Dice Phil McGraw (Dr. Phil): "No esperes a estar en crisis para idear un plan de crisis". Viene esta frase a colación de lo que sucede cada año con la epidemia de infecciones respiratorias por gripe, VRS y ahora también Covid. La teoría es que las administraciones sanitarias, los gestores del servicio de salud de cada comunidad, hacen "planes de contingencia", "planes de invierno", se preparan a conciencia para afrontar la avalancha de enfermos que deben hacer frente los distintos dispositivos de atención sanitaria. Y año tras año, es imposible terminar estas crisis sanitarias con aquella célebre frase de Hannibal Smith, del Equipo A: "Me encanta que los planes salgan bien".

Hay situaciones de crisis que no son predecibles, que ocurren como consecuencia de catástrofes varias, sean terremotos, lluvias torrenciales, etc., y las hay que se conocen por ser estacionales, que se repiten año tras año, que se dan en fechas más o menos similares, que incluso conocemos sus características específicas con antelación.

El comportamiento de las infecciones respiratorias estacionales es de sobra conocido. Sabemos cuando llegarán, las medidas de prevención que debemos tomar, cuando hay que iniciar las campañas de vacunación, las tasas de infección esperadas, cuantos ingresos ocasionarán, incluso una aproximación a los fallecimientos que se producirán. Una serie histórica nos da la información necesaria para que podamos hacer planes, para que se dispongan los recursos necesarios, para evitar el colapso del sistema.


"La serie histórica nos da información para que podamos hacer planes y para evitar el colapso del sistema"



Por definición, estas infecciones respiratorias producirán miles y miles de afectados, la mayoría de ellos no requerirán más allá de una consulta con sus médicos de los centros de salud, sean médicos de familia o pediatras, una red bien dotada y cubierta de plantilla de los servicios de urgencia extrahospitalaria y si esto funciona adecuadamente, los menos, aunque los más graves con complicaciones por comorbilidades, vulnerabilidad, etc., atención en unos servicios de urgencias hospitalarios que deben estar bien dotados para atender a ese 25-50 por ciento de aumento de demanda previsible.

También es necesario dotar a los hospitales de camas libres suficientes para que se puedan ingresar los pacientes que lo necesiten y hacerlo de forma fluida, sin "atascos" a la espera de cama que obligan a los pacientes a esperar "ingresados" en una cama de observación, incluso en camillas, en las unidades de observación, en los pasillos, en habitaciones triplicadas, etc.


Qué debe hacer cada nivel asistencial


¿Qué podemos hacer con la atención primaria? No solo por estas crisis periódicas asociadas a las infecciones respiratorias, también para mantener un buen funcionamiento del día a día:

  • Cobertura de todas las vacantes
  • Dimensionar las plantillas en base a realidad y no teorías que no funcionan. Plantillas suficientes para suplencias, cobertura de permisos, licencias y vacaciones, etc.
  • "Desburocratizar" las consultas del médico. Que el tiempo del médico se dedique a ser médico, sacar la burocracia de las consultas. Crear la figura del administrativo sanitario de apoyo en las labores de la burocracia clínica, apostar por un cambio radical del modelo de incapacidad temporal, permitiendo lo que se ha llamado la "autobaja" mediante declaración responsable para procesos autolimitados de duración entre 3 y 5 días.
  • Apostar por la Enfermería de Familia y desarrollar sus capacidades.
  • Volver a permitir la autogestión de agendas, la organización del trabajo en función de las características de cada centro de salud y el perfil de sus profesionales. Es decir, autonomía de gestión y, en consecuencia, asunción de responsabilidades.
¿Qué podemos hacer con los servicios de urgencias extrahospitalarios? Esta es otra de las tareas pendientes. Hay que creer en estos servicios, tanto los urbanos como los rurales, y para ello es preciso:

  • Dotar de dispositivos suficientes, cercanos a los ciudadanos.
  • Cada uno de ellos debe disponer de médico, enfermera, celador y según el tipo que sea, de técnico. No valen equipos cojos, no podemos admitir equipos de urgencias sin médicos, por muchas pantallas para videollamadas que se quieran poner.
¿Y qué podemos hacer por los servicios de urgencia hospitalarios? Esta respuesta ya se ha dicho muchas veces:

  • Como en todos los demás casos, lo primero es creer en ellos, dotarlos de plantillas suficientes, cubrir todas las vacantes, creer en la necesidad de la especialidad en urgencias, superar esa tasa de eventualidad/interinidad obscena que padecen, consolidar sus plazas con fijeza en sus puestos.
  • Servicios de urgencias bien dimensionados y con estructura física que permita mantener bien los circuitos, estancias en observación limitadas en tiempo, buen drenaje de pacientes a planta hospitalaria una vez se da orden de ingreso, etc.
Y ahora la pregunta más complicada. ¿Qué podemos hacer en los hospitales? Voy a ser crítico y muy claro:

  • En situaciones de crisis que sabemos que se ocasionarán un determinado número de ingresos, hay que garantizar la disponibilidad de camas para su admisión.
  • Si hay que suspender ingresos para cirugías programadas, se suspenden. Si hay que decir a los ciudadanos que en determinadas fechas la lista de espera quirúrgica de algunas patologías aumentará, se dice. No es de recibo que los pacientes pasen "ingresados" de mala manera en urgencias 2, 3 o 5 días por "falta de camas".
  • Si el sistema no admite la compatibilidad de control de esperas quirúrgicas y dar satisfacción a las necesidades de ingresos por causas de urgencia médica, habrá que priorizar y decidir, eso sí, digan los políticos a la población la realidad y el por qué. Si no hay más quirófanos, más camas, más plantilla, en los hospitales públicos, pueden hacer dos cosas, crearlos o concertar actividad en el sector privado. Pero hagan algo.
Me dejo muchas cosas, en cada punto podríamos hacer un análisis exhaustivo de la situación, las necesidades, priorizarlas, etc., y hasta un "libro blanco" o un "plan estratégico" que luego quedará olvidado en algún cajón. Solo es un acercamiento al problema, lo dejo en manos de los expertos y ahora son los políticos y gestores los que deben aportar las soluciones.


"Los médicos damos nuestra opinión, pero los políticos y gestores son los que deben aportar las soluciones"



Planificación, recursos y plantillas suficientes. Tanto para estas crisis como para el día a día de la asistencia sanitaria. Todo menos ver pacientes en situación de asistencia tercermundista, en pasillos, triplicando camas, etc. En el fondo, lo que veo es que no hay valentía para decir que este modelo está superado, que necesitamos un pacto por la sanidad que termine por acordar un nuevo

Sistema Nacional de Salud en el que quede definitivamente fuera el partidismo y la política; un nuevo modelo de todos, para todos, en el que todos se sientan cómodos, en el que de verdad el centro del sistema sea el paciente, que se respete su dignidad, un modelo en el que la modernez de la "humanización" sea real, pero no solo para los pacientes, también para los profesionales.

Me gustaría que algún día, tras superar cualquier crisis que se afronte desde nuestro sistema sanitario, podamos decir aquello de "me encanta que los planes salgan bien".