En Cataluña este 21-D ha pasado como con la victoria del 'Brexit' en Reino Unido y la de Donald Trump en Estados Unidos: el electorado rural impondrá su opinión al de las grandes ciudades. Barcelona y el cinturón industrial catalán han dado una clara victoria a los Ciudadanos de Inés Arrimadas, pero el efecto de la Cataluña del interior ha diluido el resultado hasta posibilitar de nuevo una mayoría independentista. Qué paradoja cuando días antes de los comicios el 'aparato intelectual' secesionista, la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), con varios científicos a la cabeza, argumentaba que había que romper con España porque es un país agrícola que frena el avance intelectual catalán. Desde luego, la Cataluña de la investigación, el desarrollo, la vanguardia está en las grandes ciudades, y ahí el voto ha sido claramente naranja. Donde han ganado ERC y JuntsXCat ha sido en los pueblos, y gracias a una Ley Electoral que no cuenta todos los votos por igual van a poder gobernar en mayoría. Los 'científicos de la República' deberán ir buscando otro argumento, aunque tal vez se conformen pensando que con mentiras como esa han contribuido a que la sanidad de Cataluña la sigan decidiendo desde el entorno rural.
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