialista.
“Yo antes de ser enfermera ya quería ser matrona, ya me interesaba este mundo. Terminé la carrera y estuve trabajando un año en neonatos y me di cuenta que no era lo que me gustaba. Entonces, dejé el trabajo y me puse a estudiar el
EIR”, cuenta a
Redacción Médica la enfermera afincada en Barcelona.
El EIR se acerca,
el 24 de enero es la fecha en la que miles de enfermeras
se enfrentarán al examen que les permitirá desarrollar su especialidad. A Valenciano no le pilla de nuevas,
ya se presentó por primera vez en la convocatoria de 2025: “Me quedé a 40 plazas para matrona, y entonces decidí volver a intentarlo un año más”, afirma. La enfermera explica que vivió este resultado “como un fracaso” y que sintió frustración en un primer momento, pero que después pudo relativizar:
“Las cosas no siempre se consiguen a la primera y no iba a conformarme con algo que no quiero… el EIR para mí solo tiene sentido si cojo plaza de matrona”, sentencia. De cara a la convocatoria de este año confiesa que tiene miedo de quedar en una peor posición: “Al ser el segundo año siento que tengo más presión de sacármelo.
Espero que no me juegue una mala pasada”.
Buscar el equilibrio entre el ocio y el estudio
El examen se celebra después de fechas señaladas, como son las Navidades y todo lo que conllevan. Entre las
enfermeras aspirantes al EIR hay quienes tienen claro que lo más importante es aprovechar las Navidades para estudiar, pero Valenciano comenta que, aunque esa era su visión la primera vez que se presentó al examen, este año quiere buscar un equilibrio entre los apuntes y el tiempo de calidad con sus seres queridos: “Como queda tan poco para el examen voy a priorizar bastante el estudio, pero teniendo en cuenta que
hay fechas señaladas que son inamovibles y que ahí voy a priorizar a mi familia”, sostiene. No es la primera vez que tiene que ajustar su horario para poder estudiar, dependiendo del momento del año en el que se encuentre, combina contratos laborales con la preparación del EIR:
“Desde septiembre hasta el examen no trabajo y me dedico única y exclusivamente a estudiar”, reconoce.
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