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3 feb. 2014 20:32H
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Como llevamos ya bastante tiempo sin líderes políticos que entusiasmen, en cuanto surge una oportunidad, algún candidato que nos arrebate y nos conquiste con el hablar fácil y la idea oportuna y la réplica inmediata, entonces nos ponemos a imaginar un líder. Tenemos hambre de líderes, porque no los tenemos, y cuando se insinúan, nos quedamos quietos, a ver qué pasa. Yo me quedé quieto el otro día, contemplando y escuchando a Mónica Oltra, que ha sido elegida parlamentaria autonómica de Sanidad más relevante del año, según los lectores de este periódico. Y allí a lo lejos pude discernir interés, atractivo, magnetismo. O sea, algo así como un líder de esos como los que tanto necesitamos.

Vino con una mochila cargada de ideas y de discursos y quién sabe si de camisetas con lemas como esas que se convirtieron en el azote de Camps, el ex presidente valenciano. Es posible que ya no las lleve,  porque ya no le gustan y parece que nunca le gustaron, pero había que simplificar la crítica y hacerla más efectiva. Y lo logró, vaya si lo logró. Porque hubo un tiempo en el que a Mónica Oltra solo le recordaban el tema de las camisetas y sus mensajes, que si Wanted, por Camps, que si Manipulación, por Canal Nou, que si No nos falta dinero, sino que nos sobran chorizos, por los bancos. Juan Diego decía que el pensamiento político de Franco cabía en una caja de cerillas y de Mónica Oltra pudo decirse en su momento que su pensamiento político entraba en el frontal de una camiseta. Habría más consideraciones y más posicionamientos, pero lo cierto es que aquel tino en el lema, en la caricatura y en la denuncia hicieron más contra el PP valenciano que todas las proposiciones no de ley de una legislatura entera. Pensamos en política y creemos en discursos sesudos y excesivos, y en verdad, la única política que llega a la calle es la política de camiseta. Pues bien, aunque ahora no le guste, Mónica Oltra ha sido una alumna aventajada en esta política subterránea, algo excéntrica, pero muy efectiva.

Y con estas credenciales, en las antípodas de las seguramente más aburridas que a Soraya Sáenz de Santamaría le sirvieron para entrar en el PP, y ser hoy toda una todopoderosa vicepresidenta, esas credenciales, digo, hacen hoy de Mónica Oltra una propuesta en firme de líder, no sólo en el ámbito sanitario, sino en la política por lo general, donde ya suena, en muchos lados, encabezando carteles y opciones ideológicas, que el tiempo dirá si concurren juntas o separadas. La izquierda, de tan auténtica que es, tiene a veces dificultades para juntar esfuerzos, y claro, al final el voto útil no aparece por ningún lado, cuando es lo que se necesita para acabar con una mayoría política, parlamentaria y social tan insultante y tan deprimente como la que el PP lleva repitiendo desde ni se sabe en la Comunidad Valenciana. La coalición Compromís puede terminar siendo una idea formidable para que las cosas cambien allí, pero está por ver que a Mónica Oltra le dejen liderar todo el entramado izquierdista-nacionalista-pacifista-ecologista.

Es defensora de la sanidad pública, como no podía ser de otra manera, y no se arredra ante quienes le reprochan su desconocimiento del sector por no ser profesional. Soy paciente y tengo una opinión, responde, con la misma rotundidad con la que el fuego consume año tras año sus queridas Fallas. Y además, defiende con ardor su actividad parlamentaria, esa que no se ha apreciado tanto en su perfil, pero que ahora, con reconocimientos como el de Redacción Médica, puede definitivamente contribuir a que sea la política que persigue ser.

Los líderes también tienen su trayectoria, y se van haciendo con el tiempo, unos a sí mismos, otros tomando los buenos ejemplos del camino. Quizá Mónica Oltra esté en la antesala de un salto cualitativo y de envergadura, que la lleve a ser uno de los protagonistas indiscutibles de la política valenciana que se avecina. Si se produce, y muchos vecinos suyos saldrían ganando, ojalá no se lleve por delante a la Mónica Oltra de los inicios, la que ha sabido conectar con la sociedad y la que ha difundido un mensaje crítico y directo que es tan necesario como difícil de vertebrar.


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