Dice Baltasar Gracián que “errar es humano, pero más lo es culpar a otros”. Lo que estamos viviendo en estas semanas en la sanidad madrileña, ojo no solo en ella, también se está extendiendo en otras comunidades, es demencial y hasta me atrevo a decir que debe ser analizado bajo la lupa del código deontológico, cuyo artículo 37 dice textualmente:

“2.- Los médicos deben tratarse entre sí con la debida deferencia, respeto, lealtad, sea cual sea la relación jerárquica que exista entre ellos. Tienen la obligación de defender al colega que es objeto de ataques o denuncias injustas.

3.- Los médicos se abstendrán de criticar despectivamente las actuaciones de sus colegas…”

Todos somos conocedores de lo que está pasando en Madrid, de las diferentes situaciones que decisiones políticas basadas en falta de criterio y fundamentos asistenciales están ocasionando; toma de decisiones que no se sustentan en estudios que las avalen, con medidas improvisadas que cambian cada día, más por interés político que sanitario que están ocasionando grave perjuicio a los médicos y son noticia en todos los medios de comunicación y objeto de una bronca política que tiene en medio a los profesionales.

Que estas medidas, estas broncas, estas descalificaciones hacia el colectivo médico (nos han llamado boicoteadores, acusado de bajas médicas injustificadas, amenazados de “investigación” de estas, etc.), las haga un político, lo puedo entender, entra en su juego, son sus formas de actuación habituales, pero que todo esto sea dicho por médicos que son a la vez políticos, no lo puedo entender y menos aún, no lo puedo tolerar.

Se es médico siempre, debemos actuar como médicos siempre, tener claro que como médico eres un profesional que se debe a su profesión, independientemente de dónde estés trabajando, que un médico siempre debe estar bajo la responsabilidad y su código deontológico. Se es médico cuando en medio de la calle, en un avión o en un tren se pregunta: ¿” hay algún médico”? porque se necesitan sus conocimientos en caso de presentarse una urgencia. También se es médico cuando se hacen declaraciones públicas y en ellas se puede estar infringiendo el código deontológico.

Los profesionales sanitarios deben estar en las soluciones


La sanidad está en crisis, lo he denunciado muchas veces, es necesario acometer con urgencia un cambio, una profunda reforma del sistema, de eso creo que no tenemos ninguna duda. Puede haber diferencias en cuanto a cómo acometer este cambio, hacia dónde debemos ir, que tipo de sistema es el del futuro, pero creo que hay unanimidad en la necesidad de hacer este cambio.

Fruto de estas tensiones, estas dificultades que hacen casi imposible satisfacer y conjugar las demandas de pacientes y los profesionales, surgen muchos problemas. Los dirigentes políticos y los gestores, acuciados por los problemas, buscan soluciones sin parase a pensar, sin criterio, sin orden ni planificación, sin consenso con los profesionales, y fruto de ello, vienen los problemas. Falta de apoyo, enfado de los profesionales, que ven como son ninguneados y tratados de malas formas, se les acusa de ser el problema y, en lugar de buscar en ellos las soluciones, se crea un enfrentamiento que termina con las habituales medidas de defensa de los trabajadores: concentraciones, manifestaciones y huelgas. Algo que siempre hemos dicho que no nos gusta, pero que no dejan más salida que recurrir a ello.


"Se es médico siempre, debemos actuar como médicos siempre, tener claro que como médico eres un profesional que se debe a su profesión, independientemente de dónde estés trabajando"



Es entonces cuando salen a relucir todos los ataques y descalificaciones hacia quienes osan enfrentarse al poder político, quienes no comulgan con sus ideas, quienes las cuestionan. En ese momento salen las descalificaciones, las mentiras, el intento de desprestigiarles, el habitual “o estas conmigo o estás contra mí”. Aparece lo más feo de la política, y lo que es peor, la utilización de los profesionales como elementos arrojadizos entre los diferentes partidos. En estos momentos es en los que me ratifico aún más en lo que hace tiempo llevo diciendo, esa profunda desconfianza en los políticos, lo que vengo a llamar mi orfandad política.

Pero volvamos al asunto del que quiero hablar. En este proceder, en estas acusaciones, en declaraciones que ponen a los médicos como dianas para que los pacientes disparen, no solo están los políticos, lo que me subleva y me indigna es que también estén compañeros que se dicen médicos y se olvidan de lo que son y el código que les obliga y entran de lleno en la descalificación de los compañeros. Me entristece ver que por encima de los que son, prevalece en ellos el ansia de poder, el permanecer en esos sillones dentro de despachos enmoquetados, lejos de la trinchera, sin sufrir las penalidades de un ejercicio profesional cada vez más penoso y poco estimulante.

No quiero extenderme más, no quisiera que el estado de enfado y malestar me haga decir cosas de las que tenga que arrepentirme. Solo quiero terminar recordando la frase del inicio, “errar es humano, pero más lo es culpar a otros” y si se persiste en el error, puede que sea el colegio de médicos quien tenga que hacer frente a la situación y exigir respeto al código deontológico a quienes siguen siendo colegiados y obligados por el mismo.