EDITORIAL
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27 feb. 2013 1:04H
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Ana Mato, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, cierra hoy el que ha sido probablemente el mes más difícil de su larga trayectoria política. Las constantes peticiones de dimisión, tanto políticas como mediáticas, han tenido un lógico eco en la sociedad, que ha mostrado en diversas encuestas su preocupación por la posición de la ministra. Las nuevas revelaciones policiales sobre el controvertido origen de algunos gastos familiares de Mato y su exmarido Jesús Sepúlveda –pagados supuestamente por la trama Gürtel- han sido convenientemente amplificadas por los medios y aprovechadas por la oposición para tratar de derribar a la ministra y con ello desgastar al presidente Rajoy. Pero Mato, de momento, ha aguantado el tirón.

Dos han sido sus principales argumentos, reiterados durante estos días: uno, los nuevos informes policiales no son en realidad nuevos y ya fueron juzgados en lo que se refiere a su persona; dos, no se la puede acusar por los negocios de otra persona, en este caso, su exmarido. Habría que añadir un tercero, acaso el más importante: el apoyo explícito de Rajoy, que, en un alarde de lo que él mismo definió como acto de justicia, decidió hacer pública su confianza en la ministra “porque ella lo merece”.

Hoy Mato comparece en la Comisión de Sanidad del Congreso, en una cita esperadísima, que acumula nada menos que 51 puntos en el interminable orden del día, que será casi imposible cumplir. La ministra llevaba más de un año sin comparecer, y las materias acumuladas son de lo más variopinto: sostenibilidad del SNS, dependencia, recortes, universalidad, copago y un largo etcétera en el que a buen seguro no queda fuera ningún tema de actualidad que preocupe al sector sanitario.

Haría bien la ministra en aprovechar a fondo esta gran oportunidad para recuperar la iniciativa política. Está en su mano que su imagen deje de relacionarse con dudas, corrupción y lujos, y vuelva a ser vista como la política experimentada que presta todo su bagaje al fortalecimiento e impulso del sistema sanitario. Tampoco vendría mal algún contenido de alcance en su comparecencia, que los periodistas podamos convertir en noticia de verdad, para hablar de la sanidad, que es lo que nos interesa, por lo menos a algunos, y no de Gürtel, cuyo alcance e influencia debe, por fuerza, resolverse y sustanciarse en otras instancias, muy alejadas de la sanidad.

Cuando la ministra saltó a las primeras planas de los medios de información general, Redacción Médica advirtió que la gran perdedora de esa noticia era la sanidad. Si la ministra Mato logra salvar el escollo Gürtel y reconducir el debate sobre su situación política hacia el más general –y sin duda interesante- de su gestión al frente del Ministerio, la gran ganadora de ese giro sería, sin duda, la sanidad. Hoy empezaremos a salir de dudas.


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