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17 sept. 2017 17:10H
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No es fácil que vuelvan “las musas” para inspirar a escribir después del descanso veraniego y mucho menos, para hacerlo sobre la situación de nuestro sistema sanitario, con la gravedad de los acontecimientos que están ocurriendo en nuestro país las últimas semanas, aunque uno, a veces, ya no sabe que pensar, cuando ve a dos dirigentes del PP tomando café y echándose unas risas con el Presidente de la Generalitat el día después de aprobarse el referéndum de independencia y la Ley de transitoriedad en el parlamento catalán.

Que la política hace extraños compañeros de cama “a estas alturas de la película” es una obviedad. Pero sinceramente, he de reconocer que en este caso ha aumentado mi respeto y mi valoración por algunos políticos, dado que parece que para algunos nunca hay fondo en la paciencia y la templanza que se puede llegar a tener para conseguir un determinado objetivo político. Y como prueba el esfuerzo y trabajo de nuestra Ministra de Sanidad retratándose, día sí, día también durante meses, en los actos para la promoción y propaganda de la ciudad de Barcelona para acoger a la Agencia Europea del Medicamento (EMA), con diferentes autoridades de la Generalitat y del ayuntamiento de Barcelona. A las diferencias ideológicas más que evidentes, ahora habría que sumar su diferente posicionamiento en la tremenda crisis en la que el Estado se encuentra sumido a cuenta de la cuestión catalana.

Ojala me equivoque, pero creo que dado el espectáculo que estamos dando ante nuestros colegas europeos y el resto del mundo y los riesgos más que evidentes de inestabilidad política en la región, junto con otras razones nada desdeñables, como el hecho de que ya hay 5 agencias europeas en España, hace parecer que sea bastante complicado que la EMA finalmente recaiga en la ciudad de Barcelona. Pero como no entiendo de política y ésta es conocida, también, como “el arte de hacer lo imposible” a lo mejor  fruto de razones desconocidas para mí, más allá de tener la mejor candidatura, como pudiera ser reforzar la imagen de España o cualquier otra razón semejante, vayan ustedes a saber, nos la acaban adjudicando. Lo que está claro es que de conseguirse, a la Ministra, y sin duda a todos los catalanes y españoles, le habrá merecido la pena tanto esfuerzo de verse acompañada por líderes políticos con criterios y principios tan dispares a los suyos.

Sea como fuere y como está la situación en nuestro país, no parece que a día de hoy las cuestiones propias del sistema sanitario puedan despertar demasiado interés en nuestros políticos. Si al miedo habitual al actuar e introducir cambios, por un lado por el coste en votos e impopularidad que pueden acarrear esas medidas y por otro por las resistencias de las Comunidades Autónomas, le sumamos los esfuerzos dedicados a conseguir la EMA y ahora toda esta crisis nacional, la realidad es que nos encontramos desde hace meses, no digo yo que no esté justificado, en una situación de “anomia” político-sanitaria sin precedentes.

A las dificultades propias de la aplicación de criterios uniformes en las cuestiones básicas de una actividad esencial para el sistema social de nuestro país, dado el reparto competencial que existe en las autonomías, como por ejemplo sobre los temas relacionados con la igualdad en las coberturas o la equidad en los accesos, hay que sumarle la falta de criterio y unificación de las directivas que se emiten, cada vez más frecuentemente desde la Unión Europea y que cada Comunidad hace suyas según le parece más oportuno ante la falta de acción del gobierno central, complicando cada vez más la gestión del sistema sanitario y haciendo que cada vez se polarice más el funcionamiento del mismo en las diferentes Comunidades Autónomas.

Espero que nos adjudiquen la EMA y también por el bien de nuestro sistema sanitario finalice la crisis política catalana lo antes y mejor posible para todos. Los españoles deseamos tener el mejor Sistema Social del mundo y para eso es imprescindible que el Ministerio de Sanidad se pueda centrar y volcar en los asuntos diarios que afectan al sector sanitario, a los pacientes y a sus profesionales.

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