A todos los políticos sin excepción, a la izquierda y a la derecha, a los constitucionalistas y a los nacionalistas, a los que tienen responsabilidad a nivel central, autonómico y local, a todos ellos les ruego, les suplico y les exijo cordura, solidaridad, responsabilidad, sentido común y, en definitiva altura de miras.

Esta crisis sanitaria nos está poniendo a prueba a todos, nos está obligando a retratarnos pero, resulta que no todos estamos siendo igual de fotogénicos. Los profesionales del sistema sanitario están siendo impecables, los de los servicios indispensables y la ciudadanía también, y nuestros políticos deben hacer un esfuerzo real para que la foto resulte ética y estéticamente del nivel que exige la situación actual.


"Los ciudadanos no nos preguntamos por el sentido de nuestro voto cuando salimos todos los días a homenajear a todos aquellos que hacen posible que nuestra vida mantenga la dignidad"


Los profesionales del sistema sanitario (sanitarios y no sanitarios, pero todos necesarios en la prestación asistencial) no preguntan si los compañeros votan a uno u otro partido, no preguntan a los pacientes por su tendencia política, no cuentan a cuantos pacientes atienden unos u otros, ni se echan en cara si llegan antes que el compañero a la cama de un paciente, si tramitan el alta en más o menos minutos, si sonríen a más o menos personas… Todos van a una, ayudándose, felicitándose y apoyándose, se caigan mejor o peor, sean más o menos amigos, o sean auténticos desconocidos. No gastan tiempo ni energía en reproches, en apuntarse un tanto, en desprestigiarse. Y los pacientes y sus familias, tampoco preguntan si el material que se utiliza con ellos corresponde al cargamento del gobierno de España, o al del gobierno de la región en la que residen.

Los ciudadanos españoles estamos siendo ejemplares ante una situación que está exigiendo gran sacrificio, con tantas situaciones personales y familiares que es imposible llegar a imaginar todas ellas, pero que resultan desgarradoras. Los vecinos no hacemos una carrera contrarreloj por ver quién ayuda más a los ancianos del cuarto, quién les lleva antes el pan, quién los llama más para que no pierdan el contacto social o quién va a la farmacia más veces por ellos; al contrario, nos sentimos tranquilos y arropados cuando sabemos que ya tienen todo lo que pueden necesitar, cuando alguien nos dice que ha hablado con ellos y que estaban animados, o que hoy han hablado por video llamada con su hija que vive fuera de España.

Los ciudadanos no nos preguntamos por el sentido de nuestro voto cuando salimos todos los días a homenajear a todos aquellos que hacen posible que nuestra vida mantenga la dignidad y la normalidad que es posible; y aplaudimos cuando pasa el autobús por nuestra calle, o un coche de la policía, o una furgoneta de reparto, porque vemos en ellos a personas esenciales que nos generan un sentimiento de reconocimiento y agradecimiento inmenso.

Pero a medida que esta pesadilla sigue su curso, los representantes políticos de todas las ideologías van levantando el veto a la caza de simpatías, de potenciales votos y de éxitos y, lo que debería ser un comportamiento ejemplar para los demás, se convierte en una pesadilla dentro de la pesadilla. Necesitamos serenidad y confianza en quienes, con diferente grado de responsabilidad, dirigen este desconcierto.

Estoy convencida de que todos, sean del color que sean, están poniendo lo mejor de ustedes mismos y de sus instituciones para agilizar y dar la mejor respuesta posible a esta primera batalla de la pandemia: salvar vidas y proteger la salud de cuantos más ciudadanos mejor. Su trabajo, su desvelo y su esfuerzo en este objetivo, lo doy por supuesto. Todo podría hacerse mejor, claro, pero eso es más fácil decirlo que hacerlo a la primera, por lo que todos entendemos la dificultad ante algo tan imprevisto y desconocido como una pandemia vírica en pleno siglo XXI; la situación nos retrotrae a las pandemias de la Edad Media y era inimaginable, hasta hace unos pocos días, vivir algo así en nuestro tiempo.

La realidad es suficientemente dura como para tener que lidiar también con sus luchas personales e ideológicas; son tiempos para sumar y multiplicar, para olvidar la resta y la división, para entender que las dificultades nos afectan a todos y que los éxitos deben ser, son, de todos y para todos. Son tiempos para no acusar al contrario ideológico, para felicitarnos y sentirnos orgullosos por cada éxito, para lamentar cada fracaso conjuntamente, para comunicarnos más que nunca y para evitar el infantilismo del “es que no me habla”, o la actitud ególatra de la adolescencia…


"Necesitamos que los políticos están a la altura de una ciudadanía que suma"


Señores políticos, todos juntos somos un equipo y cada uno tenemos una tarea que aportar al objetivo común: vencer al coronavirus, nuestro verdadero enemigo; apoyarnos y reforzarnos todos en las tareas será un éxito de todos y, si el personal del sistema sanitario está haciendo su tarea unido, si el personal de las actividades esenciales continúa en la brecha, si la ciudadanía estamos haciendo nuestra parte juntos y solidariamente… por favor, pongan de manifiesto sus diferentes opciones, debátanlas, aporten mejoras si las tienen, pero paren el ventilador de los bulos, los desagravios, los reproches, los insultos, los “y tú peor”, y los “y yo mejor”. No solo no aportan ustedes nada, sino que generan desasosiego, ansiedad, miedo, incertidumbre y desconfianza en una sociedad que está lidiando con una situación impensable hace unas pocas semanas, y con tantas y tantas situaciones crueles que genera en tantas y tantas familias y personas.

La humanidad está en vilo, y los españoles no somos una excepción; las personas somos más conscientes que nunca de nuestra vulnerabilidad y necesitamos, todos, un pequeño hilo de oxígeno. Y creo que deben ustedes tomar conciencia del alivio que supondría dejar de escuchar que unos y otros responsables políticos van o no a apoyar tal o cual iniciativa, que unos u otros están obstaculizando tal o cual acción, que critican la proeza de levantar hospitales de campaña, que lo que se hace se tendría que haber hecho de otra manera, etc. No, no pueden valorar las propuestas y las acciones por el partido que las haga, por si fueron apoyados en el pasado por unos u otros, o por si serán apoyados en el futuro. Ahora no toca eso.

Esperamos de ustedes, necesitamos, que estén a nuestra altura, a la altura de una ciudadanía que suma, que actúa solidariamente en equipo y que merece que sus políticos le transmitan honestidad, seguridad, y que trabajen en equipo. Están a tiempo de que los ciudadanos nos podamos sentir orgullosos de nuestros representantes. Y tengan en cuenta que de esto salimos solo si de verdad estamos todos a una, ¡todos juntos!