Quizá por falta de inversión pública, de planificación sanitaria y de gestión de recursos humanos o debido a la inercia de un modelo meramente reparador y hospitalocéntrico, a este país se le está planteando cada vez con mayor crudeza un problema en un sitio que parecía a salvo de ellos, y que creíamos más propio de países con grandes desigualdades y sin Estado de bienestar como Estados Unidos.

Poco tiempo después de que la pandemia haya sometido al sistema sanitario a una gran situación de estrés, la crisis apareció sobre los centros sanitarios de buen número de países y en especial en aquellos con modelos más precarios. Pero incluso en un sistema sanitario público desarrollado como el nuestro y en muchas de nuestras ciudades, hasta hacernos chocar de frente con unas situaciones que no habíamos visto anteriormente, en particular en la Atención Primaria: falta de médicos de cabecera, listas de espera por primera vez en la asistencia primaria, colapsos en las urgencias hospitalarias. Y mucho antes de que nos diésemos cuenta, problemas de accesibilidad, de atención a los ciudadanos y de defensa de derechos que creíamos consolidados, se han puesto encima de la mesa.

De modo que se puede decir que una de las cosas más graves que ocurren actualmente en España es la crisis sanitaria, con las listas de espera de la asistencia primaria y también en los hospitales, el colapso de las urgencias, la muy comentada falta de médicos en determinadas especialidades como la Medicina de Familia, y, también, con la proliferación de facultades de Medicina privadas, además del abuso de la tele-asistencia, etcétera, y en consecuencia la imposibilidad de que los profesionales sanitarios hagan su trabajo con normalidad.

Estos problemas se han presentado con tal rapidez que, distraídos con la ensoñación de tener la mejor sanidad del mundo, como se decía hasta hace poco, todavía no hemos llegado a tomar plena conciencia del agravamiento de estas secuelas pospandémicas. Nuestro país, que durante mucho tiempo ha presumido de importantes mejoras en esperanza de vida o de los avances en alta tecnología en los hospitales, se está quedando con la boca abierta al percatarse de insólitos problemas de los que nunca se había tenido noticia, pero que ya empezaban a aparecer como que los vecinos de muchos ayuntamientos no dispongan de médico de cabecera ni de pediatra.

El problema de la Sanidad en España


Poniendo las cosas en su contexto, el problema de la sanidad en España, definido por los medios por su déficit de profesionales de Atención Primaria y por la crisis estructural que se derivaría de ello, no empezó ni mucho menos con el Gobierno del presidente Sánchez, como por otra parte se encargan de repetir Ayuso y la derecha más reaccionaria, sino que tiene mucho más que ver con la inercia hospitalocéntrica y la consiguiente formación clínica, las políticas sanitarias de las comunidades autónomas (la sanidad está transferida a las mismas) y con una planificación y gestión de recursos humanos que ha sido desde hace muchos años poco menos que despreciativa en particular hacia estos profesionales.

Todo ello ha producido un éxodo de los mismos de los centros de salud hacia las urgencias hospitalarias y de unas comunidades a otras, e incluso a otros países, en busca de mejores condiciones laborales. Recordemos que los médicos con especialidad de medicina de familia atienden no solo centros de salud sino también urgencias hospitalarias y otras responsabilidades de salud pública y de gestión sanitaria.

Un problema general que traspasa fronteras, pero con una irresponsabilidad particular de las derechas y sus gobiernos en las comunidades autónomas, por la que merecen ser tratadas como una de las claves de la crisis que padece nuestro sistema sanitario, y es que en lugar de mantener la identidad de bien público del sistema, han aprovechado la pandemia y antes otros catalizadores de la crisis, como los recortes presupuestarios como consecuencia de la crisis financiera, la privatización de la gestión y la hiperdigitalizacion, para incrementar el negocio privado y deteriorar el servicio público.

Por eso es irresponsable que ahora, en sus propuestas para mejorar la sanidad hablen de retomar el Pacto de Estado, cuando lo rompieron antes de nacer, entre otras cosas por sus diferencias con el modelo comunitario de Atención Primaria y con su defensa interesada de los modelos de gestión privados; junto a la capacidad ejecutiva del Consejo, que reiteradamente cuestionaron a lo largo de la pandemia; así como reivindicando el incremento de plazas MIR de Familia y de otras especialidades, cuando fueron los recortes de su gobierno los que dejaron de formar a más de cuatro mil especialistas. Y de aquellos polvos, estos lodos.


"Si bien es cierto que la sanidad española todavía está tocada y no hundida, también es evidente que se está deteriorando a pasos agigantados"



Y, por eso, es muy necesario que se busquen soluciones cuanto antes y que además se vote con "sentidiño" en las próximas elecciones, porque, si bien es cierto que la sanidad española todavía está tocada y no hundida, también es evidente que se está deteriorando a pasos agigantados, y que si en algunas comunidades se imponen determinados políticos y políticas como Ayuso, estos seguirán actuando al servicio de los que aspiran a deteriorar los servicios públicos y nuestro vigente sistema sanitario en favor del negocio privado.

Es evidente que de seguir con esas políticas aumentará todavía más la gran proliferación de facultades de medicina privadas, que no solo son un atentado a la igualdad de oportunidades, sino que su modelo también es, obviamente, la sanidad privada, lo que todavía agravará más el gran problema que tenemos hoy en día, que es la carencia de especialistas en Medicina de Familia en la sanidad pública, con su asistencia integral y su labor comunitaria y de prevención.

Porque el gran problema en la sanidad pública, lo tenemos en la misma base del sistema, como es la Atención Primaria y la Medicina de Familia. Ahí es donde realmente nos faltan médicos.

Y faltan médicos porque, siendo una figura fundamental en cuanto a accesibilidad y seguimiento de los pacientes, con el exceso de demanda y su deriva hacia un mero ambulatorio, a esta figura y a los equipos de Primaria se les está quitando el prestigio y con ello el atractivo para los futuros especialistas.