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24 jun. 2013 19:46H
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Por Juan Jorge González Armengol, presidente de la Sociedad de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes)

Hace  unos  días  recibimos  el  apoyo  mayoritario  de  nuestros  socios y, desde  entonces, desde  la  nueva Junta  Directiva  de  la  Sociedad  de Medicina de Urgencias  y Emergencias (SEMES) nos  hemos  puesto  a trabajar, desde  la responsabilidad de  liderar  la  segunda Sociedad  Científica  en número  de socios  de España, y  que  representa al segundo colectivo de profesionales  en número  de  nuestro país.

Llevamos  mucho  tiempo  en esto  pero, repasando  estos  días  actas  y  archivos  de  la  sociedad desde  su  constitución,  en el  año  1987, no  deja  de  provocarnos  admiraciónrespeto por  el trabajo  de todos estos años, y  una  aún  mayor  conciencia de la responsabilidad  que  nos  han encomendado.

Específicamente dentro de la Sociedad, es espectacular el número  sin fin de jornadas, simposios, reuniones, grupos de trabajo, comunicados, manuales, artículos, congresos, colaboraciones, documentos de  consenso, la revista Emergencias, estrategias de  acreditación, de seguridad, cursos….. En  definitiva, lo  lógico que  surgió (surge)  en el día a  día  a un  importante,  por  numeroso, grupo  de  profesionales  que  sí  trabajamos  en esto,  y que  no  fue (es)  ajeno a su entorno: los pacientes. Porque  todo ello  nació (nace) del  trabajo  diario, continuo, con pacientes.

De cara  al exterior, innumerables colaboraciones  con otras sociedades científicas, Colegios profesionales, sociedades  de Urgencias  de  fuera de  España. Otros  grupos  profesionales, como bomberos, policías, voluntarios, protección civil, programas  de  divulgación y educación públicas. Reuniones con asociaciones de pacientes. Reuniones  sucesivas con los  diferentes  grupos políticos, apoyos  por parte de éstos, grupos de  trabajo  en los diferentes  Ministerios, Sanidad, Educación, Defensa, Interior….con sus diferentes  responsables. Colaboración activa  en la elaboración de decretos, en comisiones  parlamentarias. Es  decir, lo  lógico que  surge de  la  inquietud de  un numeroso  grupo de  profesionales, que  sí  trabajamos  en esto, que  confluyen en su interés con  otros grupos, incluyendo  a las diferentes  Administraciones. Y  su (nuestro) interés fue (es)  dar  la  mejor  atención posible  a  nuestros  pacientes.

Todo  esto es objetivo, historia  viva,  y  es  la  consecuencia  de  una serie  de  condiciones necesarias. La  primera  es  el altruismo. Un  grupo  de  pocas  personas, preocupadas  honestamente por realizar  mejor  su trabajo, se  fijan  en lo  que  se  hace  en otros  países  en esta disciplina, y  se  proponen, casi desde  la nada, construir una sociedad científica, de  adscripción voluntaria, germen de la  actual Semes. Implicó  mucho  esfuerzo, incluso  económico, personal. Su  espíritu  de  superación,  que fue  sumando  voluntades, hizo  que fuera  creciendo año  tras  año, hasta llegar  a hoy con casi  9000  voluntades, que  seguimos  en esto.

Al altruismo, la  honestidad  y   ese  espíritu  de superación, hay  que  añadir  la  coherencia. Imprescindibles  las cuatro para, año tras  año, intentar  aprender con su (nuestro)  esfuerzo  personal  a  tratar  procesos  que  no  les (nos)  enseñaron, y de  estudiar  el  doble  de lo  normal  para  poder responder  eficazmente a múltiples  y variados situaciones clínicas o procesos (cuerpo  doctrinal), que  pueden presentarse con información  o  sin ella.

Estamos  hablando  de  lealtad  a  lo que  aprendimos de  nuestros  mayores y  a  nuestros pacientes, y  de  disciplina  y  fidelidad  para  tratar  de  dar  lo  mejor de  nosotros, desde  la  imposibilidad  de  realizarlo  desde  una formación  reglada.

Estamos hablando  de  altruismo, pero también de ética, porque no lo  hicieron (hacemos)  ya  por  ellos (nosotros), sino  por  los  futuros  profesionales  que se formarán, seguro, en Urgencias y Emergencias y  que,  trabajen  en España  o en otro  País,  estarán en condiciones de ser  competitivos  y  de ser reconocidos  en  esta  disciplina  en un futuro.

Estamos hablando de valorar a la persona, por  encima  de  una  organización, y  poner  a ésta  al servicio  de la persona, atendiendo  a la realidad  social. Ya  hemos contado que los  Servicios de  Urgencias y Emergencias se  han ido  desarrollando  en todo  el mundo desarrollado  en el  contexto del  cambio  del patrón epidemiológico,  con cada  vez más  pacientes  mayores  con  agudizaciones  de  una  o  mas enfermedades  crónicas, y  que  hoy  vemos  aún más, y  que  irá en aumento.  A  veces, oímos juzgar  el uso  de  nuestros servicios por  estos pacientes, que    aseguramos son buenos usuarios, por  algunos representantes  de  lo que  desconocen, y la  conclusión es  que  quizá  debemos  reflexionar  y  profundizar más en valores  y  en espíritu. No  recordamos que ninguno  de nuestros maestros nos  enseñara a  realizar  juicios a  priori  sobre  la  demanda de atención de un paciente. Eso  no  es  medicina, está  fuera de  nuestro  código  deontológico, de  nuestra ética.  Nuestro trabajo no es sino  dar  una  atención  proporcionada, y  colaborar en el uso  racional del  sistema  desde  criterios  técnicos  y profesionales. Y  ha  sido,  es  y  será  ir   a las escuelas,  para  que en el  futuro  no  tengamos  que  ver  lo  que  por  desgracia  vemos a menudo: accidentes, intoxicaciones, agresiones, violaciones, infartos, etc…

Para  ellos (nosotros)  lo  fácil  hubiera  sido (sería)  mirar a otro lado, pero  sabemos, porque  lo trabajamos, porque  estudiamos……que  a  veces  hay que elegir  el camino  que  parece  menos  fácil, en  este  caso  directamente  porque  les importó (nos importa). Porque  tuvieron (tenemos)  valores. Y  hemos  sido  y  somos  sensibles  a la angustia  y  al sufrimiento, da  igual la hora  y el día.  

Muchas  actas, muchas  reuniones, de  todos  estos  años. Y  hoy  una  realidad  administrativa, laboral, social, docente, científica: las  Urgencias  y Emergencias. Falta lo  que  debería  haber  sido  el comienzo, una  formación  reglada  que, en el caso de los médicos,  tiene  un  único  nombre: Especialidad Primaria, ahora Troncal, de Medicina de Urgencias  y Emergencias. En  contra de esto escasas  personas, algunas  de ellas  dentro del mundo  profesional  ajeno a  nuestros Servicios (sic). Y  por  parte  de  otros, entre  ellos parte de la Administración, se  podría  resumir en este caso como  una  lucha legítima contra  la desidia: y nosotros  somos  de  urgencias, la  desidia  no tiene encaje  en nuestro  trabajo, no  nos  la podemos  permitir.

Un par  o tres ya de generaciones  en Urgencias  y Emergencias, o  sea, en Semes. Ellos  eran y son  nosotros, nosotros  somos  ellos,  y  los  que  vengan serán ellos  y  nosotros. Aquí   estamos  ahora. Tranquilos. Sabremos  estar  a  la altura.


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