La Disección
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21 feb. 2015 19:15H
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El presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría, apuntó, en una entrevista publicada el domingo 15 de febrero en Revista Médica, que el origen genuino de la sanidad pública española no debía pasar por alto el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) creado el 14 de diciembre de 1942. Ni tampoco, por otra parte, el Plan Nacional de Seguridad Social cristalizado en la Ley de Bases de 1963, aprobada cuando él ejercía el cargo de secretario general de Sanidad y mencionada también en la conversación.

Más tarde, como portavoz de Alianza Popular, defendió la enmienda a la Ley General de Sanidad socialista de 1986, todavía vigente, y, en última instancia, aplaudida por los dos partidos que han gobernado en el actual régimen democrático (el Partido Popular lo hace de forma implícita cuando, desde el Gobierno, vota a favor del dictamen para avanzar en la consolidación del Sistema  Nacional de Salud (…) –18 de diciembre de 1997– que, de hecho, fue bautizado como el Informe Romay, pues encabezaba entonces el Ministerio de Sanidad).

Con todo, la actualidad del sector –uno de los más prolíficos en materia periodística a pesar de su notorio y paradójico desconocimiento por parte del ciudadano de a pie– a menudo transmite mensajes interesados y faltos de rigor en los que predominan titulares con verbos incorrectos como privatizar o externalizar (por parte de quienes atacan lo que el propio Romay Beccaría define como pensamiento liberal reformista) pero también de palabras como despilfarro, burocracia e ineficiencia (a menudo en boca de quienes recelan de la intervención del Estado en la vida social).

Ni unas ni otras hacen justicia a la evolución contemporánea de la asistencia sanitaria española, que ha resultado deslavazada y tardía pero, a fin de cuentas, exitosa; y esa excelencia de su resultado no ha sido patrimonio exclusivo de la derecha o de la izquierda políticas, sino el fruto de la acción de los sucesivos gobiernos –democráticos y dictatoriales– a lo largo del siglo XX. Y así queda al descubierto si se revisan tanto la mención que el exministro del ramo hace al SOE como el nacimiento de la Seguridad Social integradora de la sanidad del que fue partícipe, sin duda dos hitos que ayudan a comprender el Sistema Nacional de Salud creado como tal a partir de 1978.

Pero la realidad, siempre compleja, muestra que las dos efemérides se gestan mucho antes de verse plasmadas sobre el papel. Por ejemplo cuando, en 1883, se crea “una comisión para estudiar las posibilidades de una organización nacional de Seguridad Social”. O incluso cuando se formalizan normativas previas como el decreto de 5 de marzo de 1910 que aborda la cuestión del seguro de enfermedad; la orden de 10 de mayo de 1932 que asigna al Instituto Nacional de Previsión un proyecto sobre esa misma prestación, y el anteproyecto preludio del SOE respaldado por el Parlamento en 1936 a las puertas de la Guerra Civil.

Todo ello de forma paralela a cada etapa de la Historia de España, incluidas la corona de Alfonso XII, la regencia de su viuda María Cristina, el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la Segunda República, el régimen franquista y la democracia. Que, en cada una, las autoridades aligeraran o pusieran trabas a la unificación de los seguros, incluido el de enfermedad, y su beneficio para todo ciudadano, no solo para el trabajador, queda a merced de lo que disciernan los historiadores.

Los hechos también indican, como se ha reseñado, que el SOE vio la luz durante la dictadura de Franco con José Antonio Girón de Velasco como su principal valedor en calidad de ministro del Trabajo. Y el Consejo de Ministros de 1963 ratificó el proyecto de Ley de Bases de la Seguridad Social, cuyo desarrollo tuvo lugar en años posteriores y que tuvo como antecedente la Ley de Bases de la Sanidad Nacional de 1944, en la que habían quedado separadas la salud pública y la Medicina preventiva de la asistencia sanitaria.

En definitiva, la sanidad casi universal y gratuita para los españoles, con sus avances y retrocesos, ha requerido del esfuerzo de varias generaciones de políticos de distinto signo influidos, a su vez, por las relaciones internacionales y el contexto de cada época. Nada que ver con la mirada que la interpreta como un mero problema de convivencia entre propiedad pública e iniciativa privada.

Bibliografía revisada:

-Infante, Alberto (ed.) (1975): Cambio social y crisis sanitaria, Madrid: Ayuso.

-Guillén Rodríguez, Ana (2000): La construcción política de sistema sanitario español: de la postguerra a la democracia, Madrid: Exlibris Ediciones, SL.

-Powell, Charles (2001): España en democracia, 1975-2000, Barcelona: Plaza & Janés.

-Martínez Quinteiro, María Esther (2008): “El INP, 1962-1977. El nacimiento de la Seguridad Social” en Castillo, Santiago (dir.): Solidaridad, Seguridad, Bienestar. Cien años de protección social en España, Madrid: Ministerio de Trabajo e Inmigración, pp. 125-159.

-Rubia Vila, Francisco J.; García Barreno, Pedro; Segovia de Arana, José María; Fuentes Velarde, Juan;y Sabando, Pedro (eds.) (2011): Libro Blanco sobre el Sistema Sanitario Español, Madrid, Academia Europea de Ciencias y Artes, pp. 43 y 44.

-Rivero, Isabel (1999): Síntesis de Historia de España, Madrid: Globo.

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