En este tipo de terapia, el miembro afectado se coloca dentro la caja, de forma que queda tapado a la vista del paciente



15 feb. 2016 17:55H
SE LEE EN 3 minutos
Redacción. Madrid
Todos los pacientes con ictus graves recuperan movilidad del brazo con la terapia en espejo, tal y como demuestran los resultados del estudio realizado por el Servicio de Neurorehabilitación y Daño Cerebral de Hospitales Nisa. Este proyecto abre una puerta para el tratamiento de los déficits graves en pacientes con ictus, aún en aquellos en los que han transcurrido meses después de la lesión.

Joaquín Montenegro, director general de Hospitales Nisa.

La debilidad y consecuente pérdida de la funcionalidad del miembro superior es uno de los síntomas más frecuentes y discapacitantes después de un ictus. Cerca del 85 por ciento de las personas que lo sufren presentan una incapacidad para utilizar su brazo dominante inmediatamente después del accidente cerebro vascular y hasta el 60 por ciento de estos pacientes, algún tipo de limitación en sus actividades diarias debido a este déficit seis meses después del ataque.

Según ha podido demostrar Carolina Colomer, a través de su reciente estudio, “un instrumento tan sencillo y económico como un espejo pegado al lateral de una caja, proporciona una gran alternativa terapéutica para la rehabilitación del miembro superior parético en pacientes con ictus graves y crónicos”.

En este tipo de terapia, denominada terapia en espejo, el miembro afecto se coloca dentro de la caja, de forma que queda tapado a la vista del paciente. El espejo, a nivel de la línea media corporal, reflejará el miembro sano. Al moverlo, el espejo nos da la imagen contralateral creando la ilusión visual de que el brazo afecto se mueve con normalidad.

Mediante técnicas de neuroimagen, se ha demostrado que esta terapia es capaz de activar los circuitos motores cerebrales afectados después del ictus y a medio plazo mejora la fuerza perdida. Y según ha señalado el neurólogo Enrique Noe, estudios previos han demostrado la eficacia de este tipo de tratamiento en pacientes con déficits motores leves o moderados pero hasta la fecha no se había demostrado su eficacia en pacientes crónicos, más de seis meses después del ictus, con déficits graves.

Sin embargo, todos los pacientes incluidos en este trabajo, presentaban un déficit motor grave del brazo y en todos habían transcurrido al menos seis meses después del ictus. Tras 24 sesiones todos los pacientes recuperaron cierto grado de movilidad del miembro superior y característicamente los que fueron sometidos a la terapia en espejo mejoraron la sensibilidad del brazo, especialmente la sensación de tacto y presión, tan útil para el uso funcional de miembro superior en nuestras acciones cotidianas.

Estos datos, resultan relevantes dado que, aunque existen muchos recursos para abordar la rehabilitación de la función del brazo en pacientes que han recuperado parcialmente el movimiento, existen menos alternativas para tratar a aquellos pacientes que presentan una debilidad severa.

Por este motivo, los resultados del estudio de esta terapia, aplicada a 31 pacientes del Servicio de Neurorehabilitación de Hospitales Nisa que habían sufrido un ictus, acaban de ser publicados en la prestigiosa revista europea European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.