Hace ya meses que el problema de la sanidad pública en este país ha quedado relegado a un rumor de fondo. Con la pandemia olvidada por las televisiones y reemplazada por problemas más en auge, la realidad de que seguimos teniendo una sanidad precaria se ha metido debajo de la alfombra.

No hemos oído en prime time los despidos masivos que se están produciendo, ni la persistencia de la temporalidad de contratos. Las reclamaciones y reivindicaciones se han ido diluyendo en la opinión pública. Han vuelto a olvidarse de la sanidad pública hasta que la necesitan, ignorando que si no hacemos nada, cuando la necesiten, quizá no exista.

"A las administraciones les da igual tener especialistas médicos con falta de formación mientras tengan a alguien sentado en una mesa solucionándoles el problema"


Es más, se escuchan tambores de guerra. Hay noticias como la reciente intención de reducir el MIR de medicina familiar y comunitaria a tres años. Les da igual tener especialistas con falta de formación mientras tengan a alguien sentado en una mesa solucionándoles el problema. Se lanzan globos sonda sobre obligar a los médicos a quedarse ejerciendo varios años una vez terminen la residencia en hospitales de difícil cobertura. Es mucho más fácil obligar a un profesional a quedarse contra su voluntad que ofrecerle un contrato decente y condiciones laborales que le animen a ello.

Se habla de abrir las puertas a la libre entrada de médicos sin especialidad a la sanidad pública mientras exportamos especialistas vía MIR a otros países que se nos rifan porque saben que tenemos una de las mejores formaciones que existen. Se pretende, en resumen, seguir precarizando y desmantelando la sanidad pública que deberíamos cuidar.

Y aquí nadie dice nada.

Movilización médica


Por otra parte, se empiezan a vislumbrar tímidamente ciertas peticiones por parte de los sindicatos que llevamos pidiendo desde que el mundo es mundo. Se ha puesto sobre la mesa, por fin, un coeficiente de reducción de la edad de jubilación sin penalización a la pensión. Cosa que debería estar ya más que aplicada como en otras profesiones.

Por las guardias médicas (que no se contabilizan como tiempo trabajado ni se pagan como hora extraordinaria), habremos trabajado una media de 8 años más que otro trabajador a la edad a la que se fija la jubilación, además con repercusión en nuestra salud por las condiciones de nocturnidad y peligrosidad, y habiendo cotizado por dos pensiones máximas ampliamente. Se plantea también desde Europa la necesidad de recortar la temporalidad laboral en España, y se están comenzando a oír mensajes cruzados sobre consolidar trabajadores públicos que lleven cinco años encadenando contratos temporales para un mismo puesto. No sabemos si esto incluye a sanidad, no sabemos en qué condiciones.

"Si como colectivo no nos movilizamos con fuerza, la administración seguirá siendo un empleador que se salta de forma sistemática los derechos laborales que se le exigen a una empresa privada"


Lo que está claro es que nos encontramos en un momento de inflexión, con muchas piedras cayendo sobre el tejado de esta sanidad pública que ya tiene demasiados parches y no aguantará mucho peso. Por muchos rumores que oigamos de reivindicaciones, si como colectivo no nos movilizamos para apoyarlos y reclamarlos con fuerza, la administración seguirá siendo un empleador que se salta de forma sistemática los derechos laborales que se le exigen a una empresa privada.

Hay vientos de cambio, salgamos a izar las velas.