ADDAH MONOCEROS ES MÉDICO INTERNA RESIDENTE DE FAMILIA Y RESISTENTE
Confesiones de una médica especialista y resistente
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4 feb. 2019 11:00H
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Carta al número 1 del MIR:

Ignoro quién eres. A decir verdad, a las puertas de mi último año de residencia MIR, no estoy del todo puesta en este tema. Hace tiempo que ya no siento la misma curiosidad por saber cómo ha sido el examen o qué preguntas han comprendido lo más destacado en esta edición. Y, sin embargo, no hay convocatoria en la que el número 1 del examen no aparezca en las portadas en cuanto su nombre se hace público. Y siempre con el mismo titular: “Fulanito, número 1 en el examen MIR”. Seguido, cómo no, de un consejo recurrente, un consejo que se me clava dentro con amargura: “El secreto es ser constante y estudiar cada día”.


"Créenos, número 1 del MIR, que sabemos de buena tinta lo que es ser constante y estudiar cada día" 


A veces, la cosa cambia: “El secreto estriba en no perder la ilusión.” Algunos números 1 van más lejos: “El secreto es confiar en ti mismo y hacer caso a lo que te dicen en tu academia”. Siempre así. Comentarios que, si bien van cargados con la mejor intención, me parecen un insulto a los miles y miles de aspirantes más. ¿Acaso ellos no han sido constantes? ¿Acaso el resto no ha estudiado cada día? ¿Acaso no han sido fieles a las recomendaciones de su academia? Por supuesto, al haber miríadas de opositores a la prueba, entiendo que muchos de ellos no han podido dedicarse a ella tanto como otros.

Los hay que se presentan únicamente por “ver el examen”. Los hay que, acuciados por problemas familiares o de cualquier otra índole ajena a la vida académica, no han podido volcarse en el estudio como deberían haber hecho. Pero la inmensa mayoría de los que hemos hecho el examen MIR nos hemos dejado la piel. Créenos, número 1 del MIR, que sabemos de buena tinta lo que es ser constante y estudiar cada día. Lo hemos hecho durante seis años de carrera. Qué leches, lo hemos hecho desde Bachillerato. Desde antes incluso de Bachillerato. Hemos sido luchadores incansables, unos auténticos empollones desde el día en que decidimos que queríamos ser médicos. No vengas a darnos lecciones de constancia cuando, en este examen, el porcentaje mayoritario de opositores está compuesto de alumnos excepcionalmente brillantes. Sabemos lo que es la perseverancia.

Ahora bien, esto no hace del número 1 alguien menos meritorio. Quien es capaz de alzarse con el primer puesto en un examen de tamaña envergadura es loable cuanto menos. Se trata de una persona que indiscutiblemente ha trabajado mucho y muy duro, alguien que, seguramente, ha hincado codos y sudado lo más grande. Jamás me veréis decir que un número 1 del MIR no merece tal honor. Lo hace. Tiene toda mi admiración, todo mi reconocimiento. Pero no me escuchará decir que es más válido como médico que el que se ha quedado sin plaza. No me escuchará decirlo, porque no lo creo.

El número 1 del MIR es una persona inteligente y trabajadora que también ha demostrado ser buena en los exámenes tipo test y que ese día se encontraba en unas facultades mentales óptimas. Todo esto es maravilloso, pero no constituye ni un 1 por ciento de lo que hace a un buen médico. Un buen médico se define por su honradez, por su bondad, por su capacidad altruista, por su deseo de seguir aprendiendo, por su autocrítica, por su sensibilidad y empatía. Y esto lo puede tener el número 1 del MIR o el número 7300. Es algo totalmente independiente a la nota del examen.

De manera que, querido número 1 del MIR, mi más sincera enhorabuena. Aúnas cualidades académicas excelentes y, si has llegado hasta aquí, deseo fervientemente que tus intenciones sean las de aprender al máximo de tu formación especializada y de procurarle salud y bienestar a tus pacientes. Pero hoy, más que nunca, quiero felicitar a los miles y miles de opositores al MIR que no aparecerán en los periódicos pero que también sostienen el sistema sanitario.


"Quiero felicitar a los miles y miles de opositores al MIR que no aparecerán en los periódicos pero que también sostienen el sistema sanitario"


A todos los que saben que “el secreto no es estudiar todos los días” porque ya lo hacen de base. A los que defienden que el auténtico “secreto” no se enseña en los manuales: que la nota no define lo que uno es. A los que han peleado duro, a los que han hecho frente al examen, a los que conseguirán la plaza soñada, a los que tendrán que volver a intentarlo o se conformarán con otra distinta. A los que se sienten felices, a los desilusionados, a todos.

Todos vosotros sois los número 1 del MIR. Pero el MIR no deja de ser eso: 235 preguntas en un folio de papel, 5 ínfimas horas de vuestra vida. No dejéis que esto marque vuestra trayectoria. Seguid luchando, seguid con esa constancia — pero no sólo la de sentarse frente a un manual y empollarlo. Cultivad, en cambio, la constancia de ser buenas personas. Ese es el auténtico secreto. Ese es el puesto que todo médico debería querer alcanzar. El resto, amigos, es mera burocracia

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