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17 may. 2014 16:03H
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El Tribunal Supremo ha declarado que la responsabilidad de un médico no se extingue a la muerte y que las consecuencias de sus actos clínicos deben alcanzar también a sus herederos. Una mujer malagueña sometida a una operación de cirugía estética ha litigado sin descanso hasta lograr la condena de los herederos del profesional que le efectuó una intervención de cirugía estética. Al final, sus herederos y la aseguradora que le cubría la responsabilidad civil tendrán que abonar cerca de 88.000 euros. La noticia no hace sino confirmar la imparable judicialización del acto médico, que ya viene de lejos, que no parece remitir y que, de hecho, ha cambiado para siempre la práctica clínica. Los profesionales tienen miedo a las demandas y hacen una medicina cada vez más defensiva que afecta a la calidad del sistema y al coste final de la asistencia. Por no hablar de las aseguradoras, cada vez más reacias a asegurar la responsabilidad civil de unos profesionales sanitarios que son pieza codiciada de abogados prestos al inicio de litigio.

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